En la Guiteras cada minuto cuenta. Las labores no cesan para rescatar al trabajador atrapado (+fotos)

Las fuerzas de los Bomberos y la Cruz Roja que accionaban durante la madrugada en el área siniestrada para rescatar el cuerpo de un trabajador que permanece sepultado bajo los escombros, debieron replegarse ante el peligro de derrumbe y por el gran volumen de hollín concentrado contra una pared

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Hasta el momento el saldo del derrumbe es de tres heridos, un fallecido y un hombre atrapado. (Fotos: Girón y Facebook)

Dos personas fueron rescatadas con vida, un fallecido y una persona permanece atrapada tras el derrumbe de un tabique en el área de la chimenea de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas. Durante toda la madrugada continuaron las labores de búsqueda. Cada minuto cuenta.

Al rededor de las cinco de la mañana, el periódico Girón informaba que Misbel Palmero Aguilar,  director general de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras dijo que:  “En estos momentos estamos moviendo un equipamiento que está trabajando en el Hotel Saratoga, que es un martillo, para poder romper el muro de afuera, la parte exterior, y poder acceder y sacar el hollín por otra vía, que no hemos podido todavía acceder”.

“El equipo se está moviendo en estos momentos y debe llegar en un estimado en 4 – 5 horas”.

A la misma hora en que una pared se desploma, una puede estar leyendo un libro, abrazando a un hombre, revisando un texto, fregando platos, o sintiendo una brisa deliciosa y feroz.

Una pared se desploma y no hay estremecimientos en el aire que anuncien la desgracia, no se detiene el tiempo, ni los gritos traspasan las paredes de la casa.

Pero en alguna parte que es un lugar específico una pared se desploma, y cuatro hombres quedan sepultados por capas de ladrillos, por hollín y por todo el miedo del mundo.

Y esa pared desplomada no cae solo sobre cuatro vidas sino sobre muchas otras vidas a ellas conectadas que también leen, trabajan, friegan platos, y hasta sonríen sin saber que en ese preciso instante la hondura terrible que llamamos fatalidad los está marcando para siempre.

La capa opresora de materia sucia dejará salir a algunos hombres y a otros los sacarán siendo ya solo el amasijo de recuerdos que guarden los suyos.
Y la vida seguirá, tan terrible y bella, y no pensaremos mañana en qué pared será la nuestra, o la de los nuestros; de hacerlo, el hecho de vivir sería insoportable.

Pero la hipotética pared existe. Quizá pensar en ella a veces nos haría más conscientes, o tal vez más generosos, o tal vez más amantes. Quizá.

Ernesto: Entre el dolor y el deber

La tarde transcurría con un viento tan dulce como el sabor de un exquisito café. Era viernes santo, reseña Roxana Valdés para TV Yumurí.

Las butacas y los adoquines del portal fueron los principales cómplices.
Erne como todos llaman cariñosamente descansaba en el regazo de su habitación.

El teléfono suena inesperadamente. Del otro lado del auricular una voz que transmitía el lamentable hecho ocurrido en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas.

Al conocer la noticia del colapso de la pared al interior de la chimenea de la Guiteras no podía contenerse en casa. Desde el mes de febrero estudia para especializarse en salvamento y rescate en la Escuela Nacional de Bomberos.

El suceso lo sabían pocas personas. En busca de Dariel Cepero, otro rescatista y vecino,  acudió en busca de información. Solo avisaron a Erne, quizás por la experiencia.

Después de una semana sin visitar el hogar y tras un largo viaje de más de 100 kilómetros desde la capital del país hasta su natal Unión de Reyes, visitaba su casa en un pase corto para reincorporarse el lunes al centro de estudios.

“Tengo que ayudar, mis compañeros me necesitan”, fueron las primeras palabras del joven al saber la noticia.

El overol y su disposición, fueron las principales herramientas que necesitó para transportarse minutos después de conocer el fatídico incidente.

No importó que fuese un viernes feriado, ni el déficit de transportación para trasladarse de un lugar a otro. Lo importante para Ernesto: ayudar a los necesitados.

En casa quedó la preocupación de una familia toda por el más pequeño de los hijos. El llanto de una madre también.

Con tan solo 23 años Ernesto Luis Linares García, técnico de salvamento y rescate del Comando número 1de Bomberos de la ciudad de los puentes estuvo en el incendio de grandes proporciones en la base de Supertanqueros.
Ocho meses después, la ciudad dormida,  como algunos suelen nombrar a Matanzas vuelve a pasar por momentos que duelen y entristecen a un pueblo entero.

El hollín y la negritud en los rostros de los rescatistas, cuerpo de bomberos y personal de rescate no imposibilita que continúen la búsqueda del trabajador desaparecido.

Horas sin descanso. El tiempo de dormir en casa junto a la familia quedó a un lado.

Del dolor y la angustia de los familiares conocen el personal que trabaja ininterrumpidamente.

Los matanceros recuerdan los sucesos acaecidos en la base de Supertanqueros. Las máscaras oscuras esconden a muchos jóvenes, esos que dieron su paso al frente cuando la extinción del incendio de grandes proporciones hace menos de un año.

La sencillez, valentía y el amor al prójimo devuelven la esperanza de un pueblo abatido y demuestra una vez más el lado del deber de jóvenes de estos y todos los tiempos.

(Noticia en construcción)

Cubadebate

Texto de Cubadebate

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