Han pasado 62 años del aterrador crimen cometido contra el adolescente Conrado Benítez y el campesino Heliodoro Rodríguez y, como cada año en esta fecha, ambos mártires recibieron este jueves el homenaje de pueblo.
En la Escuela Secundaria Básica en el Campo (ESBEC) que lleva el nombre del bisoño educador en la comunidad de Pitajones, municipio de Trinidad, en la provincia de Sancti Spíritus, se realizó un encuentro de generaciones.
Durante la reunión, los estudiantes con su claustro de profesores intercambiaron con pobladores de la zona y campesinos que conocieron tanto al joven maestro como a Heliodoro.
La ocasión resultó propicia para estimular el interés por las carreras pedagógicas en los alumnos, con el objetivo de que varios de ellos opten por el magisterio, lo cual servirá para mantener viva la imagen de Conrado al seguir su ejemplo de educador.
Fue a raíz del triunfo de enero de 1959, cuando el adolescente, nacido en Matanzas, estaba concluyendo el primer año de bachillerato y en medio de la vorágine del proceso revolucionario, el Comandante en Jefe Fidel Castro compareció ante las cámaras de televisión y llamó a los jóvenes que tuvieran cierta preparación cultural para trabajar como maestros voluntarios.
Conrado no dudó un instante para responder a este llamado que era la invitación a participar en una de las más nobles y hermosas tareas: enseñar, educar, sembrar ideas, por lo que integró el primer contingente de estudiantes que partió a la Sierra Maestra, donde se inauguró, en Minas de Frío, la escuela de capacitación pedagógica.
En septiembre de 1960 recibió la orientación de partir hacia las montañas de El Escambray, y con la alegría del que se siente llamado a fundar, preparó su mochila, sus libros y acompañado de sus sueños marchó a hacer el bien.
Junto a un grupo de campesinos levantó la primera escuela de la zona de Pitajones, donde por el día más de 40 niños recibían sus enseñanzas y por la noche los adultos aprendían a leer y a escribir.
Pero las bandas contrarrevolucionarias que operaban en aquella región serrana querían impedir a toda costa que los montañeses fueran alfabetizados, con el propósito de poderlos convertir en enemigos de la Revolución.
Un día como hoy una banda de alzados tenía en su poder a Conrado y a Heliodoro, quienes luego de ser torturados salvajemente fueron privados de la vida.
Al joven de 18 años lo sacan de la improvisada jaula en la que lo tenían prisionero, le dan varios golpes con la culata de sus armas largas y lo pinchan con una bayoneta; un hilo de sangre corría desde un oído, su nariz había sido fracturada y su rostro se mostraba inflamado por las golpizas, varias de sus costillas fueron quebradas y, por si fuera poco, cortaron sus genitales.
Después de colocada la soga al cuello, el jefe ordena que la halen. El cuerpo del joven es suspendido y bajado a cortos intervalos prolongándose así la agonía en el momento de la muerte, la que compartió con Heliodoro Rodríguez, al que también torturaron sin clemencia.
A pesar de este y otros asesinatos, la barbarie no pudo imponerse a la cultura y prueba de ello fue que el 22 de diciembre de aquel propio año de 1961, el Comandante en Jefe declaró a Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo en la Plaza de la Revolución José Martí, en la capital del país.
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