Con 17 años de creado y 44 niños incorporados en la actualidad, el programa de equinoterapia de la provincia de Sancti Spíritus continúa consolidándose hoy en la promoción de esta práctica como complemento a otras técnicas de rehabilitación, una acción que mucho agradecen las familias cuyos hijos presentan algún tipo de discapacidad.
Hace casi una década, Iliana González, madre de un espirituano operado de craneofaringioma y con un infarto cerebral, llegó al proyecto Esperanza, tal como se le ha denomina a la iniciativa que, a partir de un personal calificado y entrenado, potencia múltiples actividades con los caballos para contribuir al desarrollo cognitivo, físico, emocional o social de personas con disímiles patologías.
Desde el Parque de Ferias Delio Luna Echemendía, de la ciudad del Yayabo, sede por excelencia del programa que se ha aplicado con éxito en otros territorios de Cuba, González relató a la Agencia Cubana de Noticias las condiciones difíciles en las que estaba su hijo al inicio de las terapias.
Sin embargo, dijo que con la participación del equipo multidisciplinario, ha experimentado avances en el lenguaje, logró caminar y alcanzar cierta independencia.
Aun cuando, con 19 años, el joven recibe un seguimiento en otras instituciones de Salud de esta región central, su progenitora agradeció las constantes visitas y atenciones de los integrantes de Esperanza, quienes, además, contribuyen con el apoyo a los familiares, un aspecto que catalogó como decisivo para el cuidado de “su pequeño”.
María Elvira Dávila Viamontes, directora de la Empresa Flora y Fauna Sancti Spíritus, refirió que el programa es coordinado también por otras direcciones provinciales, como las del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, Salud y Educación; el fin es lograr mejoras en el equilibro, la postura, la autoestima y en las relaciones con el entorno, aseveró.
Según la fisioterapeuta Elena Cepeda, tras una valoración detallada de las discapacidades de los menores, se decide el tipo de ejercicios a aplicar y su frecuencia; hay niños, por ejemplo, que vienen todos los días, detalló.
Con orgullo, habló de quienes acuden con muchísimas dificultades para caminar y coordinar sus movimientos y, con el tiempo, consiguen hacerlo sin ayuda y no están todo el tiempo sentados en sus casas.
Para la máster en Ciencias Lidia Jaime Cañizares, otra de las especialistas que forma parte del colectivo, una de las fortalezas del proyecto es la integración que se logra entre las disciplinas para trabajar terapias ocupacionales y físicas, la propia equinoterapia y la logopedia; y ello, aseveró, se traduce en una impacto favorable en la debilidad muscular que tienen muchos de estos infantes, en el habla y en el sistema locomotor.
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