En Esmeralda Laredo González no caben las vanaglorias. Ni siquiera su licenciatura en Derecho o su maestría en Desarrollo Local hacen que suene altisonante. Esa sencillez congénita le ha permitido abrirse camino en la vida, pues antepone la humildad y la vocación de servir a los demás.
Quizás por eso, es la primera en salir de casa y la última en llegar. En el trayecto hasta la Delegación de la Agricultura, en Yaguajay —donde labora—, lo mismo saluda a campesinos, profesores, estudiantes… que a una ama de casa. Y es que esta mujer, nacida en el corazón del barrio África, no hace diferencia entre una persona y otra. A cada uno de sus coterráneos los abraza sin protocolo.
Mas, Esmeralda no es un ser de otro planeta. Todos los días sale con problemas sobre los hombros: los suyos, y los que debe resolver como especialista en Normativas Agrarias en su centro laboral. Sin embargo, para cumplir sus encargos exprime el tiempo y termina la jornada casi al borde de la próxima.
De ese empeño dan fe los vecinos de la Circunscripción No. 7 del Consejo Popular Sansariq, quienes no dudaron en elegirla como delegada en las más recientes elecciones de delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular. Sabían de sobra que el peso de toda una comunidad podía contar con ella.
Aunque pudo haber asumido tal responsabilidad desde hace tiempo, la vida quiso que fuera ahora, justo cuando también se encuentra entre las dos candidatas a diputadas al Parlamento por el municipio de Yaguajay.
Desde los legendarios problemas con el agua, la distribución de los productos de primera necesidad, la preocupación por las personas vulnerables, por los ancianos, los jóvenes, el arreglo de las calles, hasta las inquietudes más álgidas cobran vida en la cotidianidad de Esmeralda, quien abre siempre las puertas a los más de 600 electores de su circunscripción
“Lo primero que tiene que tener un delegado para representar bien al pueblo es preparación. También hay que conocer bien a la gente y saber qué tratamiento darle a cada persona”, recalca la delegada, quien tiene a su favor la experiencia de 11 años como funcionaria de los Comités de Defensa de la Revolución en esa área.
Con estas armas logra intercambiar con la totalidad de sus electores, que la abordan en cualquier espacio para tramitar sus inquietudes. “El delegado tiene que sacar el tiempo para atender a los ciudadanos. Ellos te ven como alguien que va a resolver su problema, y eso ya es una gratificación”, apunta.
“Le he dicho siempre a mi gente que, para hacer un planteamiento, cualquier horario es bueno. Además, me gusta visitar a los electores para constatar sus verdaderos problemas porque, si yo no recorro Yaguajay, ¿cómo me entero de lo que pasa? De esta forma, puedo establecer proyecciones, encontrar respuestas”, añade.
Y es que Esmeralda tampoco ha escapado de los sobresaltos. En carne propia vivió días duros como damnificada por eventos meteorológicos, de ahí que valore aún más el rol del delegado y entienda que estrechar el vínculo con los pobladores resulta la clave para lograr una buena gestión.
Lo ha comprobado en estas jornadas durante los recorridos por las comunidades del municipio. “Por mi trabajo me toca visitar todas las zonas de Yaguajay, por tanto, es imposible que no llegue a las localidades. Eso me ayuda a conocer lo que le preocupa a la gente. El sentido de pertenencia es lo que va a primar en Esmeralda”, confiesa.
Aunque haga malabares para cumplir con las inspecciones y no dejar a la deriva las tareas hogareñas y de la comunidad, tiene claro que sin el apoyo de la familia no pudiera lograrlo.
“Para mí lo primero es la familia, porque sin ella usted no llega a nada. Siempre he tenido su apoyo y el de algunas amistades que han colaborado en todos mis proyectos”, constata.
Sin dudas, Esmeralda Laredo González es una mujer dichosa. Y, aunque tiene sueños que se le escapan por los ojos, ser candidata a diputada a la Asamblea Nacional no le pasó por la mente.
“Estoy orgullosa, agradecida, complacida y comprometida con el hecho de que mucha gente reconozca el trabajo que uno hace. Saber que puedo representar a Yaguajay me enorgullece mucho más, porque soy de aquí. Le debo mucho a la Revolución, porque si viviera en un país capitalista no hubiera diputados negros y, mucho menos, mujeres. Solo en nuestra Revolución se dan estas grandes cosas”, concluye.
Y mientras espera que este 26 de marzo las urnas digan la última palabra, Esmeralda está tranquila, con el regocijo de identificar al pueblo yaguajayense, del cual se siente parte. Es, tal vez, su manera de darle a la vida, y a su familia, todo lo bueno que le han entregado.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.