Que a falta de tres subseries los Gallos se encuentren aún en zona de clasificación, aunque estén en sus bordes, es una señal en dos sentidos: en el de la esperanza y en el de la preocupación.
Lo primero, porque resulta un aliciente que en medio de una reñida competencia y las carencias que ha presentado el conjunto, los ahijados de Lázaro Martínez se mantengan de lleno en la pelea por los ocho boletos a la siguiente fase y con opciones que dependen de su propio desempeño. Lo segundo, porque en la cerrada lucha existen al menos 14 elencos con posibilidades, aunque sean matemáticas, y ello obliga a que cada uno salga al terreno a ganar ya que las diferencias entre uno y otro en la tabla de posiciones son mínimas y borrables de un juego a otro.
Pese a que, según el calendario, a la fase clasificatoria le restan 15 partidos, a todos los equipos les queda al menos un juego pendiente y en el caso de los yayaberos son tres. Lo más seguro es que haya que jugarlos para el reparto de plazas, cuando entonces sí entran al terreno hasta las especulaciones, sobre todo en las selecciones que a esa altura se vean o estén literalmente eliminadas.
Por lo informado por la Comisión Nacional de Béisbol, parte de esos partidos pendientes se desarrollarán en la semana que media entre la parada de la campaña, el próximo 18 de junio, y la arrancada de los Juegos Centroamericanos. Y quizás tengan que retomarse esos juegos al regreso de este evento ya que en esta última semana han aumentado las suspensiones por la presencia de la lluvia en casi todos los estadios.
Además, el balance en cuanto a victorias y derrotas ha sido positivo para los yayaberos y en solo una subserie han estado fuera de la zona de clasificación; lo cierto es que los Gallos se han mantenido en el vórtice de la tormenta en sus últimas presentaciones y han mostrado capacidad de reacción para responder a momentos exigentes. Un ejemplo ha sido el cotejo más reciente ante Villa Clara, en el que, tras recibir un no hit, no run, fueron capaces de ganar el juego siguiente.
De todas maneras, algo es notable: la inestabilidad y la merma ofensiva que ha experimentado el conjunto en el último tramo, al margen del rival que hayan tenido delante, y que se acentuó tras la subserie ante Cienfuegos.
El average, por ejemplo, es el tercero más bajo de la justa: 271 y la producción de carreras, de manera general, varía mucho de un juego a otro, con un promedio de unas cinco por encuentro y, por lo que dicen los desafíos, le está costando, en ocasiones, mucho trabajo fabricar las carreras.
La merma parece tocar, indistintamente a casi toda la alineación. De ahí que Lázaro Martínez se haya visto forzado a mover sus hombres, según los dictados de cada partido, con decisiones como usar como cuarto bate a Alberto Rodríguez, tocar la bola con un hombre lesionado para “anunciar por adelantado” un doble play o llevar a primera base a un receptor en nómina como Carlos Chávez, aunque recientemente este justificara la decisión con su primer cuadrangular en Series Nacionales.
No puede perderse de vista que ya el peso de un cronograma intenso, con una carretilla de encuentros por semana, todos jugados bajo el azote del sol, les pasa factura a no pocos peloteros, incluidos los jóvenes, mucho más en un equipo que no tiene muchas opciones en el banco para encontrar reemplazos eficientes. A ello se unen las lesiones de las que no escapa ningún elenco.
Al referirse a ese punto, el propio Lázaro Martínez, el mánager es consciente de los cuestionamientos de la afición sobre determinadas decisiones y las justificó de este modo: “Como hemos dicho, nos preocupa la juventud del equipo porque pienso que para enfrentar 75 juegos hay que tener experiencia, cierta longevidad. Lo que hemos decidido es que va a salir a jugar el que esté bien, al margen de las opiniones, por ejemplo, este elenco está sin un cuarto bate porque no lo tenemos, por eso el que esté en ese turno toca la bola si la tiene que tocar, o si tiene que hacer un amago, lo que sea, ese es el juego. Tuve a Yunier Mendoza (lesionado) en ese bate, pero no funcionó del todo, por eso hablamos con él y lo pusimos como segundo bate, su posición de años, es verdad que le resta velocidad al equipo, pero hay que jugársela, y es lo que hacemos en esta recta final”.
Un aliciente para estos finales pudiera ser el aporte desde el box de hombres como el zurdo Alex Guerra, que tuvo ante Villa Clara su apertura más convincente y de Edgar Zulueta, el exjuvenil que logró ante este propio elenco su primera victoria en Series Nacionales.
El cierre de los espirituanos parece exigente y también presionado, otro enemigo a enfrentar en lo adelante. Se miden desde este sábado en calidad de visitantes a Holguín, uno de los que coquetea seriamente en los bordes de la zona clasificatoria. Luego regresan a casa para jugar con el actual campeón Granma, salvable solo por las matemáticas, pero que siempre ha sido rival difícil para los nuestros, y cierran con Las Tunas, uno de los que mantienen los primeros puestos en la tabla, mas no tiene seguro su pase.
De momento nos toca estar con calculadora en mano al cierre de cada partido y al tanto de la tabla y sus movimientos, en la que por días se forma el cachumbambé y ni los que hoy van delante están seguros, aunque sí menos presionados que los Gallos.
Ariel Zerquera deben cambiarlo del rol de abridor a relevista para que gane en confianza que la ha perdido. Mendoza cuando se puede incorporar al equipo? Que sucede con Brañas? Sin batear y hacerlo con poca oportunidad obliga a los lanzadores a un esfuerzo extra. Yo confío en los gallos para que puedan entre los 8 primeros.