Aunque siempre ha tenido historia propia, de un tiempo para acá la brigada de Jarahueca —técnicamente la 44126— se ha vuelto una agrupación imprescindible a la hora de emprender cualquier trabajo en el ámbito ferroviario de la provincia de Sancti Spíritus.
Asentada en la línea norte —construida en las primeras décadas del pasado siglo que conecta varias regiones del centro del país— y perteneciente a la actividad de vías y puentes, la brigada tiene su ocupación principal en esa área, actualmente con un bajo nivel de explotación si se le compara con otras épocas.
Sin embargo, su actuar ha trascendido las fronteras del poblado y también ocupa tiempo laborando en otras vías férreas, lo mismo cambiando traviesas que reparando puentes o sacando la cara por el ferrocarril espirituano en cuanto descarrilamiento u otra interrupción ocurra en las líneas de la provincia; desempeño que bien merece ser más correspondido con el aseguramiento de medios de protección y mejor calzado para cuidar a los trabajadores.
Esa laboriosidad no empezó ahora, sino que tienes raíces casi a la par de la construcción de la línea norte, enmarcada según reportes de la época entre 1916 y 1919, pues trabajadores de la zona se arrimaron a esa obra desde su primer trazado con traviesas de madera; luego echaron la vida entera atendiendo la vía.
Tal dedicación ha trascendido a generaciones del poblado; hasta se dice que unos a otros se fueron pasando el conocimiento y la experiencia. Lo cierto es que los obreros de hoy parecen tener la misma hombría de aquellos que décadas atrás, de tanto trabajar al sol, dejaron en la línea norte, más que el sudor, la piel.
Por eso todavía en Jarahueca y sus alrededores se recuerda a José Darias (Bragao), Alberto Vila, Manuel Camacho, Jesús Darias, Baldomero y Antonio Morales; algunos de aquellos curtidos trabajadores que trepaban al amanecer a lo que antes llamaban cigüeña o chispa, y salían a remendar el camino de hierro, entonces la principal vía de comunicación terrestre en la zona.
Israel Pis Lorenzo, con más de 30 años arrimado a los rieles y los puentes, es la figura que hoy aglutina, comanda y hala al pequeño colectivo; “el maestro”, aseguran allí. “En la provincia no hay una brigada como esta, sabe trabajar, es muy unida y cumplidora”, contó en plena área del distrito a un costado del asentamiento, donde radica la brigada.
Aunque algunos jarahuequeños relacionan el buen estado de la línea con el hecho de que últimamente apenas pasan trenes por allí, especialistas en la materia aseguran que lo que más deteriora la vía es que no haya circulación del tren. Más allá de esa dicotomía, a la brigada 44126 le toca mantener la vitalidad de la vía y sus fajas en un tramo de 16 kilómetros entre San Agustín y Mérida. El trabajo de la brigada es en ese segmento, “cuando se presenta una necesidad en algún lugar de la provincia, un descarrilamiento, allá vamos, nos toca por el oficio”, relató el reparador Armando Carratalá.
“Bueno, sin exagerar te digo que cuando hay un descarrilamiento por ahí, somos los primeros en llegar y, casi siempre los últimos en irnos; casi todos los puentes de la provincia los arregla esta brigada. Pasé una escuela de puentes, de vías no, aprendí con los más viejos aquí y ahora enseño a los muchachos nuevos. Hasta ahora por donde yo he pasado no se ha descarrilado ningún tren”, afirmó.
En esta línea se trabaja duro, precisó Pis Lorenzo y añadió: “En los años 80 se echó nueva, la clave para tenerla en buen estado es el mantenimiento; al no pasar casi trenes existen más posibilidades para que la hierba se la trague, como ha sucedido en otros lugares; pero esta brigada vive arriba de los rieles y las fajas, es nuestro trabajo, lo hacemos con dedicación, en condiciones difíciles porque es totalmente a la intemperie, toda la vida ha sido así”.
Como fuerza de terreno, la dotación está integrada por 10 reparadores y un camina-vías; este último dedicado a repasar la línea para detectar cualquier defecto o problema. En la nueva hornada de la brigada se alistan trabajadores como Raúl García y José Ignacio Pérez, atrapados también por la rudeza de un oficio que ha perdurado durante generaciones en Jarahueca.
“Todos en la brigada halan parejo y el que no aguanta ese ritmo, él mismo se va. Aquí no hay aula ni clases, la escuela es estar arriba de los rieles, de la traviesa. En lo personal vivo para mi trabajo, no sé si cuando por la edad ya no pueda continuar aguante estar tranquilo en la casa; a lo mejor sigo viniendo todos los días a la línea, porque esto ha sido mi vida; y los puentes, lo que más me ha gustado”, aseguró Israel Pis Lorenzo.
Fui un viajero constante por mucho tiempo de esa linea norte, como la conocemos quienes vivimos cerca de ella, y la brigada de Jarahueca era presencia habitual en la misma. De hecho, en la parte de la via que atienden es donde los trenes «aprietan el paso», sabedores de que van por el segmento de mayor seguridad y calidad. Alegra saber que la tradicion se mantiene entre los jarahuequenses, quienes tienen a la linea norte y su estacion entre los simbolos del poblado.
Es bueno saber que hay hombres entregados a esta labor tan necesaria. Ojalá algún día se rescate la vía que une a Fomento con Placetas y que tantos problemas de transporte resolvía, más ahora que la ruta de omnibus Fomento – Santa Clara ya no existe.