Las investigaciones sobre la presencia de microplásticos en ecosistemas marinos, desarrolladas por el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (CEAC) y potenciadas durante el Bojeo a Cuba, marcan un referente de importancia en las ciencias oceanográficas en la mayor de las Antillas.
En conferencia de prensa ofrecida por integrantes de esa expedición científica en la noche de este 3 de agosto, la Doctora en Ciencias Patricia González Díaz, presidenta del Consejo Científico del Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, subrayó que contribuirán a suplir un vacío de conocimientos sobre el efecto de esas sustancias en la salud de organismos marinos y terrestres.
Se determina —ejemplificó— que los microplásticos forman parte del cerebro de los peces y el estómago de los corales, además de incorporarse al ciclo alimentario de la especie humana, por tanto, la ciencia se orienta a evaluar el grado de esa contaminación y sus impactos en diferentes hábitat.
González Díaz significó que estos estudios poseen especial interés para Cuba y la región del Caribe, donde se desarrolla el turismo como uno de los renglones económicos principales, por tanto, la conservación de los fondos marinos y litorales resulta indispensable para satisfacer exigencias de los clientes vinculadas a la calidad de los balnearios y las actividades náuticas.
Asimismo, es importante evaluar cómo los microplásticos se incorporan a organismos como los peces, que forman parte de la cadena alimenticia de otras especies, incluidos los seres humanos, cuya salud pudiera estar en riesgo al consumir las diminutas partículas del material dúctil, en ocasiones vertido de forma indiscriminada al entorno.
Durante los monitoreos en ecosistemas marinos y costeros, que continúan hoy en la cayería norte de la provincia de Villa Clara, los especialistas también efectúan mediciones de la calidad de las aguas que circundan los arrecifes de corales.
En recientes declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias, investigadores del CEAC refirieron la presencia de microplásticos en playas de la zona central de Cuba, confirmada a partir del análisis de 70 muestras de arena correspondientes a balnearios de los litorales norte y sur, de las cuales 40 evidenciaron partículas del material dúctil, con variedades de formas, tallas y composiciones químicas.
Desarrollado durante el año 2022, en la porción sur de Cuba el sondeo abarcó las playas Tetas de Tomasa, situada en la bahía cienfueguera, y Rancho Luna, que recibe los impactos del turismo local; mientras, en la ribera opuesta tomaron como referencia los balnearios Las Gaviotas, área protegida con categoría de Refugio de Fauna, y El Cañón, ambas pertenecientes al destino turístico Cayos de Santa María, del territorio villaclareño.
Excepto El Cañón, las restantes playas evidenciaron contaminación por microplásticos, sustancia considerada una amenaza global para la conservación de la biodiversidad, los océanos, mares y recursos marinos, por tanto, contraviene los principios de desarrollo sostenible.
Arianna García Chamero, investigadora del CEAC, puntualizó que las mayores concentraciones se registraron en Tetas de Tomasa, sitio que recibe un fuerte impacto antropogénico y de la zona industrial cienfueguera.
Resaltó que en el examen de las muestras intervinieron laboratorios del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), entidad a la cual se vincula el CEAC, y, a los estudios efectuados en playas de Cayo Santa María se sumaron especialistas e investigadores del referido ecosistema priorizado.
Las indagaciones sobre contaminación por microplásticos se realizan a partir de la metodología de la Red de Investigaciones Marino Costera —institución de la región del Caribe encargada de estudiar los estresores marinos—, de manera que luego se pueden establecer comparaciones con otros sondeos efectuados en el área donde se ubica el archipiélago cubano.
En la mayor de las Antillas, los estudios sobre la presencia de microplásticos en la naturaleza fueron promovidos por el CEAC en el año 2016, a partir de indagaciones que determinaron la existencia de esas partículas en sedimentos, agua y material biológico, lo que constituyó un punto de partida para desarrollar esta línea de investigaciones.
Con reconocido prestigio a nivel internacional, los profesionales de ese centro se han capacitado dentro y fuera del territorio cubano, y, en la actualidad, reciben los beneficios del proyecto internacional RLA 7025, que fortalece las capacidades para el análisis de estresores ambientales.
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