Que el Santiago Espirituano languidece por haber sufrido una herida directa en sus esencias no es noticia. Que investigadores, promotores y actuantes naturales lo han dicho hasta el cansancio, tampoco. Que cada vez han sido mínimos los sostenes económicos e inmensas las deudas, mucho menos. Que la tradición festiva de origen religioso más antigua de la cuarta villa de Cuba vive más en el recuerdo que en el empuje real de la ciudadanía resulta una realidad dolorosamente aplastante.
Después de cuatro años sin disfrutar ninguna expresión de la celebración popular, en este 2023 los intentos demostraron que hay mucho por hacer y, sobre todo, desnudaron una verdad conocida por la mayoría: no nace como fenómeno espontáneo del pueblo.
La prueba más fehaciente estuvo en el pedido de los tres promotores que primero alzaron sus voces y estrecharon alianzas para materializar en un corredor cultural una representación artística del Santiago a la estructura que forma parte de los cimientos de la gobernabilidad local de la zona. Añoraron que allí, muy cerca del Yayabo se sumaran vecinos, negocios particulares y no funcionó. Ni calles engalanadas, ni espíritu de celebración se hicieron eco por esas arterias, más allá de lo que hicieron con sus programaciones las casas de las Promociones Musicales y de la Guayabera, así como el Serapio Café.
En cambio, cuando la conga llegó al parque Serafín Sánchez Valdivia en la noche del pasado 25 de julio, la muchedumbre se puso de cabeza. Arrolló hasta que dejó de sonar el último cuero del tambor como sucedía en antaño durante meses en cada uno de los barrios que se preparaban con antelación para vivir su celebración a todo esplendor. Pero, una muestra de espontaneidad no significa vigorosidad, pero sí que es posible aun aplatanar muchas de sus expresiones al actual contexto, a fin de no acabarle de dar la estocada final al encuentro popular.
De ahí la importancia de aunar esfuerzos y buscar alternativas no para rescatar lo que ya es imposible como se conoce cuando de tradiciones se habla, sino para estimular la creación y no avivar el fatídico poder de la desmemoria.
Buenos intentos resultaron algunas de las acciones del Santiago en casa como el desfile de la guayabera gigante, después de su vía crucis en el 2018, cuando se exhibió por escasos metros debido a muchos contratiempos impulsados por el desinterés humano, el baile de las flores o el tambor a Obbatalá Ayaguna en homenaje al Santiago Apóstol.
Mas, se tropezaron con no pocas piedras: no se pudo izar la guayabera como se soñó por la propia irregularidad del frente del Teatro Principal, quizá con un poco más de tiempo el ingenio hubiera tomado protagonismo, no se transmitió mediante el popular programa el Show de las tres, Esperando el Santiago por el no pedido de la Emisora Provincial de la activación de las líneas telefónicas ubicadas en la Casa de la Guayabera y como puntillazo la decisión arbitraria de ubicar el concierto de Cándido Fabré para la plaza cultural de los Olivos. Se había diseñado, gestionado con el artista y anunciado por quienes creyeron en el corredor cultural, en una de las zonas de lujo de la urbe del Yayabo.
También volvió a lacerar las talanqueras históricas que impiden hacer una sola programación cultural. Pasados los días de dar a conocer las propuestas de Santiago en casa, aparecieron de la nada lo planificado por la Casa de la Trova Miguel Companioni y la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus.
Nunca estará mal hacer y mucho más cuando se trata de estimular el retorno a nuestras esencias. Mas, sí debe existir un hilo narrativo que construya una programación única y coherente.
Todavía están quienes se preguntan qué hacía la música campesina en la Casa de la Trova con un objeto social bien definido, si la de las Promociones Musicales abrió las puertas para acoger esas expresiones o al bulevar llegaron Los hermanos Rosa con muchas deudas para lo que es hacer sonar un órgano oriental.
De forma general, volvimos los espirituanos del siglo XXI a estar en deuda con nuestra fiesta popular más antigua. Soñar en vivir la celebración de nuestros abuelos es una utopía. El reto del sistema institucional, hacedores de expresiones identitarias, expertos y el pueblo en general, está en buscar todas las alternativas que provoquen que mucho antes del mes de julio se gestionen acciones de la mano del ayer y el hoy para no dejar caer definitivamente al Santiago en la espiral en la que desde hace mucho convive entre la desidia, abulia y el olvido.
Excelente trabajo, como todo lo que haces. Amiga mientras la Cultura, y los que la dirigen sigan mirándola,planificando la como pequeñas parcelas, todo irá de mal en peor y el pueblo seguirá sufriendo las malas prácticas y las malas desiciones.
Un excelente material. Mi reconocimiento a quienes desde su voluntad y sensibilidad empujaron esta iniciativa (Carlo Figueroa, Carlos Sotolongo y Jose Meneses) luchando contra viento y marea. Aplaudo a Juanelo, poco escuchado por nuestras autoridades en lo que respecta a la salvaguarda del Santiago y la necesidad de mantenerlo vivo. Duele cómo se lastima la tradición, duele la falta de unidad en torno al patrimonio común.
A las autoridades locales mi sugerencia: Podrá no haber finanzas, insumos o economía, pero eso no nos hace sordos, ni nos obliga a trabajar por fincas. La unidad siempre ha sido divisa estratégica en la construcción de todo cuanto somos hoy. Las autoridades locales (gubernamentales y políticas) deben asesorarse, deben escuchar, deben articularse y entender que los errores en la cultura además de costar caro, son muy difíciles de corregir. Me siento responsable en eso también.
¿Dueños de la verdad?
El uso de los medios de comunicación es un poder y una gran responsabilidad que requieren investigación profunda y no decir verdades a medias, pues un ejercicio serio podría convertirse en divulgación parcializada y oportunista de opiniones.
No es mi práctica responder desde las redes a criterios a los que no les vea un enfoque constructivo en el ejercicio de la crítica y la autocrítica, pero desde hace varios días algunos trabajadores del sector y pobladores me insisten en ciertas publicaciones relacionadas con el Santiago Espirituano que con intención o no resultan lacerantes (y no es primera vez) por la manera en que se presentan.
Con el respeto que merece y ha ganado el periódico Escambray me resulta incómodo pero impostergable responder a la publicación La Espiral del Santiago (Lisandra Gómez)
Si bien es cierto que desde el 2019 no hay Santiago Espirituano el pasado año se desarrollaron varios días de Fiestas Veraniegas en áreas del Boulevar, la Plaza Cultural, La Feria, la Casa de Cultura y la Casa de la Trova. Acciones ampliadas a los Consejos Populares este verano.
Las imágenes muestran la programación del verano entregada a la Dirección Provincial de Cultura y Arte en el mes de mayo donde aparecen las actividades de La Casa de la Trova para el 25 de julio, por tanto ni aparecieron de la nada ni son posteriores a las propuestas del Santiago en la Casa. Están debidamente discutidas y aprobadas en el Taller de Programación Municipal, espacio de aprobación de todo lo cultural que se propone en el municipio Sancti Spiritus y presentado en el Taller Provincial y las reuniones de recreación para su aseguramiento.
Pudiera entrar en un debate pormenorizado de las actividades propuestas y no realizadas a las que no alude la publicación y otras que tratan de enmascararse bajo los términos talanqueras históricas que impiden hacer una sola programación cultural, tropiezos con piedras, así como lo que ponderan u omiten, pero faltaría a mi misma y peor aún no ayudaría a la mejora.
La Casa de la Trova y La Oficina del Conservador más que cuestionamientos merecen reconocimiento por las lecciones de perseverancia y poder de convocatoria que agradece la población (revisen las redes)
Coincido que como sistema institucional tenemos un gran reto, condicionado a mi modo de ver con desterrar del pensamiento posiciones de víctimas o victimarios, considerar el conocimiento y la creatividad cultural privativa de unos pocos. Buscar alternativas implica renunciar a individualidades y elaborar en colectivo, respetar y considerar el talento ajeno, escuchar de verdad las opiniones del pueblo y no elaborarlas en su nombre. Establecer y construir verdaderas relaciones con nuestro entorno para devolver al pueblo El Santiago Espirituano.
Recordemos que «El cielo es más hermoso, cuantas más estrellas brillen en el»
Angela Lidia Fleita Duquernes
Directora Municipal de Cultura y Arte en Sancti Spiritus
Ay Lisandra…
Sigue la lloviznita y no aparece la yegua…
Es triste ver qué mientras el resto de las provincias tratan de mantener sus tradiciones e incluso promueven nuevo eventos y actividades, Sancti Spíritus se empeña y ha logrado enterrar los suyos. Loable el intento de tres instituciones de nuestra ciudad: Casa de las Promociones Musicales, Teatro Principal y Casa de la Guayabera con la propuesta del Santiago en la Casa pero, y siempre hay un pero, el resto de las instituciones hicieron «finca aparte». En momentos difíciles como los que atravesamos, el pueblo necesita del alimento espiritual que solo puede brindarse con la unión de todos.
Excelente iniciativa de un grupo de instituciones culturales espirituanas que chocó con el desconocimiento de nuestra identidad de los decisiones en el municipio. Se trataba de renovar el evento religioso-cultural más importante en el municipio y para ello un grupo de personas hizo hasta lo imposible por lograrlo. Si hubieran podido hacerlo hubieran dado el primer paso para frenar una transculturacion que está erosionando nuestra memoria histórica. Ojalá esté intento no caiga en el vacío y para venideros años los responsables de que esto no sucediera entiendan al pueblo espirituano y comprendan que estás actividades en sus buenos tiempos se financiaban casi solas a partir de los alquileres y permisos. Si quieren dirigir a los espirituanos oigan al espirituano y dejen de actuar como extranjeros en esta tierra. Perder la memoria histórica es perder la identidad y eso nos pierde como país.