Trabajar sigue siendo uno de los mayores privilegios y si trabajas en un ambiente que te satisface, donde estás cómodo porque te gusta lo que haces y ves el resultado de tu esfuerzo, entonces el goce es mayor.
En los últimos tiempos muchos se han reinventado al asumir profesiones con mejor remuneración salarial o porque sencillamente encuentran el espacio ideal para desbordar toda su creatividad y en ello juega un rol importante las nuevas formas de gestión económica que van tomando protagonismo en el país.
La carestía de la vida en medio de una inflación que llega hasta la mesa de casa, la búsqueda de ingresos más parecidos a su necesidad material, entre otras razones, también ha llevado a un sector no depreciable a apostar por el pluriempleo o recontratarse en el sector estatal después de jubilados.
Pero hay razones que siguen afectando el desempeño laboral y no solo en el sector estatal, donde aún se ubica la gran mayoría de la fuerza productiva. Incluso en los emprendimientos que van dinamizando la vida cubana el gran reto está en conseguir que sus empleados tengan buenos rendimientos y una capacidad de trabajo que se revierta en mejores resultados para todos.
Es muy fácil encontrar muchos de los vicios improductivos que nos han lacerado por años calcados al detalle en mipymes, servicios de los trabajadores por cuenta propia y en entidades que dependen del presupuesto gubernamental. La búsqueda de mayores utilidades a toda costa hace que no cuenten en muchos casos los principios básicos de la organización laboral.
Se necesitan trabajadores flexibles, que tengan un alto nivel de adaptabilidad a las circunstancias actuales, más tolerantes, empáticos. Ello redunda en un diálogo constante entre el equipo, con los clientes y por ende que logren cumplir una mayor cantidad de objetivos. El saber delegar, desconcentrar las responsabilidades, aumenta el compromiso de los trabajadores, su motivación y genera un ambiente de trabajo positivo en el que los colectivos se sienten valorados.
El nivel de compromiso sigue siendo alto en las entidades y organizaciones cubanas, pero en estos días se necesitan mujeres y hombres que estén ahí cuando se les necesite, comprometidos en hacer bien su trabajo, que no dejen envueltos en problemas su centro laboral para marcharse a otros.
Es clave sistematizar la relación entre las administraciones y las organizaciones sindicales y políticas, atender las necesidades sentidas de unos y otros, impulsar el desempeño colectivo desde una perspectiva más vocacional que obligatoria, reconocer a quienes más se destacan como un estilo de dirección y liderazgo y no como una norma establecida.
Es cierto que el salario determina y el que trabaja se siente mejor si el sueldo que recibe compensa sus necesidades personales y familiares, pero también es una gran verdad que tenemos que lograr que la productividad sea real, medible. De no ser así, disminuyen la responsabilidad, el entusiasmo, la empatía, la comunicación o la flexibilidad que se necesitan. El compromiso con el trabajo, con los valores de la empresa, el organismo o el emprendimiento depende mucho del sentido de pertenencia y de que cada trabajador vea sus objetivos como algo personal.
Puede que existan muchas fórmulas, que incluso unos sean más atrevidos que otros al asumir los retos que la organización económica y financiera del país va implementando. Puede que el desánimo ocupe espacio en varios centros laborales, pero las dificultades serán menos si todos empujamos la carreta con pasión, convencidos del valor de ponerle la mano encima a lo feo y convertirlo en hermoso.
Ver el vaso medio lleno, el optimismo colectivo, el sentido de pertenencia, la conservación de los valores y las conquistas laborales, ser atrevidos y arriesgados en la toma de decisiones, será siempre mucho más efectivo que la inercia y el paternalismo. Crecer con calidad, ser eficientes, alentar la fuerza productiva no deben ser la excepción de la regla.
‘Se necesitan trabajadores flexibles, que tengan un alto nivel de adaptabilidad a las circunstancias actuales, más tolerantes, empáticos.’ Eso condicionado a que se les pague un salario digno. De lo contrario, al exilio.
Tengo delante de mí el libro ¨Fundamentos de comportamiento organizacional¨ en copia dura de Stephen Robbins que va creo por la Edición trece y en copia digital el de igual título de Idalberto Chiavenato y el de Enrique B. Franklin Fincowsky Universidad Nacional Autónoma de México Mario José Krieger Universidad de Buenos Aires, Argentina y me aterra lo que se escribe en los medios cubanos sobre lo relacionado con esto pero desde un punto de vista anecdótico, triunfalista, idealista y repetitivo sin resultado alguno y alejado kilómetros de los escrito en los textos que menciono.
Ni por asomo, con los Modelos empleados, hemos resuelto el Problema de la ineficiencia económica globalizada en la Economía cubana pues no hemos proyectado ni realizado una Política Económica que pueda garantizar eficiencia en ninguno de los aspectos de la Macro economía (Producción, Precios, Empleo, Equilibrio interno y Equilibrio externo) y ahora, sin explicar cómo declaramos, con el mayor de los desenfados que vamos a Equilibrar la Macroeconomía.
Oigo mucho sobre las diferencias entre China y Cuba para aplicar sus experiencias, pero nadie me explica, condición que creo necesaria de la tendencia, según mi opinión, a la Rusificación de la Economía cubana y pienso que no es Rusia un Modelo a seguir pues lo que están construyendo es un Capitalismo con características rusas o un Ruso con características capitalistas.
Nos falta preparación teórica y evidentemente solo la manifiestan excepciones en sus intervenciones.
Excelente trabajo.
Ese es el periodismo que necesitamos. Crítica que nos conduzca a profundizar en los errores, a la erradicación de estos. A qué cada cual asuma su responsabilidad para lograr los propósitos que demanda hoy la sociedad. Esa es la clave del éxito