Han pasado seis años de haber abierto las puertas de la Galería de Arte Oscar Fernández Morera con todos los bríos de una profunda intervención constructiva y hoy en su interior se intenta borrar las huellas del paso arrasador del tiempo.
El ajetreo, que rompe con el habitual silencio de una institución como esta, delata las ansias de devolverle una mejor imagen y confort a este resguardo de lo mejor de nuestras artes visuales.
“La Sala 5 estaba en peligro de derrumbe por problemas con cuatro alfardas. Constituía un riesgo tanto para el público como para los trabajadores”, reconoce Yadira Bernal, máxima representante del Consejo Provincial de las Artes Plásticas de Sancti Spíritus.
Horas y horas al sol. Tejas a un lado y a otro, reposición de la madera… Una labor minuciosa hace la brigada contratada por la filial espirituana del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC). Saben de los valores patrimoniales de la casona, enclavada en el mismo corazón de la urbe del Yayabo.
“Estamos muy satisfechos con cada resultado porque lo han hecho según las particularidades y sugerencias de los arquitectos de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus”.
Precisamente, esa área luego que se pinte y definitivamente se de el acabado acogerá piezas de Oscar Fernández Morera.
“Una sala que en un momento fue de exposición ahora va a prestigiarse con la secuencia de exhibición de la obra del pintor al que se le considera el precursor de las artes plásticas espirituanas. Por eso, necesita quedar con todos los aseguramientos porque será un local especial”.
Y precisamente la colección de Fernández Morera —el mayor tesoro de la institución— también es tocada por manos expertas, a fin de que su grandeza no quede en el olvido.
“Trabajamos en la restauración de parte de su pintura caballete, así como de la segunda colección de ese artista espirituano, perteneciente a su hija Celmira. Hemos intervenido papeles y algunos lienzos afectados por la humedad que es nuestro mayor enemigo”, explica el joven Carlos Manuel Pérez López, egresado de la primera graduación de la Escuela Taller de Oficios Conrado Garau Gayá, específicamente de la especialidad de Pintura Mural.
Desde hace unos cuatro meses —aunque ahora por las labores de construcción se decidió cerrar sus puertas—, la galería cuenta con un laboratorio de restauración. Microscopio, pinzas, líquidos, pinturas… se acomodan en el pequeño espacio para revivir poco a poco las longevas piezas.
“Los recursos son muy escasos. Trabajamos con medios propios. Por ejemplo, el mayor problema para adquirir lo encontramos en los pigmentos, están extremadamente caros. Nos ocurre similar con los guantes y sin ellos no podemos tocar nada. Una manipulación incorrecta en el papel y se degrada. Por esas causas contamos con obras que no hemos podido intervenir”.
Lo que hoy conocemos como la galería más importante de la ciudad de Sancti Spíritus, justo donde radica el Consejo Provincial de las Artes Visuales, vivió hasta su muerte el 5 de enero de 1946 el propio Oscar Fernández Morera. En su interior se conservan cerca de 200 obras de sus más de 1 000 contabilizadas: retratos, dibujos, bodegones, esbozos, retocados…; uno de los grandes valores del local.
Además, Carlos Manuel asume el reto de despojar las desafinaciones del piano majestuoso que descansa muy cerca del ventanal de la casona de la céntrica calle Céspedes.
“Tiene una afectación por carcoma y eso impide que las acciones culturales que también se hacen aquí queden con toda la calidad requerida”.
Justo ese término es la máxima del colectivo del Consejo Provincial de las Artes Plásticas y la galería espirituana. Por ello, hasta este momento no han cerrado las puertas de la institución, aunque resulta complejo convivir entre materiales de construcción y todo lo que genera echar abajo prácticamente un fragmento de su techo.
“Durante todo este año y hasta el 2025 estaremos enfrascados en el mantenimiento constructivo porque es una casona grande y cada acción tiene un costo significativo.
“Ahora preparamos el pasillo interior con bandas de montaje para exhibir los resultados de los talleres que realicemos aquí y los propios de nuestros instructores. Con planificación evitaremos que el paso del tiempo afecte con fuerza toda nuestra galería”, añade Yadira Bernal.
De cumplir con esa idea, se evitará llegar, pasados seis años o menos, al estado actual de la Sala 5. La reparación general en el 2017, por un valor de más de 150 000 pesos, fue significativa y abarcó todo el edificio, excepto la primera sala expositiva, remozada y climatizada un año antes a propósito de la celebración del acto nacional por el 26 de Julio.
Igualmente, como institución tiene el reto de ser una galería a semejanza del primer mundo, donde no solo sea el lugar silencioso para dialogar con las creaciones de nuestros artistas, sino un sitio cultural de interés por regalar opciones diversas diseñadas para todos los grupos etarios. Espacio y ubicación sobran para lograrlo.
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