Varias fuentes documentales definen a la parranda como la tradición a través de la cual el pueblo, como protagonista, logra expresar sus inquietudes culturales a través de la competencia infinita entre bandos contrarios.
En su esencia es portadora de elementos artísticos, capaces por sí mismos de constituir una atracción espectacular y que se entrelazan, dosifican, superponen y complementan para lograr un juego festivo de fuerte impacto y participación viva de los dos elementos activos de este hecho teatral: el público y el espectáculo
El Consejo Popular de Zaza del Medio, perteneciente al municipio de Taguasco, se identifica por mantener a lo largo de más de 70 años esta tradición que lo define con rasgos y características propias, a pesar de ser una herencia cultural que muestra la propia idiosincrasia y autenticidad zaceña.
En Zaza del Medio, desde 1917 comienzan a celebrarse las primeras fiestas de máscaras o romerías y festejos populares que a partir del proceso migratorio canario y de pobladores provenientes de pueblos parranderos dan comienzo a la parranda y en 1930 el pueblo se divide en dos barrios: El Chivo o Barrio Oriente y El Perro o Barrio Occidente.
UNA HERENCIA DE GENERACIONES
Ileana Maceda Hernández, parcial del barrio Occidente en la parranda del poblado de Zaza del Medio y parrandera nata, como se define, durante cinco décadas aseguró que haber nacido bajo una carroza es lo más lindo que le puede pasar a una persona.
Declaró que antes todo se hacía en el barrio, no había nada importado, desde la carpintería, la electricidad, la decoración, las comparsas, las carrozas bailables, las congas… a pesar de que existió un periodo de pausa para estas festividades a principios de los años 2000.
Dixán González González, quien ha laborado durante 23 años en los proyectos de ambos barrios y, actualmente, es proyectista del barrio Occidente, confirmó que la parranda después de la covid ha tenido sus variaciones porque la situación económica que atraviesa el país los ha golpeado mucho, a pesar de que mantiene su esencia.
Julio César Martínez Molinet lleva dedicado a la parranda desde que ha tenido uso de su razón y este año ha pedido una licencia de su profesión como médico para dedicarse por completo a la decoración de la carroza en el barrio Oriente.
Aunque también ha participado en las preparaciones del changüí, de comparsas y carrozas bailables para niños, corrobora con su propia historia de vida que la parranda es más que una fiesta, se tiene que sentir y vivir apasionadamente.
Por su parte, Julio Carmona definió como una de las problemáticas que enfrentan este año la elaboración del fuego y aunque tienen una de las pirotecnias más completa del país, no cuentan con la plantilla requerida debido a la gestión de los directivos de esa empresa que no garantiza la fuerza laboral y su continuidad.
Miguel Ángel Lozano Arocha, más conocido como Lico, es la figura insigne viva más destacada de la Parranda Zaceña y una herencia viviente que ha estado unido a esta festividad gracias a su talento nato con la pintura y, actualmente a sus 80 años, contribuye con la decoración de carrozas.
LA PANDEMIA, MÁS QUE UNA AMENAZA
Según afirmó Ernesto Luis Baracaldo Valdivia, especialista territorial para la atención a los Trabajadores por Cuenta Propia, y defensor por excelencia durante más de tres décadas de esta tradición, la covid afectó las parrandas, que son la expresión cultural más grande que tiene Zaza del Medio.
El también miembro de la Unión de Historiadores de Cuba y de la Sociedad Cultural José Martí confirmó que quedaron en las naves de ambos barrios las carrozas casi terminadas por el confinamiento en marzo. Una vez terminada la pandemia, el pueblo zaceño realizó un changüí y los próximos 23 y 24 de septiembre son los días previstos para esta celebración.
Aseguró que la parranda no ha perdido ninguno de sus elementos, la pandemia trajo consigo un cambio de mentalidad en los actores económicos y los gestores de ella a partir de la situación económica que tiene el país y debido a problemas de aseguramiento económico se decidió la fecha prevista en este año.
Anyer Martín Venegas, proyectista del barrio Oriente o El Chivo, ha trabajado en todas las áreas de la parranda desde niño y ha laborado en varias de estas fiestas por todo el centro de Cuba. Precisó que este trabajo, con empeño y pasión puede fluir.
“Lo que más ha marcado a la parranda ha sido la pandemia, como al mundo entero, pero fue doloroso ver cómo una gran obra no trascendió. Aunque también marcó el resurgir de este evento, pues después de la pandemia hubo que aprender a repensarla y hoy ha adquirido un fervor que evidencia la necesidad de los pobladores de tener su parranda”, confirmó Martín Venegas.
UNA FECHA: LA BATALLA MÁS GRANDE
Por indagaciones que han realizado la Unión de Historiadores e investigadores de la Sociedad Cultural José Martí de Cuba, quedó demostrado que esta celebración comenzaba el 7 de marzo con la salida de la procesión de Santo Tomás de Aquino, por lo que es una necesidad establecer esta fecha sin más cambios futuros para conservar el patrimonio cultural.
“Para la implementación de este acuerdo que debe emitir la Comisión Municipal de Patrimonio, el Consejo de la Administración tendría que, a partir del mes de octubre, hacerle entrega a los dos barrios que tienen cuentas fiscales de una partida económica para el comienzo de la organización y realización en el 2024 en la fecha anhelada”, ratificó Baracaldo Valdivia.
“Este año hubo una demora en el presupuesto, que oscila entre los 1.6 millones de pesos y ahí se incluye una deuda de 600 000 para el pago de los trabajadores, pero a pesar de eso se está haciendo una heroicidad con el trabajo de esta parranda en medio de la situación que atraviesa el país”, añadió Maceda Hernández.
“Un gran anhelo es lograr rescatar la fecha originalmente escogida de la parranda. Este año será el 23 de septiembre y es un obstáculo en primavera con lluvias o fenómenos meteorológicos que puedan retardar y hasta impedir la celebración”, ratificó la también artista aficionada.
CAMBIOS QUE TRASCIENDEN
Luis Roberto Gil Vergara, jefe de Carpintería en el barrio El Perro, quien procedente de Chambas ha trabajado en las parrandas del centro de Cuba durante dos décadas y al mando de seis carpinteros labora en Zaza del Medio, aseguró que esta festividad no es la misma de hace 10 años.
Actualmente, comentó, la situación es más compleja y costosa para este tipo de trabajos y un ejemplo son los materiales que emplean como la madera de pino, que ante su falta se complementa con el uso de algarrobo o yoruma, aunque se reutilizan varios materiales de un año para otro.
Al juicio de Martínez Molinet, el cambio que ha sufrido la parranda está en la actual decadencia del apoyo del pueblo y la solución es inculcar con su propio ejemplo la pasión que siente, principalmente a jóvenes y niños para que no dejen morir esta tradición.
Los gobiernos locales deben repensar y buscar los mecanismos para que estas fiestas puedan tener la lucidez que merecen con el financiamiento y la logística que permitan lograr un producto con la calidad que pobladores y visitantes necesitan, según Martín Venegas.
La parranda de Zaza del Medio ostenta el estatus de Memoria Viva dado por el centro Juan Marinello de La Habana por la tradición y el estatus de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como las otras festividades de este tipo en el centro de Cuba desde el 2019.
“Estos premios hacen a la parranda dejar de ser local para convertirse de Cuba y del mundo y eso hay que respetarlo, mantenerlo y darle la seriedad que amerita, aunque en este territorio se le le da seguimiento a diferencia de otros eventos de este tipo y este debe venir acompañado de decisiones certeras para beneficio de Zaza del Medio”, sentenció Martín Venegas.
“Yo me imagino las parrandas cada día mejor, superándose y perfeccionándose, rompiendo con las expectativas, pero sobre todo, transmitiéndose de generación en generación porque llegará el momento en que nosotros ya no estemos al frente de la parranda”, aseguró González González.
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