“Estábamos esperando la caravana y nos dice el profesor que nos echáramos para atrás, porque los carros estaban pasando muy rápido. Nos fuimos a buscar sombra, porque en la acera había sol igual y uno va y se sienta en los ladrillitos esos que hay en el piso.
“Manuel estaba sentado; yo, parado cerca de él, de frente, pero no mirando para el mural y, el otro, Lázaro, fue a tirarse una foto. Hizo así —dice y, para describirlo, pone su mano en la pared de la sala de su casa y la otra la levanta en pose de quien sostiene el celular para hacerse un selfie—, se recostó y ya, nos cayó todo arriba. Él lo que hizo fue poner la mano”.
Lo que cuenta ahora Javier acostado en la sala de su casa, debido a la fractura expuesta de tibia que le mantiene inmovilizada su pierna izquierda, sucedió el pasado 6 de enero mientras él y el resto de los alumnos del Instituto Preuniversitario Urbano Honorato del Castillo esperaban el paso de la Caravana de la Libertad.
Ese viernes, alrededor de las nueve de la mañana, parte de las estructuras —hechas de ladrillo, cemento y otros materiales— del mural Resistencia, que se halla adosado a la tapia de la Empresa Militar Industrial Coronel Francisco Aguiar Rodríguez, se desplomó de súbito sobre los estudiantes.
“Sí, pesaba —explica Javier—. Yo lo que recuerdo fue que me intentaron sacar la piedra de arriba de mí; la sacaron el profesor de Biología y el director, me movieron para una zona más segura, para el césped, y cuando menos me lo esperé ya venían las ambulancias, los médicos”.
Transcurrió demasiado rápido. Cuando aún el polvo de aquellas estructuras en derrumbe ahogaba la algarabía de los muchachos, ya los heridos habían recibido auxilio. En el Hospital Pediátrico Provincial José Martí Pérez ingresaron a Manuel Enrique Cancio Amador, Lázaro Enmanuel Cabrera Pérez y Javier Enrique Pino Burgos, los tres estudiantes que recibieron lesiones de mayor gravedad. Dos de ellos al cabo de los días egresaron de la instalación hospitalaria espirituana, mientras Manuel permanece en el Hospital Pediátrico Docente José Luis Miranda, de Villa Clara, hacia donde se remitió y el pasado 16 de enero fue intervenido quirúrgicamente.
Mas a ellos y a muchos aún los sobrecoge el estruendo de aquel concreto desplomándose sin remedio.
DECONSTRUCCIONES
Lo han sentido, incluso, en el organopónico aledaño y que se halla en las cercanías del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos. Primero fue el alboroto de los muchachos en estampida; el trasiego de las ambulancias, luego, y las marcas blanquecinas de las piedras caídas en la acera que aún quedan muchísimos días después.
Mientras Escambray vuelve a andar sobre los pasos de aquel 6 de enero, Aldo Reyes Rodríguez, el jefe del organopónico, intenta reconstruir hasta las advertencias. “¿Tú ves aquella cosa blanca en la acera?, eso cayó a esa distancia —. Mira la cagazón de ladrillos a donde llegó; o sea, que les cayó de aquí para acá a los muchachos que estaban a esta distancia, si hubieran estado más cerca…”.
Las lesiones que provocó el derrumbe, según los partes médicos que este medio de prensa ha publicado mientras seguía la evolución de los accidentados, fueron: varios golpes y conmoción cerebral en el caso de Lázaro Enmanuel, que lo mantuvieron hospitalizado 24 horas; a Javier, por su parte, le causó una fractura expuesta de tibia que requirió inmovilización de la pierna —durante 15 semanas— e ingreso durante cinco días; y a Manuel, el de mayor gravedad, fracturas vertebrales y lumbares múltiples. Sus vértebras L-3, L-4 y L-5 necesitaron corrección quirúrgica, de lo cual, hasta el momento, se recupera favorablemente.
Quedan secuelas en todos. El mural que se desplomaba en días pasados comenzó a erigirse hace poco menos de un año a partir del proyecto de los artistas Jorge Luis López Álvarez, entonces presidente del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, y Alexander Hernández Chang, y bajo la ejecución de la mipyme Baraka Servicios Construcción S. R. L, contratada por la Unidad Presupuestada de Servicios Comunales de Sancti Spíritus.
Así lo referenciaba este órgano de prensa el pasado 23 de junio en el reportaje “Un canto a la Resistencia”, donde decía, además, que la obra recibió la autorización del Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental para emplazarla en dicho lugar.
“Tanques de guerra y labores de mecánica emergen gracias a materiales tradicionales de construcción como ladrillos, tejas, rasillas… Logramos así una armonía con el resto de los murales de la ciudad”, exponía entonces López Álvarez.
Y así se ha ido creando. Pero más rápido de lo que se ejecutaba el mural se “levantó” una polémica por su autoría. Entonces Escambray publicaba, el pasado 8 de julio, otro trabajo en el que Alexander Hernández Chang aseguraba: “Es un diseño totalmente mío”.
El contrato que se conserva en la Unidad Presupuestada de Servicios Comunales de Sancti Spíritus supera las disquisiciones de la patente de la obra; pero establece cláusulas que van desde las obligaciones del constructor, la fiscalización de la obra, las responsabilidades del inversionista, la supervisión de la calidad de la ejecución hasta el pago de los servicios.
Con los papeles entre las manos, Rigoberto Nazco Piña, director de dicha unidad, y la licenciada en Derecho Sandra Díaz Oliva, jurídica de esa entidad, aseguran que la obra fue valorada en 843 000.11 pesos y, hasta ahora, se han hecho dos cortes de pago: uno de 479.135.62 y otro de 317 934.45. Debido a atrasos con este segundo pago la entidad estatal fue demandada ante la Sección Mercantil del Tribunal Municipal de Sancti Spíritus; mas sostienen las fuentes que ya se pagó el monto pactado.
“Esa obra no se ha dado por terminada —afirma Nazco Piña—. Quienes realizamos el certificado de la calidad somos nosotros, eso está establecido en el contrato, y no se ha ejecutado porque no se ha concluido todavía”.
¿Qué le faltaría?,inquiere Escambray.
“No, eso lo saben ellos, porque el proyecto lo tiene el artista, el nivel de ejecución no te lo puedo decir, porque eso lo llevan ellos”.
Por el momento, lo que se sabe es que lleva paralizada alrededor de dos meses, debido fundamentalmente a falta de recursos, la misma causa que intuyen ha contribuido a la demora en la ejecución.
La otra certeza es que, tras el desplome de una de las estructuras del mural el pasado 6 de enero, el hecho se mantiene, además, de acuerdo con lo informado por Comunales, bajo proceso investigativo por el Ministerio del Interior.
RESISTENCIA
Quizás el señor aquel la única experiencia de construcción que tiene es levantar los muros de los canteros donde luego se yerguen las zanahorias, las acelgas, las espinacas… Parado a la entrada del organopónico lanza a Escambray una certidumbre que ha ido edificando con los años.
“Todo lo que tú hagas pegado a la pared si no lo coges con cabilla o algo se va a despegar, porque el cemento con otro producto no pega”, asegura este trabajador del organopónico.
Y tal lección la apuntala Héctor Llerena Linares, ingeniero civil y máster en Diseño de Estructuras, experto al que acudió este medio de prensa para conocer los requerimientos técnicos que debe tener cualquier obra que se emplace en un espacio público.
“Una obra tiene que estar en equilibrio, en un equilibrio estable, además; no puede tener posibilidad de movimiento ni desplazamiento respecto al entorno en que esté —sostiene Llerena Linares—. Eso se logra a partir de los ligamentos que se le deciden a la obra, que pueden ser su cimentación y pueden ser ligamentos que unen la obra a otra estructura que ya pueda existir.
“Otro requisito que tiene que ver con la estabilidad de la obra es su resistencia, o sea, que no se rompa ninguna de sus partes y, por tanto, que no se rompa la obra. Una obra, desde que se inicia hasta que se termina su construcción y muere en su utilización, tiene que ser estable, no puede ser un mecanismo”.
Reconstruir ahora las secuelas de lo que ha acontecido tardará mucho más que corregir las deformaciones que ha ido teniendo el mural. Las grietas no son solo las que se ven en parte del cemento o de las rasillas ni en el amenazante despegue, en algunos lados, de la obra del muro.
Cuando Aldo tomaba de la mano a Escambray una mañana a inicios de esta semana iba repellando hasta los peligros.
“Mira, vamos allí para que tú veas la separación que tiene eso —advertía—. Eso se está despegando. Yo a la gente que pasa por ahí les digo: Cojan la acera del lado de allá, porque por aquí pasa un carro grande y hace ¡ooooo! —ruge como un camión—, y al que venga hace ¡pa! y le va a caer de aquí para abajo —se apunta desde los hombros hasta los pies—. Ven la semana que viene, que vas a ver eso más despegado. Está muy bonito y todo, pero es un peligro”.
Resistencia no Resistió nada
Es muy lamentable este hecho, yo propongo a las autoridades del municipio y a la prensa que revisen el salidero que existe en el paseo norte que baja por la calle jose bernal hasta la linea, no solo la cantidad de agua limpia que se esta desperdiciando, sino los chorros de agua que brotan por el muro del paseo como manantiales y que el muro también se ha ido rajando en un lugar donde hay trafico de personas y carros, algo que lleva asi ya semanas, espero revisen a tiempo y no haya que lamentar otra catástrofe
Como se viola en la provincia el Decreto 327 del proceso inversionista. Solo porque cualquier persona quiere hacer una inversión, es una orden y hay que cumplirla lo antes posible. No importan las consecuencias, y ahora con las FGNE, se cuida menos el presupuesto del estado.