“¿Te felicito o te doy el pésame por adelantado?”. Con esta carta de presentación, le pedí a Lázaro Martínez esta, su primera entrevista, horas después de ser designado como director de los Gallos para la venidera Serie Nacional de Béisbol, prevista desde el 22 de marzo.
El Gago, como él mismo acepta que lo llamen, respondió sin titubear: “Las dos cosas”. Es que más allá del desafío que implica dirigir béisbol en Cuba, la designación le llegó de sopetón. “Todavía no me lo creo”, afirma y se rasca la cabeza mientras sigue atento al juego de preparación que sostienen sus pupilos con Villa Clara.
Tiene en el terreno varias piezas de menos y de peso: Yuen Socarrás, Dismani Ortiz, Yoandy Baguet, Daviel Gómez, José Eduardo Santos. A su espalda, una medalla de bronce en la Serie 61 y una deuda que ya sobrepasa los 40 años tras el título del 79, del que formó parte.
Ninguno de los momentos que vivió en 17 campañas como pelotero de los Gallos, ni siquiera los cinco años al frente del Sub-23 con un subtítulo incluido, ni las dos décadas como director de Taguasco en los torneos provinciales se emparentan con este reto. Sobre todo porque nunca le pasó por la cabeza tal responsabilidad en la que hasta ahora nadie reparó, a pesar de estar 15 campañas en las direcciones de los Gallos.
Lázaro es pausado, conciliador y pasivo, características que nada tienen que ver con las de Eriel Sánchez. “Aún me siento como en el aire”, dice y asegura que solo supo la decisión tras la renuncia de Eriel. “Pensaba irme de la pelota, pero se me habló de la posibilidad de estar con el equipo, le dije al comisionado provincial que sería por un año nada más. El que primero conversó conmigo y me explicó la situación fue Eriel y le dije: Voy a hacerlo por usted; en verdad conmigo ha sido una persona correcta, me enseñó a estar concentrado en mi trabajo, me transmitió disciplina. En otros momentos tuve la posibilidad de dirigir, pero hoy no pensé hacerlo”.
¿Lo dices porque en 15 años nadie reparó en ti?
A cada cual en su lugar le llega la hora. Este es un paso que hay que dar en la vida. Por los años que llevo en el equipo me acostumbré a ser entrenador y coach de primera, eso lo disfruté, pues es como mi vida: ver un niño batear un hit, un jonrón, pasar por primera, saludarlo.
¿Qué te dejaron esos años?
Mucha experiencia, me dejaron cosas como ser disciplinado, querer a los atletas, los veo como mis hijos, mis primos, mi familia…, todos los días consagrarse a la tarea que se me asigna”.
Tanta compenetración con quienes ahora dirigirás, ¿es bueno o malo? ¿Demasiada familiaridad no interfiere en el respeto?
Es bueno porque sé cómo cada cual actúa, su temperamento, cómo hay que hablarle. A uno hay que decirle fulano; a otro, mengano. A uno hay que ponerle la mano en el hombro; a otro, con el dedo ya funciona. Toda mi vida he sido respetuoso para que me respeten, al que dé un paso en falso lo llamamos y reflexionamos.
Tu carácter es opuesto al de Eriel. ¿No te preocupa eso?
No, porque siempre estuve al lado de él y los atletas lo miraban, miraban al lado y ahí estaba yo, por donde iba él, íbamos todos. Eriel implantó una disciplina correcta, muy buena. Cada persona es como es, uno para implantar algo tiene que ser fuerte y después ir aflojando, poco a poco, al final es disciplina lo que se busca.
En cuanto al estilo, ¿cuál sería el tuyo?
Velocidad en función de la ofensiva y que cada cual haga su trabajo para que jugadores como Cepeda, Barroso, Mendoza, Albertico hagan el suyo.
¿No te preocupa este equipo que asumes?
Para nada, quedan esos, son esos con los que lucharemos hasta el final. Y sobre lo que me preguntaste al principio, te reitero que pueden ser dos respuestas, pero soy optimista.
A pipo lo conozco de mi pueblo natal, buen jugador del jardín central. El equipo tiene que salir a jugar con entrega y amor pero sin presión. Los gallos no es el único equipo que ha perdido peloteros de una campaña a otra.
Con el mayor respeto, no se aburren de decir lo de la velocidad en función de la ofensiva???