La mejor noticia de las últimas horas es la confirmación de 34 naciones para asistir como invitadas a la Cumbre de los BRICS, que se celebrará del 22 al 24 del presente mes de agosto, en Johannesburgo, Sudáfrica.
El grupo BRICS, con una plataforma político-económica cohesionada, bajo el principio de la cooperación y la complementariedad, en el marco de la fraternidad y la amistad sincera, lo integran las cinco economías emergentes más solventes en estos momentos, con capacidad para continuar la línea de desarrollo ascendente que llevan en común: India, China, Rusia, Brasil y Sudáfrica.
Gracias en buena medida a su pertenencia a esta plataforma de cooperación y a su prestigio internacional, Rusia ha logrado revertir el boicot de las sanciones impuestas por Occidente, con Estados Unidos a la cabeza y el apoyo de la Unión Europea, de tal modo que la nación euroasiática pudo desplazar el comercio de energéticos a bajos precios al que renunció Europa, hacia la región de Asia-Pacífico, con un incremento sustancial y en ascenso vertiginoso, del intercambio comercial directo con China.
Precisamente, la política de sanciones para dañar las economías de Rusia y otras naciones, que aplica Estados Unidos con el apoyo europeo, en un intento desesperado por mantener el dominio del mundo bajo la egida del unilateralismo, es lo que ha servido de incentivo para que muchos gobiernos se inclinen por acercarse a los BRICS, y algunos de ellos hayan manifestado ya su solicitud de adhesión a esa plataforma económica solidaria y respetuosa de las normas del derecho internacional.
Muchos países del tercer mundo, al integrarse a dicho grupo, podrían tener acceso a los programas inversionistas y al desarrollo de las tecnologías de punta de las cinco naciones que integran actualmente los BRICS, en cuyo grupo está la imparable locomotora de la economía mundial actual, China, con el macroproyecto de la ruta de la seda, que paulatinamente permitiría a las naciones pobres ir saliendo del subdesarrollo y ascendiendo a la industrialización.
Los BRICS están llamados a constituirse en el segundo gran bloque económico mundial, capaz de implantar definitivamente el multilateralismo en las esferas política, económica y cultural y por qué no, también en el campo militar, como contrapeso al agresivo Occidente apoyado por la OTAN.
Las sanciones impuestas a Rusia por Estados Unidos, secundadas por la Unión Europea, y el involucramiento por este bloque agresivo bajo la égida de la OTAN a Rusia y Ucrania en una guerra devastadora, en el intento de frenar el desarrollo económico y militar de la potencia euroasiática, se volvió contra las economías de casi toda Europa, que renunciaron a la compra del petróleo y el gas rusos baratos, para depender ahora de los suministros estadounidenses a precios esquilmadores.
El mundo busca y necesita un reacomodo y ese papel le corresponde a los BRICS, cuyos cinco miembros actuales representan el 41 por ciento de la población mundial, aportan el 24 por ciento del Producto Interno Bruto del mundo y mantienen el 18 por ciento del comercio global. No en balde varios países de la América Latina y el Caribe, considerada la región más desigual del planeta, amén de lo mucho que les falta por hacer a sus gobiernos en la integración latinoamericana, sobre todo en el marco de la CELAC, estarán presentes en la cumbre del grupo en Sudáfrica este mes de agosto, entre ellos Argentina, Bolivia, Uruguay y Venezuela.
Igualmente, participarán varias naciones africanas como Argelia, Egipto, Etiopía, Nigeria y Turquía. Este continente, que potencia sus relaciones con Rusia y China, cifra también sus esperanzas en un bloque económico en expansión, que potencia sus relaciones económicas mutuamente ventajosas para sus miembros y une sus fuerzas al consenso universal por la paz y la fraternidad entre los pueblos, porque que ven en los BRICS la alternativa más sólida al multilateralismo y a la paz mundial.
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