Todavía no pocos miran de reojo a esas muchachas rubias que caminan desprejuiciadas del brazo de un hombre “retinto” o “azul”, como ciertos espirituanos aún describen a los negros. Si roban en el barrio, la sospecha a veces recae de gratis en el “totí” de la vecindad. Y si algún moreno asciende en la escala social como directivo por sus legítimos méritos algunos susurran que lo promovieron por el color de su piel.
En pleno siglo XXI Cuba no ha dejado de padecer el racismo. A pesar de que la ciencia ha dicho y repetido que, aunque existan diferencias fenotípicas, las razas no existen y apenas constituyen una construcción social, el fenómeno no deja de asomar su oreja peluda, más o menos sutilmente. Aun cuando la política de la Revolución al respecto se trazó clarísima casi desde sus inicios, el lastre de la discriminación por el color de la piel persiste en el entramado nacional.
Todo comenzó por la trata negrera y la esclavitud y se mantuvo durante la Colonia y la República, cuando los patrones de la discriminación apenas cambiaron su estatus en algunos papeles porque, en la práctica, los negros por lo general solo se apreciaban para trabajar y se consideraban incapaces con respecto al crecimiento intelectual.
A pesar de que en Sancti Spíritus la población negra aumentó de manera significativa durante el siglo XIX gracias al desarrollo sustancial de las plantaciones azucareras, hoy se mantiene como la provincia más blanca de Cuba, según las estadísticas oficiales.
Aunque desde hace ya mucho tiempo atrás quedaron las playas y las sociedades de instrucción y recreo divididas por el color de la piel, la práctica ha demostrado que las buenas intenciones gubernamentales —al establecer una política igualitaria—, de por sí no desaparecen la discriminación de un plumazo porque en el imaginario espirituano ese fenómeno persiste.
Los expertos cubanos en materia de racialidad han llamado la atención en que, para empezar, los puntos de partida de los negros, blancos y mestizos con el propósito de hacer uso de las oportunidades que la Revolución puso frente a ellos no fueron los mismos.
Aunque institucionalmente en la isla no existe la discriminación racial, esta aún persiste en el imaginario colectivo y se aparece de forma sutil con estereotipos y prejuicios diversos, sin reparar en el hecho de que los distintos pigmentos de la piel constituyen parte del ajiaco sociocultural de la isla.
El más reciente informe sobre el tema presentado al Consejo de Gobierno en Sancti Spíritus como Análisis de los resultados en la implementación del programa nacional de lucha contra el racismo y la desigualdad racial, ofrece algunas estadísticas interesantes al respecto.
Por ejemplo, la composición de la población espirituana actual por el color de la piel refleja que el 83.7 por ciento de esta es blanca, el 5.4 por ciento negra y el 10.9 por ciento mulata, datos que confirman a la provincia con el mayor por ciento de blancos en Cuba.
El documento llama la atención sobre el hecho de que, aunque en el territorio pervive una rica huella arquitectónica estrechamente unida a la esclavitud —evidente fundamentalmente en el Valle de los Ingenios y los centros históricos de Trinidad y Sancti Spíritus—, aquí aún constituye una deuda el estudio sobre el papel del esclavo africano en la historia.
Además, existen pocas agrupaciones culturales vinculadas a las religiones cubanas de origen africano, sobre todo en la música y la danza; y resultan insuficientes las investigaciones relacionadas con la influencia del llamado continente negro en la literatura, las artes visuales y el teatro.
Sin embargo, en otras aristas de la sociedad el racismo no parece haber calado: por ejemplo, en general, la matrícula universitaria del territorio se ajusta a las dinámicas poblacionales y no se observa discriminación en el acceso a las casas de altos estudios por el color de la piel, aunque resulta menor el por ciento de negros y mulatos que estudian la carrera de Medicina con respecto a quienes matriculan otro tipo de carreras.
Según la vivienda y las condiciones de vida, los mulatos presentan el mayor hacinamiento con un promedio de 3.41 personas por casa, realidad que el susodicho informe asocia a la cantidad de emigrantes internos llegados de otras provincias para asentarse alrededor de pueblos y ciudades de Sancti Spíritus.
En relación con el empleo, los mulatos también presentan la mayor tasa de desocupación, mientras que en el sector no estatal predominan los blancos, aunque en este ámbito no se han detectado muestras explícitas de racismo en convocatorias de búsqueda de personal, ni en la atención a los clientes.
Por otra parte, el color en los medios de comunicación social manifiesta una representación mínima de personas negras o mulatas, sobre todo en locutores, presentadores y la prensa escrita, donde la mayoría de los periodistas y comunicadores son blancos.
En esas instituciones, considera el mencionado informe, aún resulta débil la visualización de la herencia africana en la cultura cubana, y pocos espacios divulgan a figuras morenas con influencia sobresaliente en la cultura y la identidad nacional.
Entre tanto, los datos relacionados con la política de cuadros reflejan en la mayoría de las instancias gubernamentales un porciento superior de negros y mulatos en cargos de dirección en correspondencia con su representatividad en la composición de la población espirituana, excepto en las empresas de subordinación territorial y local, así como en los Consejo de la administración de Jatibonico, Yaguajay, la Sierpe, Cabaiguán y Fomento.
A partir de esos diagnósticos, la comisión provincial encargada de esta temática aprobó una estrategia para atender y contribuir a eliminar las prácticas de discriminación racial en diferentes ámbitos, así como a mejorar la situación socioeconómica de los grupos poblacionales negros y mulatos en relación con la calidad del empleo, el nivel de ingresos y las posibilidades para acceder a la educación, la vivienda, la salud y los espacios de dirección.
Todo fundamentalmente a través de la labor comunitaria integrada y la atención a las familias vulnerables para cerrar las brechas que colocan a la población negra y mulata en situación de desventaja y fragilidad en relación con el acceso al bienestar.
Sin embargo, a pesar de tan buenas intenciones, no debe perderse de vista que muchas veces padecemos el racismo de manera inconsciente, a partir de estereotipos y prejuicios subyacentes, bien difíciles de eliminar después de largos siglos impregnados en la memoria colectiva. Entonces, probablemente, aún falten muchos almanaques para lograr que la retina colectiva aprecie a esta isla como nación unicolor.
Quizás a esos mismos incultos les sobre tolerancia para reconocer que la S y la Z están a tan corta distancia en el teclado para perdonar que sean sustituidas en un palabra en un comentario.
Martí dijo a su hermana Amelia sobre su padre Mariano,ACLARO: ¨tiene tantas y tan sólidas virtudes¨ porque fue honrado cuando casi nadie lo fue¨¨
Periodista la descriminacion que describe con tanto acierto y que en mi opinion es simplemete ignorancia,es una de tantas que nos infecta,porque no se explica de otro modo que alguien con un minimo de cultura pueda pensar que el color de su piel lo hace superior a otro de pigmentacion distinta,es tan tonto como pensar que aquellos con orientacion sexual diferente,son inferiores a los heterosexuales porque no son mayoria o les gusta lo que a ti no,o quizas no te atreves a decirlo o que tu ideologia te hace mejor y mas apto que los que piensan diferente, o que el profeta que tu eliges es el unico que te conducira a Dios y los demas van al infierno…La descriminacion,en todas sus formas,son las armas de que se han valido los poderosos a lo largo de la historia para dividir y manipular a los demas en beneficio propio y el unico remedio es la cultura y la tolerancia,ambas cosas con escaza abundancia en mis compatriotas
LA PENA DE MI AMIGO
Hace unos años, un tipo que a quien quiero mucho y me lo ha demostrado a lo largo de décadas de relaciones familiares cometió una imprudencia que lo ha lacerado por igual número de años.
En una conversación en su carpintería particular me dijo, ¨Esa muchachita es muy linda, pero, le gustan los negros¨, expresión que no necesita comentarios.
Mi respuesta fue sin pretensiones de machacarlo, sí, a ella le ocurre igual que a mi hija que sabes está casada con un mulato de pasas a quien quiero como a un hijo y con quien tiene dos hijos, una hembra y un varón. No hago referencia a los méritos de mi yerno aun cuando puedo decir de él como Martí de su hermana Amelia: ¨tiene tantas y tan sólidas virtudes¨.
Mi amigo solo atinó a decir, ¡Coño, que come… soy! y Yo a responder ¨Ya se me olvidó lo que dijiste¨¨ y jamás hemos vuelto sobre el tema.
Su conducta no es racista solo que el duende del racismo ronda en su cabeza y aunque el no quiera aparece cuando menos se le espera.
El Racismo, a mi juicio es la manifestación económico social de una causa principalmente económica y no hurguemos en ideas tales como considerar a los esclavos como ¨Objetos parlantes¨.
No solo fueron esclavos, a lo largo de la Historia de la Humanidad, negros como en el caso de Cuba, sino también blancos de ojos verdes y azules y hoy se practica la esclavitud sobre otros no negros y se les trata como tal con la vara de la segregación y del desprecio.
Racismo no es una conducta individual, es el sustento de una Ideología que fue dominante, que ha declinado hasta casi su eliminación por razones científicas y sociales, pero, que quizás por razones de autoafirmación individual de sentirse superior a otros, la valida.
¡Solo me apena que mis dos mulaticos, hembra y varón no esté conmigo aquí en Santa Clara!