Cuba se piensa. Se mira por dentro. Sabe que la gran maquinaria que la hace respirar precisa de transformaciones con los pies en la tierra. El sector de la Cultura no escapa de esa realidad. Sería un crimen dejar caer ese sostén del alma de la nación.
Precisamente por ello y a pesar de coexistir en un contexto complejo, son muchos los retos que tienen por delante quienes conducen y protagonizan la vida sociocultural espirituana. Sobre el tema, Escambray abre sus páginas al director del Sectorial de Cultura y Arte, Jorge Félix Lazo García, quien reconoce que resulta un compromiso colectivo y prioritario enfrentar y vencer la colonización cultural impuesta, que pasa desapercibida delante de muchos ojos.
“Eso es una máxima. Pero la cuestión es cómo hacerlo, qué empleamos, cuál es el mejor recurso humano para lograrlo. Y el segundo reto es cómo propiciar que nuestra gente se implique en esos cambios de gestión en el accionar.
“Es una provincia rica en tradiciones, con un excelente potencial artístico, un extraordinario movimiento de artistas aficionados en todos los territorios, contamos con 24 proyectos culturales que transpiran autenticidad, tenemos un gremio de artistas profesionales. Son más de 92 escritores reconocidos en el país, más de 300 artistas visuales, más de 500 músicos quienes cada día tienen el compromiso y aspiración de dialogar con los públicos de la manera más directa, clara, precisa y con lo mejor de sus creaciones”.
Transformar conductas, formas de trabajo, concepciones… No se trata de borrón cuenta nueva. A su juicio, ¿cuál puede ser la estrategia más efectiva?
“La máxima dirección política del país nos ha pedido a toda la sociedad enfocarse en la ciencia e innovación. El cambio de pensamiento en nuestras rutinas tiene que ser desde ahí. Contamos con una universidad, donde se cursa la carrera de Gestión Sociocultural para el Desarrollo. Allí nacen estudios que nos trazan el camino. Además, en nuestro propio sector hay investigadores, expertos con pesquisas de gran valor. Ha sido una deuda no aprovecharlos.
“Es una batalla incidir con esos saberes y propuestas nacidas desde el pensamiento en nuestra programación cultural para lograr actividades sólidas, que formen en valores, con impacto. Seguir dilatándolo será funesto para materializar nuestros retos”.
Entre esas ausencias, continúa como talón de Aquiles la escasez de estudios de públicos…
“Al inicio de este año, el Centro Nacional de Casas de Cultura orientó hacer un estudio de públicos en todas sus instituciones, ya que esos grupos son nuestras esencias. Fueron muy interesantes los resultados. Un buen ejemplo, en ese sentido lo encontramos en la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí. De acuerdo con lo que le dicen sus públicos, cambia todo lo que ellos consideren. Ese pensamiento tenemos que también trasladarlo al resto de nuestras instituciones.
“Nos tiene que preocupar cuáles son sus necesidades, aspiraciones, gustos porque de lo contrario trabajamos sobre la base de la espontaneidad y de manera simplista y superficial, como sucede cuando decimos que la juventud solo consume reguetón. Hemos sido testigos de en un espacio público cómo distintos grupos etarios han disfrutado con la música en vivo de la Charanga XL. La clave está en lograr una programación diversa, atractiva y que se parezca a cada localidad porque tampoco pretendemos imponer”.
Entre las tantas modificaciones adoptadas por la máxima dirección del país está la flexibilización de las riendas del sector no estatal para operar en diferentes escenarios. La Cultura también le ha abierto las puertas.
“Se les ha dado a esos actores la posibilidad de gestionar talento artístico e incluso patrocinar actividades y eventos. Pero nuestra misión está en conducirlos, no dejarlos solos para evitar que se viole la política cultural que es una sola.
“Las alianzas con esas modalidades nos han posibilitado enriquecer nuestras programaciones. Pero en esa fortaleza hemos tenido tropiezos porque no podemos permitir que nuestros espacios pierdan sus esencias y sean solo para bailar y consumir bebidas. Las funciones de nuestro sistema institucional son invariables”.
¿No pueden ser precisamente las alianzas la tabla de salvación para devolver la vitalidad constructiva de muchas de nuestras instituciones dependientes de un sector presupuestado en un contexto económico de muchas deudas?
“La vida nos está diciendo que sí. Tenemos que ir a los proyectos de desarrollo local. Un ejemplo real es la Biblioteca Municipal de Fomento, la única del país que tiene todo su catálogo digitalizado gracias a eso. Hay que buscar financiamiento para mantener, conservar y darle vida a nuestro sistema institucional. En el caso que tanto preocupa y ocupa del Museo de Arte Colonial, hace dos años conocimos que su intervención implicaba una cifra millonaria. Hoy es mucho mayor, al tener que asumir del presupuesto las acciones se han dilatado, por lo que sus puertas permanecen cerradas. Definitivamente, estamos obligados a ir a esas alianzas”.
A su juicio, ¿está el sector preparado para asumir las concepciones que implica pensar y actuar según el desafiante escenario económico y con la cercana experiencia de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos?
“Los resultados no esperados en esa entidad no son solo en Sancti Spíritus. A nivel de nuestro Ministerio de Cultura existe una propuesta de perfeccionamiento de ese sistema empresarial. Su transformación de unidad presupuestada a empresa ocurrió de la noche a la mañana con los mismos recursos y materiales humanos. Adaptarse a los cambios lleva tiempo y más cuando significa gestionar todo el funcionamiento. Tanto así, que cerró el año 2022 con más de 364 000 pesos de pérdidas.
“A principios de 2023 se cambió su dirección y se adoptaron medidas que en poco tiempo generaron que la empresa tenga utilidades. Esto no quiere decir que esté fortalecida, ni que ha sido una solución acabada. Pero sí nos da la idea de qué se tiene que seguir transformando de conjunto con la estructura, la organización del trabajo, las acciones de comercialización y representación de las unidades artísticas, un tema que ha sido tan cuestionado por sus artistas a partir de la inconformidad de los mismos”.
A las puertas del 2024, ¿cómo evalúa la máxima dirección del sector espirituano el trabajo de este año con tantos tropiezos, suspensión de eventos, aspiraciones no materializadas…?
“Hemos llegado a un grupo de comunidades, a pesar de todas las limitaciones y ha sido posible por las alianzas en cada uno de los municipios. Ni los artistas profesionales ni los aficionados no han dejado de trabajar y eso es digno de reconocer. No nos hemos callado y nos hemos enfocado en alcanzar las metas propuestas”.
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