De acuerdo con el Diccionario de la lengua española (DLE), avizorar es sinónimo de acechar, verbo que significa ‘observar, aguardar cautelosamente con algún propósito’. María Moliner señala su equivalencia con escudriñar.
Realizaciones del siglo XVII en adelante, recogidas en el Corpus del Diccionario histórico del español (CDHE), dan fe de este significado, próximo también a verbos como espiar o vigilar: «tres centinelas quedan avizorando, y no hay que temer que nos cojan de sobresalto» (1613); «los muchachos están avizorando desde las chozas y avisarán si ocurre alguna novedad» (1876); «De vez en cuando avizoro la puerta —no vaya a ser que se presente alguien y me coja en bragas» (1981).
Sin embargo, en ciertos decursos del CDHE, datados en los siglos XIX y XX, avizorar pierde especificidad semántica y significa, meramente, ver ‘percibir con los ojos’: «ni una liebre brincaría por allí, sin que sus ojos linces de cazador la avizorasen» (1886); «le condujo a la segunda ventana, desde la cual se avizoraba la ciudad inmensa, y le dijo: «¡Abre y mira!»» (1916); «Ocho o diez días después de nuestra partida avizoramos la pequeña isla de San Andrés» (1936).
Por otra parte, es común en el español de Cuba que avizorar se utilice con un sentido igual al de prever (‘ver con anticipación’, ‘conocer, conjeturar lo que ha de suceder’), prefigurar (‘representar anticipadamente algo’) y de otros verbos como augurar, predecir, pronosticar, adivinar, etcétera: el objeto de la acción no se halla ante los ojos de quien la realiza, porque es un evento, un estado o un proceso no factual, que aún no se ha concretado. En 1975 Cintio Vitier escribió: «se prepararon las condiciones para iniciar la etapa de la «neocolonia», avizorada desde diez años antes por José Martí». Y del presente año son estos dos ejemplos, de la Agencia Cubana de Noticias y Granma, respectivamentre: «Avizora Cuba un 2023 de más avances en vínculos con China»; «estos encuentros permiten resumir y avizorar hacia dónde debe marchar la Uneac».
Tal significado de avizorar no es exclusivo de Cuba ni tan reciente. De la primera mitad del XX hay evidencias en el CDHE de su empleo, tanto en el español peninsular como en el de otros países latinoamericanos: «Cansado ya de esperar un indicio que le lleve a descubrir lo que avizora, concluye por hablar solo y pronuncia frases alusivas al asunto» (1914); «el angustioso aviso de quien, con mirada certera, ha avizorado el confuso porvenir de una sociedad que en breve…» (1947); «se avizora para un futuro no lejano la posibilidad de utilizar para su desplazamiento la energía…» (1980).
Tanto ‘percibir con los ojos’ como ‘ver con anticipación’, ‘conocer, conjeturar lo que ha de suceder’ constituyen deslizamientos semánticos respecto del significado original del verbo, y parecen haberse impuesto en casi todo el mundo hispanohablante, conforme a la documentación del Corpus del español del siglo XXI (CORPES).
Copio dos ejemplos, de los pocos del CORPES donde avizorar conserva de modo inobjetable la única acepción que el DLE le reconoce: «Rápidos se repartieron la vigilancia, unos avizoraban los balcones barojianos con persianas de caña y la botella del butano, otros […]» (2007); «sintió que no podía hacer otra cosa que eso: que acercarse a la ventana, asomarse, avizorar, como quien espía» (2016).
Son notoriamente mayoritarios en este corpus los usos de avizorar en sinonimia con prever, prefigurar, augurar y verbos semejantes: «¿Resultados más evidentes, más públicos de la prohibición? Pues los que se avizoraban y que de pronto son un hecho» (2006); «Spanton consulta los oráculos y avizora el fin de todas las cosas, incluido Spanton» (2013).
Al igual que en siglos anteriores, hay casos en los cuales avizorar significa ver ‘percibir con los ojos’: «desprendió un trozo de cielorraso, dejando un agujero negro irregular que permite avizorar el techo, el color oscuro de las vigas» (2009). En otros, la naturaleza inmaterial de lo avizorado y el contexto oracional inducen la interpretación del verbo como ver ‘darse cuenta de algo’, ‘advertir’: «En el ajetreado zigzag de la espiral del recuerdo, no puedo avizorar cómo surgió en mí el deseo de hacerme mujer» (2002).
Se trata de un fenómeno natural en la historia de la lengua. La lexicografía normativa, por diversas razones, a veces demora en refrendar estos cambios semánticos o rehúsa hacerlo, circunstancia que no los hace inválidos o reprobables per se. Aun así, comunicadores, correctores y editores necesitan conocer de su existencia para tomar decisiones informadas en el ámbito de sus competencias profesionales, de acuerdo con la política lingüística a que los medios o instituciones responden o debieran responder.
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