Cumplir medio siglo frente a la cartulina en blanco y rodeado de múltiples colores no resulta fácil. Bien lo sabe Luis Enrique García Hourruitiner, uno de los artistas visuales más consagrados de esta tierra.
Y como la ocasión lo amerita, celebra en grande: regresó a la Galería de Arte Oscar Fernández Morera, de la ciudad del Yayabo, con las piezas que conforman Luces y sombras II.
Esta vez la exposición tiene valores agregados porque, además, agasaja sus siete décadas de vida en una ciudad próxima a cumplir 509 años.
“En esta segunda edición la muestra no se divorcia del concepto de la primera. Por un lado, es un factor fundamental la representación de obras realizadas en varios años de trabajo arduo que en algunos casos se han disfrutado en otros escenarios del ámbito nacional e internacional. Agradezco los esfuerzos del Consejo Provincial de las Artes Plásticas y del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por materializar este hecho”.
De acuerdo con las palabras del catálogo, escritas por Juan Eduardo Bernal Echemendía, la propuesta nos presenta las esencias de este abstraccionista yayabero.
“En ese resumen nos dice que logro un acercamiento como compromiso de lo propuesto con el público, el cual asumo como propio tanto en los espacios construidos como en la verosimilitud de determinados contrastes surgidos en la accidentalidad del vertimiento primario rumbo a una estructuración de formas internas.
“En esta ocasión señalo la abstracción de un modo más cercano al espectador donde las luces, sombras, colores y texturas van a una relación lógica de efectos lumínicos que puede determinar la relación de dichas sombras, además de la imagen que quiero proyectar en función de mi experiencia personal”.
Luis Enrique García Hourruitiner —Luisito como se le conoce dentro y fuera de los perímetros artísticos— egresó del sistema de Enseñanza Artística y ha laborado en diferentes escenarios como formador de varias generaciones de espirituanos amantes de las artes visuales.
Vitrales, formas planimétricas, puntos, líneas, colores que se abrazan entre sí… son algunas de las huellas en la carrera profesional de este espirituano con múltiples reconocimientos en eventos dentro y fuera de la provincia. El más significativo es el conferido hace un año: la Distinción por la Cultura Nacional.
“Las luces y sombras en mi obra funcionan como símbolos y adquieren un significado propio que complementan las representaciones de las áreas coloreadas con un sentido emocional en la historia que trato de transmitir”.
Luisito ha incursionado por varios años en el abstraccionismo; esa constancia le ha permitido dialogar desde vínculos estrechos con los públicos.
“Es muy emocionante que las personas debatan si les gusta o no, si lo entienden o no. Hay que explicar el abstraccionismo desde lo técnico. No tiene nada que ver con la realidad objetiva. Es una realidad que uno crea, suda, se complica al comienzo, pero la obra me domina. No se trata de tirar pintura sobre un soporte”.
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