Si nos guiamos por el paisaje humano de la ciudad, cualquiera diría que Sancti Spíritus vive uno de esos días invernales que obligan a abrigarse; tampoco hace tres o cuatro décadas atrás alguien hubiese imaginado ver ahora en pleno verano a muchas personas arropadas en mangas largas, tapasoles, enguatadas y cuanta ropa sirva para cubrir la piel del abrasante sol. Parece hasta contradictorio que, en la medida que sube la temperatura, más espirituanos acuden a ese vestuario como protección.
Es algo así como una moda mitad espontánea, mitad inducida y, a juzgar por las evidencias de la variabilidad climática, cabe pensar que llegó para quedarse. Se percibe hasta cierta disciplina individual, mucha gente que se arropa con lo que tenga a mano y, sin mirar para el termómetro, dejan pocos centímetros de piel a merced del sol.
Enhorabuena que cada vez son más los que hacen caso a las indicaciones médicas y de los expertos y han tomado en serio esta protección —hay otras precauciones— ante los dañinos rayos ultravioletas.
Para quienes han convertido las mangas largas u otras prendas en el escudo solar de todos los días, poco importa si tal vestuario da más o menos calor; es ya un asunto de hábito, una rutina casi inviolable, por cierto, llevada también a los escenarios de playas, piscinas y ríos, donde casi son mayoría los bañistas enfundados, cuando menos, en enguatadas.
Para quienes tienen todavía la duda de si, en este julio ardiente y salpicado con el polvo del Sahara, tal ropaje es peor para el calor, lo más importante es saltar ese capítulo, conocer que la exposición al sol, en determinados horarios e intervalos tiene sus beneficios para la salud, como contribuir a la producción de vitamina D; pero igual puede originar daños en la piel, como manchas, quemaduras, arrugas y cáncer.
Valga volver a la literatura científica, acuñar que los rayos solares están compuestos por diferentes tipos de radiación electromagnética, como la luz visible, los rayos infrarrojos y los ultravioleta (UV), estos últimos a los que se les atribuye el mayor peligro para la piel, porque logran penetrar en las capas más profundas y alterar el ADN de las células, provocando mutaciones peligrosas.
Bienvenida entonces la moda que, para bien, parece haber trocado de estación la ropa de mangas largas, dándole ahora funciones de tapasol, la que siempre han tenido otros atuendos como las gorras, sombrillas y sombreros. Según los entendidos en la materia, todos ayudan a la protección porque sirven como una barrera física que refleja o absorbe parte de la radiación solar, reduciendo así la cantidad que llega a la piel.
Aunque son variadas las teorías acerca de los tipos de ropa que brindan mayor defensa ante los rayos ultravioleta, se admite que los colores oscuros absorben más radiación que los claros, los tejidos densos y gruesos bloquean más que los finos y holgados. Existe otro elemento al que se le debe prestar atención: la ropa mojada o sucia también disminuye su capacidad de protección.
En cuanto a la controversia de los posibles beneficios de llevar ropa de colores claros u oscuros, la teoría tiende a inclinarse más hacia la ropa oscura, a partir de la tesis de que absorbe también el calor proveniente del cuerpo.
Como si no fuera suficiente, aún en el periodo más caluroso del año, apelar a las camisas con mangas largas para cubrir una mayor superficie corporal, está reconocido también que este vestuario facilita la transpiración, el proceso por el cual el cuerpo elimina el exceso de calor mediante la evaporación del sudor.
En medio de un verano donde las temperaturas coquetean con los récords y el sol se torna irresistible, valga acotar algunas determinaciones emitidas de conjunto por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial, entre otras entidades duchas en la materia, que desmienten falsos mitos sobre la piel:
“El bronceado es una forma de defensa del organismo contra daños adicionales por la radiación UV”.
“El agua proporciona una protección mínima contra la radiación UV y los reflejos del agua pueden aumentar la exposición”.
“Las cremas de protección solar no deben utilizarse para aumentar el tiempo de exposición al sol, sino para aumentar la protección cuando la exposición es inevitable”.
“La protección que proporcionan depende en gran medida de si se aplican correctamente”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.