El sismo del viernes, de magnitud 6,8 según los servicios geológicos estadounidenses y 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica, es el más potente registrado nunca en este país. Causó al menos 2.012 muertos y 2.059 heridos, de los cuales 1.404 se encuentran en estado muy grave, dijo el Ministerio de Interior el sábado por la noche.
La provincia de Al Hauz, epicentro del sismo, fue la más castigada con 1.293 muertos, seguida por la de Tarudant, con 452. En estas dos zonas situadas al sudoeste de la turística ciudad de Marrakech, la sacudida destruyó aldeas enteras.
«Lo he perdido todo», se lamenta Lahcen en la localidad de Moulay Brahim en la zona montañosa del Alto Atlas. El terremoto se llevó las vidas de su mujer y sus cuatro hijos. «Lo único que quiero es alejarme del mundo y hacer mi duelo», dice este hombre, que se salvó porque estaba fuera de su domicilio al ocurrir la desgracia.
En la parte alta de este pueblo de 3.000 habitantes, Bouchra se seca los ojos llorosos con su pañuelo mientras contempla a sus vecinos cavar tumbas. «Han muerto los hijos de mi prima», lamenta antes de recordar con una voz frágil: «Vi en directo los estragos del sismo y aún tiemblo ahora. Fue como si una bola de fuego lo devorara todo a su paso».
«Todo el mundo aquí ha perdido a gente de su familia, ya sea en el pueblo o en otros de la región», añade.
El gabinete real decretó tres días de luto nacional y dirigentes del mundo entero, desde España y Francia a Israel o Estados Unidos, enviaron las condolencias a Rabat.
Incluso la vecina Argelia, enemistada con Marruecos, abrió su espacio aéreo cerrado desde hace dos años para los aviones que transporten ayuda humanitaria y heridos.
Según Cruz Roja Internacional, las necesidades del país son inmensas. «Esto no será una respuesta de una o dos semanas (…) Prevemos muchos meses e incluso años de respuesta», dijo Hossam Elsharkawi, director regional para Oriente Medio y el Norte de África de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC).
El pueblo de Tafeghaghte, unos 60 km al sudoeste de Marrakech, quedó prácticamente destruido por el terremoto, cuyo epicentro se ubicó a solo medio centenar de kilómetros, según constató un equipo de la AFP.Allí eran raros los edificios que se mantenían en pie.
«Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas», dijo Omar Benhanna, de 72 años.
El sábado, muchos de los supervivientes acudieron al cementerio para el entierro de unos 70 cadáveres, en unas ceremonias salpicadas por gritos y llanto.
Por la noche, las cadenas de televisión marroquíes difundieron imágenes aéreas que mostraban los poblados de casas de arcilla de la región de Al Hauz completamente derrumbados.
«Las autoridades públicas están todavía movilizadas para acelerar las operaciones de rescate y evacuación de los heridos», afirmó el sábado por la noche el Ministerio de Interior.
Además de Marrakech y las regiones colindantes, el temblor se notó en Rabat, Casablanca, Agadir o Easuira, donde muchos habitantes salieron en pánico de sus casas en medio de la noche.
Es el sismo más mortífero en este reino desde el que destruyó Agadir, en la costa oeste, el 29 de febrero de 1960. Entonces, casi 15.000 personas murieron, un tercio de la población de la ciudad.
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