Las bases de Estados Unidos en el nordeste de Siria fueron bombardeadas este viernes con misiles y drones, en un ataque considerado el mayor de su tipo desde el inicio de la presencia ilegal estadounidense en 2014.
De acuerdo con activistas locales citados por varios medios en Damasco, cuatro cohetes impactaron en el enclave norteamericano establecido en el campo petrolero Al-Omar, en el nordeste de la provincia oriental siria de Deir Ezzor.
Un bombardeo semejante con seis proyectiles apuntó contra la base del Pentágono, establecida en las instalaciones del yacimiento gasífero de Koniko, en la misma provincia.
De igual manera, un ataque con dos drones y un cohete apuntó contra el enclave de Al-Shadadi, ubicada en la provincia de Hasakeh.
Las fuentes confirmaron que las acciones provocaron incendios dentro de los sitios, así como pérdidas entre el personal militar estadounidense.
Según las fuentes, tras el bombardeo los helicópteros de las fuerzas estadounidenses sobrevolaron las inmediaciones de los enclaves.
Estos atentados ocurren un día después de un bombardeo estadounidense con misiles en Deir Ezzor, que provocó la muerte de al menos ocho combatientes aliados del ejército sirio en la lucha antiterrorista.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos comunicó que realizó ataques de precisión en respuesta a una agresión con dron, ocurrida el miércoles último contra una instalación de una base militar ilegal de las fuerzas de Washington, cerca de la ciudad de Hasakeh, la cual causó la muerte de un militar estadounidense y lesiones a otros seis.
Washington tiene en Siria al menos una docena de bases, en su mayoría en los campos de petróleo y gas en la región nororiental de Al-Jazira, principalmente en Hasakeh, mientras mantiene una en la zona de Tanef, en la frontera con Iraq, para impedir cualquier comunicación terrestre entre estos dos países.
Las acciones contra las fuerzas del Pentágono y su milicia separatista Fuerzas Democráticas de Siria aumentan en medio de una ira popular hacia sus prácticas.
El gobierno de Damasco denunció repetidamente esta presencia, la que calificó de ocupación y aseguró que la actuación de los militares estadounidenses en Siria incentiva la actividad terrorista y apunta a desestabilizar el país y saquear sus riquezas.
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