Es la reina de una modesta casa de campo, en las afueras de la ciudad de Santiago de Cuba. Una mujer sencilla que sonríe mucho y habla con orgullo de sus dos hijas y del nieto, aunque la juventud de sus 37 años la haga parecer todo, menos abuela.
Melba Pérez Herrera sabe bien que el amor por los hijos lleva a las madres a cualquier sacrificio; y que con gusto Rosmery Durán habría dado su sangre para salvar a Matías porque tenerlo en el vientre nueve meses era apenas el comienzo de una unión para siempre entre la recién parida y su bebé.
No imaginaba la santiaguera residente en Hicaco, que a más de 960 kilómetros, en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, en el Vedado capitalino, el bebito necesitaba una transfusión sanguínea y que sería su sangre -poco común en la población-, la clave para sanarlo y devolver la esperanza y la alegría a la familia.
“Yo solo había donado sangre una vez en mi vida, en octubre de 2006; de hecho ese día, al ver los procederes para desarrollar una labor de tanto humanismo, dije ‘esto es lo que quiero para mí’, y aquí estoy: hace 15 años trabajo en el departamento de Donaciones del Banco Provincial de Sangre Renato Guitart Rosell”, cuenta mientras endulza el café y nos lo sirve en la cocina.
Cada sorbo va sellando una complicidad que echa fuera el nerviosismo y acorta las distancias. Queda atrás la barrera del “soy de pocas palabras” y como si nos conociéramos toda la vida, sonríe otra vez, y pregunta “¿qué quieres saber?”
Melba es una mujer transparente, de las que no repara en formalidades y ofrece lo que tiene, abre las puertas de su casa como si fueran las del alma, y una entiende entonces que solo alguien así podría ser la protagonista de esta historia.
Matías nació en el ‘González Coro’ el 23 de abril pasado, con lo que se conoce como enfermedad hemolítica perinatal del feto y el recién nacido, un trastorno sanguíneo que puede ser mortal y se produce durante el embarazo, cuando el sistema inmunitario de la madre desarrolla anticuerpos para destruir los glóbulos rojos del bebé.
Esto sucede si la gestante carece de un antígeno de grupo sanguíneo que sí está presente en los glóbulos rojos del feto. En este caso, asegura el experto Gabriel Sigüenza Joa, responsable del laboratorio de Inmunohematología del Banco Provincial de Sangre, esos anticuerpos atraviesan la barrera placentaria y ocasionan una anemia que puede ser de menor o mayor intensidad. Aunque no siempre aparecen complicaciones, en la forma grave de la enfermedad hay manifestaciones clínicas como el edema y la ictericia del recién nacido (coloración amarilla de piel y mucosas). El agravamiento del cuadro implica peligro para la vida.
“Este niño hizo una anemia severa que requería transfusión de sangre, pero en estos casos la transfusión de sangre tiene que ser muy selectiva, hay que buscar sangre que carezca del antígeno que el niño heredó del padre, y que está ausente en la dotación genética de la madre. Por tanto, para Matías había que buscar un donante cuyo grupo sanguíneo careciera de ese antígeno porque solo con una transfusión de sangre compatible se le podía incrementar las cifras de hemoglobina y, por supuesto, mejorar su estado de salud”, explica la especialista de segundo grado en Laboratorio Clínico, Dra. Niurka Alí Pérez.
Salvando las distancias, según otra experta, es un caso similar a lo que está ocurriendo con la hija de Paloma, en la telenovela brasileña Suerte de Vivir que transmite la televisión cubana. Como Gabriela, el personaje que necesita una transfusión de un extraño grupo sanguíneo, el bebé de Rosmery dependía de que se hallara a alguien con un tipo de sangre muy difícil de encontrar en la población.
Solo dos personas en el país podrían haber hecho la donación, de acuerdo con las referencias de grupo sanguíneo registradas en el Instituto de Hematología e Inmunología. Ambas mujeres y de Santiago de Cuba, a decir de la doctora Delia Esther Porto González, jefa del Programa Nacional de Sangre.
En una entrevista con el periódico provincial Tribuna de La Habana, la especialista en Hematología detalló que a partir de las 4:00 p.m. del martes 25 de abril, en una acción conjunta de su programa con funcionarios del Programa de Atención Materno Infantil y del Servicio Integral de Urgencias Médicas, en el Ministerio de Salud Pública, se logró localizar a las dos donantes y se le practicó la extracción a una de ellas.
“El martes 25 de abril me llama la directora del Banco de sangre, Bertha Cuevas Ramos, alrededor de las cuatro de la tarde y me dice ‘Melba, corre que hay un niño en La Habana que necesita tu sangre’; yo le dije que sí y a los pocos minutos me recogió un carro en la casa de mi hija mayor y me llevó para mi trabajo.
“Me hicieron el chequeo habitual previo a la donación y una hora después ya estaba de regreso. Yo sabía que había hecho algo bueno porque donar sangre voluntariamente es un acto de amor a personas que no conoces y que probablemente nunca sabrás quiénes son ni qué enfermedad ayudaste a tratar; pero jamás imaginé que sentiría tanta felicidad como cuando vi el reportaje en la televisión y hablé luego con la madre y la abuela de Matías”, comenta Melba y le brillan los ojos, y le tiembla la voz… Y se le ensancha el alma porque lejos de la vanagloria inútil, aún no cree tan grande su servicio.
Aquel día, luego de procesar el líquido vital en el Banco de sangre de la Ciudad Héroe, se envió en ambulancia para La Habana, y una vez realizadas las pruebas de compatibilidad, llegó la vida a las arterias del pequeño Matías.
Gracias a un reportaje televisado en el Canal Habana y en la revista Buenos Días, se multiplica en redes sociales el sentimiento de que Cuba se une más cuando prevalece la solidaridad. El altruismo de Melba, junto a la funcionalidad del sistema de Salud en defensa de la vida, llenan de lágrimas muchos ojos y la fe en el pueblo que somos estremece a más de un corazón ante la imagen de un bebé hermoso y sano en el regazo de su madre.
“Mi vida no es la misma -dice la santiaguera. Usted es la primera periodista que viene, pero he recibido muchas llamadas, comentarios en las redes sociales de personas de toda Cuba agradeciéndome por donar la sangre para el bebé… Y yo me siento súper contenta de haber puesto mi granito de arena para que Matías pueda vivir y crecer junto a sus padres, a sus abuelos… para que nada apague esa felicidad tan grande que se siente cuando llega un bebé a la familia.
“Estoy alegre, maravillada con las cosas que han sucedido; y nunca voy a olvidar cómo los familiares del bebé me agradecieron…ni las palabras de cariño que las personas me dicen… Hasta mi hija más pequeña me felicitó por las cosas tan bonitas que dijeron de mí en su escuela… Yo no lo hice por ningún interés material, pero no hay mayor premio que lo que estoy viviendo.”
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