Cuando el 23 de agosto de 1960, meses después del triunfo de la Revolución, nació la Federación de Mujeres Cubanas, no solo se comenzaría a escribir otra página de la historia posterior a enero de 1959.
Comenzaba con ello a poner en cada escenario del proceso de cambios la fuerza, el empuje, la inteligencia, dedicación y creatividad de las féminas imprescindibles, como lo han demostrado estos 63 años.
No fue casualidad la petición de Vilma a Fidel. En la lucha por el triunfo, ella fue testigo de todo el aporte de las mujeres a quehaceres disímiles, donde la entrega, valentía y el poder de persuadir y decidir estuvieron presentes.
Hablar hoy de Cuba, de cada una de las esferas de la sociedad, lleva indiscutiblemente la mención a la mujer cubana.
Ciencia, deportes, producción de alimentos, defensa de la patria, responsabilidades de dirección, arte y cultura, escenarios domésticos y salud, entre otros, son frentes donde la mujer ha dejado su huella profunda.
Más que el agasajo por una conmemoración, que sirva este 23 de agosto para acompañar a las féminas en todo su afán, porque serán siempre la luz imprescindible para un mejor país.
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