El trabajo desempeñado por miles de féminas espirituanas hace hoy parir la tierra y, en medio de tantas limitaciones, es rocío que abona cada surco, donde el sudor se multiplica en beneficio del desarrollo local y la soberanía alimentaria.
Tal fuerza señorea sobre montes de encendido verde; su talento es capaz de convertir el terreno árido en granos, viandas y hortalizas. No son pocos los espacios donde alguna vez campeó el marabú y ahora crecen platanales, pues nada es imposible para la mujer cubana.
“La idea de la cerveza de jengibre nació mientras leíamos un libro durante un curso de capacitación en La Habana y se nos ocurrieron algunas recetas que empleaban esta planta”, dice con timidez Odalys Aroche Juviel, una productora de 56 años de Topes de Collantes.
Pero, una vez elaborada la bebida, gustó tanto que Odalys decidió producirla y extender su comercialización en la medida de lo posible a la ciudad de Trinidad.
Según su creadora, el producto final posee un excelente sabor dada la fermentación del jengibre, a lo cual se le suman las propiedades digestivas y anticoagulantes propias de la planta.
Como el mencionado líquido se fabrica artesanalmente, el dióxido de carbono no se añade de manera industrial, sino que el propio proceso de fermentación natural aporta el gas característico en este tipo de bebidas.
“A la hora de envasar el líquido cumplimos con el protocolo de esterilización de las botellas y luego las enchapamos y la dejamos reposar en un lugar especial que tenemos para ello”.
Como el azúcar escasea —dice—, en los últimos tiempos ha disminuido la producción de cerveza de jengibre, pero hace el mayor esfuerzo por mantener activa la elaboración de una bebida que maravilla a quienes la degustan, por su sabor y originalidad.
La mujer que tengo delante impresiona por su afabilidad y sencillez. En todo momento sonríe, excepto cuando confiesa haber desentrañado los misterios del jengibre como si fuera ella una experta en botánica. Así de modesta es.
Con el entusiasmo de una adolescente, habla ahora de la elaboración de té casero, también a partir del jengibre: “Es muy fácil, se ralla la planta y busco las bolsitas de una tela adecuada; luego lo envaso. Pruébalo para que veas que es una divinidad, no lo digo yo, pregunta en mi barrio, allá en Topes de Collantes”.
Cuenta Odalys que le debe mucho a la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez y al PIAL, cuyos especialistas la motivaron a estudiar allá por el 2008 en Pinar del Río y desde entonces no concibe la vida alejada del campo y las recetas caseras.
Incluso viajó hasta la República de Haití, donde pudo intercambiar con varios productores sobre las potencialidades del jengibre y otras plantas: “Visité las zonas más pobres de esa nación y allá me convertí en la profesora. Imagina que no sabían hacer ni puré de tomate, pero rápidamente los capacité y les mostré varias formas en las cuales pueden consumir el tomate porque ellos solo lo comen natural”, concluye.
Pwerdones la ortografia de Cervantes,
Leo Escambray con regularidad, pero me molesta un poco el lenguaje o frases como «hacen parir la tierra» y otras similkares para describir cosas que usando la lengua de Servantes se leerian mas bonitas y elegantes. Esto es solo una opinion y no pretendo que se cambie nada.