No me he graduado de padre (+foto)

Con apenas 24 años, Denis Boris Bernal se enfrentó a la decisión más difícil de su vida y, con no pocos tropiezos, va pasando la prueba de educar solo a dos hijos

sancti spiritus, dia de los padres
Denis Boris ha convertido su bicicleta en un “vehículo” familiar. (Fotos: Elsa Ramos/Escambray).

Frente a él, dos niños y una decisión enorme en un día de fiestas: a los 24 años a Denis Boris Bernal Ruedas la mente se le nubló, los sueños se le escabulleron y la vida le cambió de un golpe.

Entonces, Soralis Amanda Palenzuela Benítez tenía tres años y Denisley Alejandro Bernal Benítez, apenas uno. “Estaba de visita en la casa de unas amistades en el Kilo-12, cuando llego a mi casa veo a una mujer con mis dos niños, ahí me entero de que llevaba 21 días con ellos allá en Cuchara, un poblado de Banao adentro. La mamá se los había dejado cinco minutos para buscar una cosa para ellos y nunca más regresó. La mujer salió a buscarme y dio conmigo.

“Pensé que estaban con su mamá, antes no tenían paradero fijo, los veía en un apartamento donde más vivían en el reparto 23 de Diciembre, en la ciudad, los visitaba cuando ella me dejaba verlos, pues muchas veces no me lo permitía, me rechazaba lo que les llevaba…”.

“No lo tenía en mis planes, pero era lo que me tocaba, porque ellos son mis hijos”.

Ha pasado poco más de un año. Denis recuerda los temblores internos, la mirada fija, el habla que se escabulló, la parálisis: “Quedé en shock. No es fácil, de repente, uno acostumbrado a un sistema de vida, no tenía las condiciones, ellos llegaron con una dermatitis aguda, el niño con fiebre, catarro… La mujer vino a ver si daba conmigo o a entregarlos a la policía. En verdad, no sabía si quedarme con ellos, si decirle que buscara a su mamá, pero le di pa’ atrás al carro y dije: Me voy a quedar con ellos. No lo tenía en mis planes, mas era lo que me tocaba, porque ellos son mis hijos”.

ENTRE LLANTOS, PAÑALES Y MANOS SOLIDARIAS

Huérfano de madre desde los 17 años, además de voluntad y amor paternal, Denis Boris no tenía mucho más al momento que tuvo sus hijos delante: “La tía materna se quedó unos días con el varón, soy obrero de mantenimiento en la EIDE Lino Salabarría Pupo, tuve que pedir licencia sin sueldo. Una de mis tías me propuso llevarlos para el Hogar de Niños sin Amparo Familiar, que no les diera la espalda, pero que no tenía condiciones para hacerme cargo de dos niños, y no era mentira, mas no estuve de acuerdo”.

Y el hogar se ensanchó en medio del Reparto Escribano. También en la EIDE: “Fue muy difícil, llegaron a mi casa con una sola mudita de ropa, planteé mi situación en el trabajo, pedí licencia sin sueldo, allí me ayudaron mucho, hicieron una recolecta, me dieron ropitas, zapatos, dinero, también mis vecinos me dieron la mano y fui creando las condiciones mínimas poco a poco”.

De aretes en las orejas y piercings en el rostro, pocos advertirían en Boris —por aquello de las etiquetas— al padre que debió aprender a cambiar pañales, lo mismo que a adivinar los llantos, correr para el hospital o inventar el plato de comida en cuestión de días, horas, segundos. “Estando con su mamá, cuando nació la hembrita le hacía todo, pero no es lo mismo. Perdí a mi madre a los 17 años, siempre me enseñó a todo lo que se debe hacer en una casa, para cuando ella no estuviera yo supiera hacerlo.

“De todas maneras no es fácil, estás acostumbrado a un estilo de vida y verte con dos niños de pronto… Que si quieres salir a conversar con unos amigos no puedes, porque tienes que acostarte temprano, tienes que estar pendiente de la leche, la comida a su hora, el agua caliente para bañarse. Muchas veces no sabía si llorar con ellos, si gritar, si salir corriendo; por un lado, uno lloraba porque tenía hambre y el chiquito no sabía si se sentía mal, pues no hablaba. Muchas noches era la hembrita que tenía hambre, el varoncito se orinaba, lo cambiabas y la niña tenía sed, le dabas el agua y él se ensuciaba, todo al mismo tiempo… Tenía la voluntad, pero no los recursos, no tenía ni una libreta para la leche de la bodega, tuve que molestar a vecinos y pedírsela, me la daban, todavía me siguen ayudando. Muchas noches me sentaba en la cama y las lágrimas se me salían, porque estaban bien y de pronto estaban llenos de la dermatitis otra vez, eran baños, cremas, remedios y nada, me vi muchas noches como ahogado”.

Y vuelve a ahogarse, en lágrimas que asoman a sus ojos aún casi infantiles. Lo miro y no me encaja. Veo frente a mí al muchacho que ha convertido a su bicicleta en un “vehículo”, rodando por toda la ciudad con sus hijos a cuestas: “Muchos de mis vecinos me dicen que mi bicicleta es una guagüita, tengo una sillita delante y detrás una caja de esas de acopio, le puse un cojincito y la aseguré para que mi niña no se caiga. Así muchas veces tuve que ir al Pediátrico, dispuesto a ingresarlos a los dos a ver si les quitaba esa dermatitis, así van conmigo a todas partes, cuando se enferman me los llevo para el trabajo”.

CAMINOS LEGALES

Con todo y el abandono maternal, no le fue fácil a este muchacho transitar por el derecho que le asiste sobre sus hijos. “Pasé mucho trabajo para hacer una denuncia por abandono de la madre. Estuve 15 días yendo diariamente de la Oficina de Menores a la Policía, y al revés. Me decían que no podía levantar una denuncia, porque era su papá y tenía que hacerme cargo de ellos y les decía: “Pero si a mis niños les llega a pasar algo, ¿no la puedo denunciar? ¿Hay que esperar a que a mis hijos les pase algo para hacerlo? Tuve que ir hasta la Delegación del Minint. Allí, María de los Ángeles, la jefa de Menores, me orientó que dijera que ella personalmente me había mandado a levantar la denuncia y así fue como pude hacerlo. En ese tiempo fui a la Oficina de Atención a la Población en el Partido Provincial. Allí me atendieron bien, me mandaron para el Gobierno, donde me comenzaron a tramitar los papeles del círculo infantil y para la atención de Asistencia Social”.

Otras pruebas, no justamente sanguíneas, ha debido vencer este hombre en su joven carrera como padre. “Antes de tenerlos a tiempo completo, como ahora, un día me llamaron los oficiales de Menores y me dijeron que si sabía que a mi niño lo habían regalado, les dije que no, me dieron la dirección de una pareja en el reparto Carlos Roloff que lo tenía. Fui a verlo y me dijeron que se lo habían dejado para que lo cuidara, en un inicio se negaron hasta que les dije que tendría que recurrir a las autoridades, pero me lo dieron porque no querían problemas, con el tiempo hicimos muy buena amistad, en verdad con ellos estaba mejor atendido, luego me confesaron que ella se lo había regalado, porque el muchacho no podía tener hijos. Después de eso la mamá lo fue a buscar a mi casa y se lo tuve que dar porque los oficiales de Menores me decían que era su madre.

“Quiero la custodia de los niños, su mamá desde que los entregó a aquella mujer para que se los cuidara nunca más ni los ha visto ni ha llamado para saber de ellos. Quiero cambiarle el apellido a mi niña. Cuando nació, estábamos separados y ella estaba con otro muchacho que le puso el suyo. Supe que nació a los 22 días cuando me dijo que fuera a ver la niña que estaba en el hospital, en lo personal no creo que para ser mi hija tenga que llevar mis apellidos, padre es el que cría, no el que hace”.

UN AÑO Y MÁS: PADRE Y MADRE

Cada mañana la imagen sobrecoge. Hasta las puertas del círculo infantil Los Bomberitos, de Olivos II, llega Denis Boris con la “guagüita” y sus niños. Corren, sin chistar, a sus espacios de juegos, de mimos, esperanzas. Casi todos saben la historia del muchachito que cría a sus dos hijos y las preguntas vuelven a agolparse: “A la fecha no duermo, me acuesto a la una de la mañana y más preparando cosas para el círculo y ya antes de las seis de la mañana estoy de pie para calentarles el agua y bañarlos, prepararles el desayuno, vestirlos, llevarlos al círculo y de ahí para el trabajo, regreso, almuerzo, de nuevo al trabajo, salgo los recojo y para la casa hacer la comida, bañarlos y así en el día a día; ahora me ayuda el círculo, en los primeros seis meses eran las 24 horas del día conmigo.

“A veces me veo con más voluntad que recursos, pero no me rindo. Mi casa está en malas condiciones. Mi salario es de 2 300 pesos y por la Asistencia Social me asignaron una chequera de 3 700, aunque ahora me dijeron que me la van modificar, porque ya trabajo, me ayudan con módulos de alimentos, cuando entra ropa me dan y me ayuda mucha gente”.

Hace poco más de un año Denis Boris se enfrentó a la decisión más difícil de su vida. Ahora Amanda y Denisley corretean sin parar y avivan la precariedad del hogar en el Reparto Escribano, de Sancti Spíritus. Se disputan la cargada de papá y lo envuelven en abrazos. Entonces, todo parece encontrar sentido.

“Si tuviera que tomar la decisión, lo volvería a hacer cien veces, sin miedo a arrepentirme. Uno madura mucho y, hasta cierto punto, te formas como hombre, son muchas las cosas que antes hacía como salir y compartir con mis amistades, ir a fiestas porque soy joven, ahora me tengo que cohibir porque no tengo quién me cuide a mis niños.

“A veces digo: si mi mamá estuviera aquí no pasara tanto trabajo, pero desgraciadamente me ha tocado hacerlo solo, muchos me han dicho: ‘Eres un héroe porque yo no hubiese aguantado lo que tú has pasado’, pero les digo que no soy héroe, que ante todo soy padre, los miro y digo: si la madre les dio la espalda, yo no lo haré. Ellos me adoran y me alegran, el chiquito no puede oír un palo y una lata que empieza a bailar, son cosas que, aunque tengas problemas, te provocan risa y se te alivian.

“¿Graduado? ¡Qué va! Estamos en proceso todavía, padre es una palabra grande, muy grande, no me he graduado, me faltan muchas cosas por aprender, no es lo mismo decir yo engendré un niño, que decir yo soy padre”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

3 comentarios

  1. Elsa buen artículo. De q la pones, la pones. Excelente!!!!

  2. Excelente artículo Elsa. La maestría alcanzada en tu profesión. Te permiten tener la visión certera. En sacar a la luz estás historias conmovedoras de la sociedad cubana.
    Nos falta mucho por hacer en el campo del Derecho de Familia. Para subsanar viejas trabas aún pendientes de solución en el nuevo Código de las Familias. Todo se concentró en la igualdad de géneros en el matrimonio homoparental , etcétera. Y el núcleo duro de los derechos de la responsabilidad de la potestad quedaron inconclusos. Para este ejemplo de padre. No le asiste el derecho de que sus hijos tengan sus apellidos. Si la madre biológica ha quebrantado la ley y a abandonados a sus hijos a la inseguridad y el riesgo social.

  3. Felicidades doble en esta día usted se merece más que eso y para alante padre no es cualquiera padre es padre

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