Cuando el trinitario Yasniel Carrero vio a su compañero de la cuarteta del relevo 4×100 entrar segundo a la meta en los recién finalizados Juegos Panamericanos, sintió que sus piernas habían corrido como nunca para hacer realidad ese sueño. Y, literalmente, lo había hecho. Después de estar lejos de las pistas por casi cinco años, esta presea de plata le vale como un oro, luego de que en su anterior cita continental de Toronto 2015 se fuera sin medallas.
También porque fue el espirituano de mejor resultado en los Juegos Panamericanos de Chile y uno de los dos que subieron al podio (la otra fue la remera Milena Venegas, con bronce). Meses atrás ese resultado no estaba en sus planes.
“Solo nos basamos en asegurar los cambios, ya que en Cuba no tuvimos muchas oportunidades de entrenar como equipo de relevo, prácticamente faltando dos meses fue que vinimos a practicarlos, fue un trabajo bastante intenso, pues estábamos en una etapa muy difícil. No teníamos la marca que se solicitaba para estar en los juegos y ya en la última confrontación fue que pudimos entrar al hacer un tiempo de 39.67 segundos”.
En Chile los cubanos hicieron 39.26 segundos, suficientes para escoltar a Brasil y adelantarse a Argentina.
“Esperar como esperar… no lo esperábamos. Eso sí, antes y estando en la competencia nos enfocamos en mejorar, sobre todo lo de los cambios, junto con el entrenador que estuvo al pie del cañón con nosotros todos los días. En general, este año pudimos hacer una buena preparación, hemos seguido todo al pie de la letra, en lo físico y lo mental y sobre todo teniendo buena comunicación entre nosotros cuatro. Todo fue proponérselo. Es verdad que no estar los jamaicanos y lesionarse el cerrador de los americanos nos abrió más las puertas. Fue un año intenso, lleno de trabajo y de sacrificio, lesiones de muchos compañeros, pero gracias a Dios se recuperaron y pudieron prepararse”.
Para Carrero fue una recompensa y también una confirmación de su fortaleza como corredor de relevos. En 2014 ganó oro en el relevo 4×100 metros en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, y también obtuvo bronce individual en los 100 metros. Como relevista estuvo en el Mundial de esa modalidad en ese propio año y el Mundial de mayores del 2017. “Me sentí súper bien y complacido con lo que logramos. En Veracruz fui cerrador y esta vez me tocó ser la tercera posta, que es la parte de la curva que es donde mis entrenadores me veían con más fuerza para entregarle al cerrador”.
En la carrera iba también una especie de oda a la resurrección. Tras labrar una carrera ascendente, Carrero se fue del “ojo” mediático y de las pistas. “Estuve casi cinco años fuera del deporte, porque pasé por muchas situaciones e inconvenientes personales que me llevaron a dejar de entrenar y no me sentía bien conmigo mismo, pero gracias a Dios hace casi dos años pude retomar mi carrera y darle está alegría a mi mamá, mis hijos, mi hermano; ellos son mi motor impulsor por quienes yo vivo.
“Mi regreso a las pistas fue… imagínate, cuando veía a mis compañeros de equipo por el televisor en las competencias con sus resultados y yo sentado en mi casa me decía: ¡Coño!, si no hubiera dejado el deporte estuviera ahora con ellos. Les pregunté a mi mamá, a mi papá y a mi hermano si me veían con esperanzas de regresar al deporte. Me dijeron: ‘Claro que sí, eres joven y aún tienes fuerza’. Eso para ellos fue una alegría tremenda porque sufrieron junto conmigo cuando me fui, sobre todo mi mamá, que veía cómo después de tanto sacrificio uno se derrumbaba por cosas de la vida”.
Pero los años no parecen haber pasado por sus piernas. Este 2023 pudo acercarse a su mejor marca en los 100 metros planos, que es de 10.27 segundos, lograda en los Centroamericanos del 2014. “En la Copa Cuba, después de cuatro años, hice 10.28, así es que todavía hay Carrero pa’ rato”. Sabe y siente que en este renacer muchos han corrido junto a él. Por eso quisiera multiplicar su medalla en muchos pechos.
“Estoy agradecido con mis compañeros, mis entrenadores todos, y menciono a Remberto Alomá, quien fue uno de mis primeros entrenadores en Trinidad, junto con Liudmila; a ellos decirles que hablar conmigo antes de salir para acá para La Habana les dio resultado. También a Carlos Amador, quien en estos dos años me ha ayudado todo el tiempo y ha sido como mi segundo papá aquí, supo ayudarme a salir cuando me sentía mal, me guio y demostramos que nunca es tarde. Me faltan personas por agradecerles, pero saben quiénes son los que me ayudaron, siempre estuvieron ahí dándome la mano en mis peores momentos. Esta medalla es para mi familia y para todos ellos”.
Con el oxígeno de la plata de Chile, Yasniel Carrero siente que, a sus 28 años, es como si comenzara a correr. “Voy a seguir trabajando y no vamos a parar hasta llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024”.
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