La puesta en marcha de la estación de bombeo del asentamiento rural de La Güira, un escenario de pre montaña del municipio de Sancti Spíritus, no es un acontecimiento cualquiera.
Bien lo sabe Alberta Ramírez Ramírez, quien como a sus vecinos de la comunidad, le desvelaba el día a día para agenciarse de la manera en que fuera posible, alguna cantidad del agua que al menos le ayudara a solucionar las principales necesidades del hogar.
“Las pipas no satisfacían por la cantidad de habitantes que hay aquí, el combustible siempre fue un problema real para cumplir los ciclos y la cotidianidad complicaba la vida, pero ya sabemos que esa agonía se fue al pasado y por ello, desde que el primer chorro de agua salió por la tubería, me empapé de ella”, relata esta octogenaria, una de las tantas personas que fueron protagonistas del suceso.
El hecho noticioso tiene un matiz distintivo. En La Güira nunca hubo servicio de agua potable por sistemas de acueducto con bombas y toda posibilidad se reducía a lo que un manantial regalara a partir de su fertilidad o el trasiego en pipas, bueyes, caballos o a partir de alternativas peculiares.
Jorge Lorenzo Álvarez, director de Mantenimiento en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado en Sancti Spíritus, puntualiza que fue una de las razones que les llevó a ubicar un posible lugar donde pudiera abrirse un pozo, que resultó ser muy fértil en el proceso de perforación. La estación de bombeo con matriz energética sustentada en la energía solar fotovoltaica, estaba garantizada.
Comenzaba entonces a gestarse el “parto húmedo de La Güira”.
Campesinos como Laercio Morales Morales y otros habitantes, armaron un gran colectivo de trabajo y entregaron muchas jornadas de labores desde el amanecer hasta que caía la tarde, desbrozando marabuzales en el escenario donde se perforó el pozo y se instalarían los paneles solares, descubriendo el sitio para instalar las conductoras y después en las acciones constructivas de la caseta que resguardaría el sistema de operaciones de la estación.
“Valió la pena todo el sacrificio”, dice este guajiro cuando escucha caer el agua en el tanque de unos 20 mil metros cúbicos de capacidad que almacena el agua impulsada desde el pozo y con alegría sentencia el entierro de la agonía de cada tarde, cuando al llegar del campo había que buscar agua donde y como fuera, una realidad dura y sin retorno por la nueva fuente de abasto y la estación de bombeo.
Gerardo Antonio Luna Hernández, habitante del asentamiento desde 1995 , delegado de la circunscripción 73 de La Güira y ahora presidente del Consejo Popular Banao, refirió a Escambray que con la novedad quedaba resuelto el principal problema de los pobladores del lugar.
“Más de 1 700 habitantes de ese poblado de la pre montaña se benefician ahora con el abasto del preciado líquido, con un ciclo diario de distribución, en este asentamiento que vivió alargarse hasta 20 días la entrega en pipa, en un escenario de difícil topografía que complicaba el trasiego de agua en esos medios.
“Una realidad que complejizaba la vida de las familias y el funcionamiento de toda esta comunidad, donde más del 80 por ciento de sus pobladores, entre hombres, mujeres y jóvenes se dedican a la producción de alimentos agrícolas”, agregó Luna Hernández.
Para Jorge Lorenzo Álvarez, director de Mantenimiento en la Empresa de Acueducto y Alcantarillado en Sancti Spíritus, las cuentas son imprescindibles y la solución a la problemática vital: la distribución de agua en pipa en La Güira cada siete días necesitaba de 3 mil litros de combustible y un gasto total de 12 mil al mes y nunca se llegó a satisfacer las necesidades elementales de la población.
“Es un logro donde el protagonismo de los pobladores es de reconocer, por su participación en cada labor y su colaboración permanente y ya se constata el impacto del suceso en los habitantes”.
Precisó el directivo que en la provincia se pretende sustituir 99 bombas–una de ellas para residuales-, la tercera parte ya está en fase de puesta en marcha y otras seis en proceso, iniciativa que beneficiará a más de 42 mil habitantes, con un impacto social vital.
También lo refiere en su testimonio Adrian Soler Santander, ahora operador y responsable de la estación de bombeo, quien asegura que en lo adelante, el cambio para bien, en la comunidad y sus habitantes será palpable.
“Nos corresponde la responsabilidad del uso racional del agua, su ahorro y el cuidado de todos los medios que hacen posible, hoy en La Güira, que el abasto del preciado líquido haya pasado de ser un problema a un motivo para hacer una mejor vida social y productiva en este asentamiento”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.