A pesar de vivir a menos de 15 kilómetros de uno de los litorales costeros más conocidos en Cuba y el Caribe, sorprende y hasta cuesta creer que muchos trinitarios no conocemos siquiera la definición de la palabra ancón.
Según el diccionario de la Real Academia Española, un ancón es una ménsula; es decir, un elemento estructural que se usa para sostener una cornisa. Sin embargo, y aunque es una definición antiquísima, aunque no en desuso, este vocablo también se refiere a un abra o ensenada pequeña en la cual se puede fondear.
Existen varios ancones en la geografía mundial: una Torre Ancón en la provincia española de Málaga, uno de los 43 distritos que conforman la capital de Perú se llama así, la parroquia ecuatoriana del Cantón de Santa Elena se conoce como Ancón e incluso un municipio cercano a Medellín organiza lo que los medios de prensa han calificado como el Woodstock colombiano: el Festival de Rock de Ancón.
A pesar de que una búsqueda rápida en la web arroja más de 18 parajes que portan el vocablo en su nombre, es la playa espirituana la que corona las búsquedas a nivel mundial, lo cual repercute de manera muy positiva en mejorar su posicionamiento y visibilidad en los motores de los principales navegadores de Internet.
Según Trends, la plataforma de Google destinada a cuantificar los patrones de exploración de los usuarios, solo ancon beach cuba ha tenido un aumento del 150 por ciento durante la última semana del período estival. Si a este término se suman ancón, ancon, playa ancón, ancon beach yancón trinidad cuba, entonces se han gestado cerca de 39 000 búsquedas desde que comenzó el año.
A pesar de su popularidad, los registros históricos de la tercera villa apenas recogen la historia de la península más famosa de la costa sur cubana. Dice mi abuela que alguna vez, cuando niña, escuchó su historia. Su padre tenía un amigo muy viejo y cuentacuentos y le narró que por allá por finales del siglo XIX el lugar que hoy ocupa el hotel antes lo colonizaba una gran piedra.
En aquel entonces nadie se bañaba ni a la playa se le conocía como Ancón, sino por su antiguo referente: María Aguilar, posiblemente en honor a la patriota camagüeyana que sufrió prisión en varias ocasiones debido a su participación en las guerras por la independencia y la cual, cuenta, mantuvo vínculos con Trinidad.
La piedra fungía como una suerte de faro rústico que permitía una pronta ubicación incluso a los navegantes más bisoños.
Por su forma, aquel peñasco parecía un anca de caballo y terminó recogiéndose en la tradición oral como el ancón y de ahí surgió la forma en la que nacionales y foráneos conocen hoy día a la instalación del Grupo Hotelero Cubanacán.
La historia local da un salto hasta la década del 70, cuando comenzó la construcción del hotel en cuestión. En el argot popular se maneja que diluviaron los retrasos hasta que, como recogen las efemérides de Escambray, el 30 de agosto de 1987, casi 18 años después de su inicio constructivo, comenzó la fase de entrega.
Hay quien especula que el Che en persona vino a ver la playa donde 20 años más tarde se elevaría el recinto. No obstante a que este encuentro entre la playa Ancón y el Comandante Ernesto se encuentra entronizado entre trinitarios que superan los 60 años de edad, bien podría ser cierto, pero bien podría ser cuento de camino puesto que no figura en ninguna bibliografía oficial.
A partir de entonces la historia se esclarece mucho más. Las aguas del mar Caribe a 15 km de la ciudad cada vez cobraron mayor relevancia en los planes vacacionales. Antes, dato curioso, no se iba en automóvil como hoy día, sino que en Casilda se tomaba el catamarán, un transporte marítimo hasta el muelle de la península.
Los folletos de propaganda del hotel hablan de una amplia variedad de servicios: renta de motos y autos, excursiones locales, seafaris, solárium, primeros auxilios médicos y servicio de enfermería; deportes terrestres, billar, tenis de mesa y de campo, voleibol de playa y deportes acuáticos como bicicleta acuática, kayak, buceo ligero y voleibol de piscina.
En sus alrededores destacan varios puntos de buceo como la barrera coralina de Ancón, donde yacen restos de barcos hundidos, y las bateas, unos kilómetros más lejos. Con estos fines, en la piscina del hotel se imparten cursos de iniciación al buceo.
Ofertan, además, un programa de animación diaria, clases de baile, música en vivo en la cena, espectáculos temáticos nocturnos, servicio de masajes, gimnasio equipado con pesas y equipos cardiovasculares y juegos de mesa.
En su web Club Amigo Ancón, Cubanacán secciona al hotel en un restaurante buffet, un restaurante especializado, tres bares, un ranchón de playa y 279 habitaciones (208 en cinco niveles del edificio principal y 71 en el anexo). De ellas, 235 son estándares dobles; 36 matrimoniales y ocho suites. Todas con climatización, teléfono y muchas dotadas de balcón con vista a la playa.
El pasado 1 de mayo, Radio Sancti Spíritus informó que, desde el 2021, Ancón está inmerso en un proceso inversionista que ronda los 200 millones de pesos. Si bien una cifra de esta magnitud suscita asombro y hasta desconfianza, el director del centro turístico, Yandy Gómez Ramírez, explicó: “La inmobiliaria desde 2021 hasta la fecha ha logrado remodelar el lobby completo, el ala derecha del hotel con todo su falso techo, el sistema de iluminación moderno led y ahora está terminando el ala izquierda y el primer y segundo niveles, frente a la piscina, con la misma tecnología”.
El medio reseñó que la obra es ejecutada de conjunto por la Cadena Operadora del Grupo Cubanacán a la que pertenece la instalación y la Empresa Inmobiliaria del Turismo, según informó el propio directivo.
En estos momentos, autoridades del territorio luchan por restablecer en buena medida su paisaje natural y realizan otras medidas de mitigación para que este, el segundo destino de sol y playa que se inauguró en la península después del Costasur se aliste, con el concurso de todos, para mostrar su mejor gala al aniversario 510 de la fundación de su ciudad.
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