Usa una gorra del equipo Cuba de béisbol para protegerse del sol abrasador y desanda a toda hora las calles del Consejo Popular Parque, en la ciudad de Sancti Spíritus, mientras intercambia con un mar de pueblo que siempre lo espera.
Y es que muchos quieren hablar con el delegado: unos para saber si mejorarán los apagones; otros, para conocer sobre el arreglo de las calles, la subida de precios en establecimientos estatales e, incluso, para darle las quejas sobre la venta de los mandados en determinada bodega.
Todos tienen algo que decir y Rafael Valle Morales los escucha con la paciencia de quien se sabe un servidor público.
“Uno se siente inconforme cuando la respuesta no está al alcance del delegado. Tienes que escuchar a todos y tramitar con los responsables administrativos estos planteamientos.
“Nosotros, los delegados, también nos quedamos inconformes cuando la respuesta que dan los dirigentes de las empresas y entidades no soluciona la demanda de los electores, pero es algo en lo que hay que seguir trabajando para perfeccionar la labor del Poder Popular”, confiesa.
Desde que en el año 2011 fuera elegido como delegado de la circunscripción número 120 del municipio de Sancti Spíritus, ha vivido —literalmente hablando— para el pueblo, en especial para los ancianos que tanto necesitan hoy de su gestión y de los esfuerzos que se multiplican por la utilidad de la virtud.
Tiene 58 años y durante sus tres mandatos —dos de ellos al frente del Consejo Popular Parque—, se ha convencido de que nada, absolutamente nada, es más importante que honrar esa responsabilidad: “Es una tarea única porque es el vínculo más directo con la población y te obliga a saber todas sus necesidades y problemáticas.
“Son tus propios vecinos y resulta una vía para mejorar su calidad de vida al darle tratamiento a sus problemas y ayudarlos.
“También te da la oportunidad de dialogar y comunicarte con las personas para explicarles mejor la realidad que estamos viviendo, así como las vías que ellos mismos tienen para aportar su granito en la solución de las dificultades”, agrega.
¿Qué hace cuando queda inconforme con la respuesta que ofrecen algunos directivos?
“Hay que insistir y no quedarte con una sola mirada del problema. Hay que visitar el lugar, buscar más elementos, profundizar. Conversar y ganar en claridad para dar la respuesta a la población como la merece”.
Graduado de técnico medio en Contabilidad y Estadística —profesión que desempeñó durante 20 años—, confiesa que ser delegado es una tarea compleja, pero no imposible: “No tienes en las manos la administración de recurso alguno y, por lo tanto, no puedes dar nada material, solo tramitar y ayudar a solucionar los problemas del barrio”.
¿Qué sensación le deja hacer tanto bien?
“Una satisfacción tan grande por dentro que te dan deseos de seguir trabajando 24 por 24, para ayudar a las personas”.
Aunque Rafael es un hombre de verbo vivo, las palabras se le traban en la garganta cuando recuerda algunos de los casos más difíciles que ha tramitado en su función como delegado.
“Lo más difícil es la tramitación de casos de personas encamadas, sobre todo si no están atendidas por familiares allegados. Sea como sea, siempre es complicado, pero por su naturaleza siempre se resuelven y eso compensa cualquier sensación desagradable.
“Recuerdo cuando la pandemia de la covid, en el área de la circunscripción 121 en Juan González y Ramón López Peña, donde se juntaron varios casos vulnerables, allí se coordinó el trabajo comunitario integrado y se atendieron muchos casos.
“Una persona en edad avanzada en un piso alto de un edificio, una señora postrada que tuvo que ser bajada de su apartamento por los bomberos; aquellas escenas nunca se van a borrar de mi mente, aunque se hizo lo que había que hacer y se atendió a todos de manera inmediata”.
¿Qué no le puede faltar a un delegado?
La comunicación con el pueblo desde que amanece hasta que te acuestas. Incluso en las peores situaciones, lo mejor es informar, aclarar, explicar, convencer. No todo se resuelve con producciones y servicios y mucho más en estos tiempos, pero al pueblo no se le puede dar la espalda ni desinformar, por dura que sea la respuesta.
¿Cómo ha sido la más reciente etapa como delegado?
Muy difícil, sobre todo con las colas, las carencias de productos, los apagones y la falta de los medicamentos.
Hemos reorganizado sistemas de trabajo, hemos tenido el apoyo de personas para controlar los procesos en el Consejo Popular, se ha establecido un mecanismo de distribución por bodegas y libretas de abastecimientos que ha tenido aceptación y ha contribuido a que los productos lleguen de una manera más equitativa a todos, aunque podemos seguir mejorando.
¿Cuáles son los principales problemas de sus electores?
Lo que más abunda es el salidero de acueducto y la mala situación de las calles, sobre todo el caso de Bayamo interior que llevamos años tratando de arreglarla. Se está trabajando junto la reanimación de la zona de acueducto.
Hay mucho envejecimiento poblacional y se está trabajando de manera integrada con todos los factores a ver si en próximos meses esos problemas tienen una mejoría o se solucionan.
¿Existe alguna entidad o empresa del municipio de Sancti Spíritus que no le haya dado las respuestas adecuadas?
La atención no ha faltado nunca, por parte de ninguna entidad. Todos dan respuesta, lo que pasa es que cuando el planteamiento lleva inversión de recursos materiales y las empresas encargadas no lo tienen a su alcance, hay que esperar.
No recuerdo el caso de ningún dirigente administrativo negado a ayudar cuando puede y cuando no se puede, siempre hemos tenido la explicación.
¿Con quiénes vive en su casa?
Somos cinco personas: mi esposa, mi hija, mi yerno y dos nietos. La familia me apoya y sabe que esta función es de todo el día; se regresa tarde a casa, pero es lo que nos tocó, fue la elección del pueblo y eso no se puede defraudar.
Siempre hay un momento del día para estar con ellos, jugar con los nietos, ayudar a mi esposa y atenderlos a todos, pero tengo el apoyo de ellos porque saben que ese el deber que hay que cumplir y la contribución familiar es vital.
¿Cómo se ve dentro de cinco años?
Me veo como un delegado que ha tratado de resolver todo lo que el pueblo ha necesitado, sin cansarme, mucho más sacrificado y feliz de haber cumplido con una tarea tan gratificante.
¿Qué le falta al Gobierno en su gestión para estar más cerca del pueblo?
Se ha establecido una estrategia para estar de manera directa en la base, en las circunscripciones, para estar en el terreno haciendo recorridos por cuadras y comunidades, identificando los problemas para lograr un año 2023 mejor y desarrollarnos como comunidad, como localidad.
¿Cuándo tiene vacaciones?
Como concepto, un delegado no tiene vacaciones. Salgo unos días, refresco, visito amigos y familiares, pero por pequeños períodos de tiempo.
Siempre hay personas que te necesitan y que esperan tu pronto regreso. Y aquí estoy para eso, siempre presto a defender la trinchera donde me eligieron.
Los delegados de nuestros barrios para hacer un buen trabajo tienen que graduarse en la escuela de Harry Potter