La Escuela de Oficios de Restauración de Trinidad Fernando Aguado y Rico convocó a sus estudiantes para un taller de construcción de arcos sin elementos de molduraje y con solo materiales endógenos, es decir, ladrillo y tierra. El evento tuvo como instructor e invitado especial al arquitecto mexicano Ramón Aguirre Morales, una de las voces más reconocidas en el campo de las bioconstrucciones, con 30 años de experiencia en el sector.
Durante casi un siglo, el concreto armado reemplazó los sistemas tradicionales de construcción que estuvieron por eones con la humanidad. La necesidad de generar edificaciones funcionales de forma rápida y económica conduce a que muchos especialistas, instituciones patrimoniales y escuelas de restauración del mundo se concentren en estas formas artesanales de edificar que sobrevivieron al tiempo mediante la oralidad y la manualidad.
“El rescate de sistemas constructivos probados es una demanda que exige la forma de construcción de nuestra época. Las bóvedas y arcos de ladrillo y adobe ofrecen virtudes que están en sintonía con el contexto social de muchos países de América Latina y son una aportación genuina de varias culturas a un mundo que se ha enriquecido durante siglos con nuestras tradiciones”, explica el especialista.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México manifiesta que la arquitectura regional surge de la vida diaria de un pueblo y de su herencia cultural: sus creencias, ritos, tecnologías y patrones de comportamiento se transmiten como rasgos genéticos en sus expresiones estéticas y en los espacios que el hombre edifica para su uso. “Es por ello que estos espacios que levantamos hoy se constituyen en parte fundamental de esta rica identidad”, añade.
Este evento taller se complementa con otros ya ocurridos en el territorio: el XXI Seminario Iberoamericano de Arquitectura y Construcción con Tierra, celebrado en abril de 2022 y el primer Taller Internacional Trinidad a la cal, en enero pasado. Además, ocurre en el marco del aniversario número 25 de la institución trinitaria, que fuera única de su tipo en la geografía espirituana por más de 20 años, hasta la fundación de otra escuela de oficios en la cabecera provincial.
“El taller tributa al mayor fin de nuestro centro: encara nuestro deseo de mantener una trayectoria heredada de muchos países del continente para así revalorizar conocimientos que formaron parte de culturas antiquísimas de la región. Sin embargo, en la misma medida busca ofrecer respuestas constructivas más asequibles y de fabricación rápida para el beneficio de un mayor número de personas y que reduzcan la contaminación ambiental”, refiere la directora de la escuela, Marianela Herrera Martínez.
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