Nadie como los hombres de piel curtida para saber cuánto significa reiniciar las operaciones de captura, tras el fin del período de veda de las denominadas Reinas del Caribe, en las zonas de Macho Afuera y Bretón, pertenecientes a los mares del sur de la provincia.
Una pesquería corta cerró la campaña de enero y febrero, con un saldo de 19 toneladas, de las 174 previstas a enviar para la industria de Tunas de Zaza antes de que finalice diciembre. Dicha instalación procesa todo el crustáceo, considerado uno de los más importantes fondos exportables del territorio.
Según declaró a la prensa Juan Rodríguez Arteaga, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Pescasilda, el reinicio de las operaciones de captura se realizó a tiempo y, aunque faltaron recursos como el acero y los cabos para la confección de nuevas artes de pesca, se pudo reparar la mayoría de las ya existentes de etapas anteriores, con las cuales deben asegurar el desarrollo de esta campaña.
Previo al levante de veda, especialistas de los talleres de mecánica y carpintería de la UEB, con el apoyo de los innovadores y tripulantes de los barcos langosteros, realizaron acciones de mantenimiento y reparación que, además de las relacionadas con el funcionamiento mecánico, se incluyeron otras asociadas a la estructura de los barcos. De esta forma, se resanó toda la obra muerta de algunas naves, tales como: cubierta, vivero, camarotes y el casco.
Igual de significativo, según José Michel Vidal , jefe de Producción de la UEB, resultó la realización del chequeo médico, un procedimiento obligatorio que realizan cada año a la totalidad de los buzos experimentados y también a los que se preparan para el desempeño de esta compleja labor, pues se trata de asegurar su salud antes de que comiencen las capturas que, en este caso, se desarrollan a puro pulmón, con el fin de capturar, sin daños físicos, las langostas que permanecen dentro de los pesqueros depositados en el fondo marino.
Lo cierto es que ya los langosteros trinitarios ataron los cabos y desde este 15 de julio se lanzaron al mar para seguir el rastro a las Reinas del Caribe, esas que demandan de cuidados especiales para llegar íntegras hasta su destino, lo que hace que aumente su valor y a la vez, podamos disponer de ingresos en divisa que luego se revierten en la compra de materias primas para elaboración de alimentos con destino a la población.
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