Más que una pregunta, parece un acertijo. Predecir la suerte de los Gallos —ganadores de bronce en la pasada campaña— en la Serie 62 que acaba de empezar se torna peliagudo.
Y para la ruleta de los pronósticos, que siempre tocan en este tiempo, voy a desestimar los saldos de la arrancada, porque apenas 10 juegos de 75 concebidos en la fase regular no marcan tendencia, ni a favor ni en contra.
Pero antes de seguir, voy a comprometer temprano mi vaticinio: no creo que puedan repetir su presencia en el podio; incluso para clasificar entre los ocho tendrán que sudar duro.
Sé que para lograr esto último cuentan con el mismo argumento que la mayoría de los elencos aspirantes a seguir: la paridad de la serie debido a la cantidad de bajas de un año a otro. Solo que el peso de las ausencias no es el mismo para todos los equipos.
En el caso de los nuestros, lo más notable se concentra en el pitcheo. No es secreto que las bajas de Yuen Socarrás y José Eduardo Santos, quienes aportaron 20 victorias en la edición precedente, le imponen un desafío al staff de los Gallos, marcado por la juventud y la inexperiencia.
Justo por este departamento nacen las dudas principales, al menos para mí, mucho más por el exigente calendario que obliga a emplear casi todo el bullpen en estas subseries de cinco juegos. Claro que lo que es parejo no da ventaja, pero en el caso de los espirituanos se le agrega el hecho de que algunos brazos se han resentido de lesiones de años anteriores.
La duda es si resistirán el fragor del calendario y cómo sumar las 20 victorias mencionadas. De momento, al líder del staff, Alex Guerra, seleccionado para participar en los Juegos del ALBA junto a su coequipero José de Jesús González y el entrenador Freddy Mario Rodríguez, no le ha ido bien en las aperturas de esta, su segunda temporada, pues entre sus dos salidas no ha pasado de una entrada y dos tercios, con siete limpias permitidas.
Como se ha informado, Roberto Hernández pidió la liberación tempranamente, aunque en verdad el año pasado tampoco jugó por resentirse de su lesión y operarse.
Ante tales adversidades, Lázaro Martínez ha tenido que comenzar temprano a hacer malabares, sobre todo porque sus abridores de manera general no han respondido, con la excepción de José Isaías Grandales y el novato Miguel Neira, quienes en sus aperturas iniciales alcanzaron sus dos primeros triunfos en Series Nacionales.
Pero imaginen que en los primeros ocho partidos, para tomar un punto de referencia, sumaban 21.2 innings, o sea, menos de tres por encuentro, con 24 carreras permitidas, 22 de ellas limpias y desfavorable efectividad de 9.14 PCL, así como desbalance entre los boletos (18) y los ponches (17).
Así, les ha tocado a los relevistas asumir un mayor protagonismo y en esa propia cantidad de partidos han tenido que trabajar en 45 innings y un tercio, en tanto aportaban más de la mitad de los triunfos (tres de cinco), además de cuatro salvados y PCL de 4.37. José Luis Braña es, hasta ahora, uno de los bálsamos, al igual que el avileño Fernando Betanzo; son los que más han trabajado y habrá que tener cuidado con sus usos, en tanto Yankiel Mauris y Yanieski Duardo han cumplido con su rol de cerradores, tal como lo han hecho en anteriores campañas.
Con la incertidumbre que crea ese pitcheo, le toca al bateo responder con creces y empinarse sobre las ausencias de hombres que fueron regulares el pasado año, como Daviel Gómez, Yoandy Baguet y los matanceros Moises Esquerré y Carlos Gómez.
Al menos en las dos primeras subseries ha producido carreras, incluso en los juegos perdidos. Algunos de quienes han visto sus primeras temporadas desde el banco han salido a ganar titularidad y en este sentido sobresalen Lázaro Fernández y Kevin Arévalo, este último con su primer cuadrangular de por vida esta semana, nada más y nada menos que en el Latinoamericano. También han dado buenas señales Delvis Hernández y Alexis Miguel Varona.
Así aportan al desborde de hombres como Rodolexis Moreno, ya con dos jonrones, uno de ellos su primer grand slam de por vida, y del veterano Yunier Mendoza, quien asume esta vez como cuarto bate para hacer una regia dupla con el tercer hombre en la alineación, Frederich Cepeda.
Sacar ganancia de peloteros en el río revuelto de esta serie, hasta ahora muy ofensiva, con la divisa de la competitividad, parece ser la clave en las aspiraciones clasificatorias de los Gallos, que iniciaron con saldos muy opuestos tras perder la subserie ante Camagüey y ganársela a Industriales en su propia jaula.
Para el tercer cotejo que inicia el domingo en el estadio José Antonio Huelga, los Gallos enfrentarán a Guantánamo, un rival que, como el resto, representa ese reto permanente de salir a ganar el juego a juego, tal como lo prometieron en su abanderamiento.
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