A las cinco de la tarde aproximadamente de este sábado, hora local, llegó a esta capital el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución cubana, para participar en las jornadas de homenaje al Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, en ocasión de conmemorarse el décimo aniversario de la partida física «del mejor amigo de Cuba».
Hasta la escalerilla del avión, en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, acudió a recibirlo la vicepresidenta sectorial de Ciencia, Tecnología, Salud y Educación de Venezuela, Gabriela Jiménez, junto a Dagoberto Rodríguez, embajador aquí de la Mayor de las Antillas.
Luego del saludo fraternal, la guardia formada para el recibimiento rindió honores militares al General de Ejército, en compañía del miembro del Buró Político y primer ministro, Manuel Marrero Cruz, y el vice primer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.
Posteriormente, sin quitarse aún el polvo del camino, como diría Martí, Raúl y la delegación que lo acompaña, en la cual se incluye además el miembro del Buró Político y ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, llegaron hasta El Cuartel de la Montaña para rendir tributo a Chávez, al Comandante Supremo, como lo reconoce su pueblo.
En palabras del coronel Roberto José Castro, el General de Ejército y los demás visitantes conocieron detalles de la edificación, del simbolismo que entraña y de cuánto de la Revolución bolivariana se gestó entre sus paredes. Llamó particularmente la atención de la comitiva el cañón que, cada tarde, dispara una salva justo a las 4 y 25, hora que marcó el paso a la inmortalidad del líder venezolano.
Poco después del breve repaso de la historia, el General de Ejército y los demás integrantes de la delegación se adentraron en el mausoleo donde reposan los restos de Chávez. Una rosa blanca depositó allí Raúl, símbolo de la hermandad que nos une con la Patria de Bolívar; una rosa blanca colocó también cada acompañante, cual profundo tributo al hombre que, luego de diez años de su partida, sigue comandando las luchas venezolanas e inspirando las causas emancipadoras de Latinoamérica y el mundo.
«Chávez se fue invicto, victorioso, invencible», dijo el General de Ejército aquel 7 de marzo de 2013, poco antes de partir a Venezuela para darle el último adiós al gigante bolivariano. Este sábado, al volver a esta tierra hermana, como hizo hace cinco años y como ha hecho varias veces durante la última década, sus palabras retoman todo su significado.
«Chávez entró por la puerta grande en la historia y nadie podrá cerrar esa puerta, ni olvidar lo que ha sucedido. El pueblo venezolano sabrá defender sus conquistas, y nosotros, como hasta ahora, estaremos junto a ellos, rodilla en tierra», aseguró Raúl aquel marzo triste. Una década después, Chávez vive y Cuba y Venezuela continúan fieles al legado de sus líderes.
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