Cuando un vecino frunce el ceño en el momento que se le pregunta por el comportamiento del abasto de agua en su lugar de residencia, es porque algo anda mal. Así me pareció mientras indagaba acerca del funcionamiento de la nueva bomba que sustituyó a la que existía en el miniacueducto de La Aurora, lo que, en términos técnicos, figura como un cambio en la matriz energética a partir del empleo de las fuentes renovables de energía.
Dicho proyecto se inició en febrero de este año e incluye a decenas de equipos de bombeo para agua potable, cuyos consumos son inferiores a los 10 kilowatts de potencia y donde Sancti Spíritus se involucra, junto a otras ocho provincias, para intervenir en las estaciones con alto gasto de electricidad, independientemente del tipo de bomba, el universo de población, las características de la fuente o las horas de bombeo.
Es cierto que constituye una mejora palpable en el uso eficiente del bombeo y en la disminución de portadores energéticos, solo que, en La Aurora, el cambio no resultó como se esperaba por los moradores, porque ahora resulta más lento el llenado del tanque donde se deposita el preciado líquido y, por ende, se extiende el ciclo de servicio a una vez por semana, en lugar de cada cuatro días como sucedía antes de contar con la nueva tecnología.
AGUA A CUENTAGOTAS
De los más de 1 000 habitantes que residen en La Aurora, cerca de 300 están afectados permanentemente por la falta de agua y el resto, de manera parcial. En la zona donde antiguamente existieron unos albergues que hoy funcionan como casas de familia, el problema resulta muy complejo, como también lo es en el norte de la comunidad, donde el abasto no ha tenido jamás buenos momentos.
Maydel Quintana, residente en La Aurora, afirma: “Hace siete años que vivo en este lugar y nunca, por la vía del Acueducto, en mi casa ha llegado el agua, por suerte, tengo un pozo del cual se sirven cinco viviendas”.
Escambray indaga con Sergio Hidalgo Perdomo, operador del miniacueducto sobre lo sucedido a partir de la instalación del nuevo sistema de bombeo, quien asegura que se ha mejorado en lo concerniente al ahorro de energía, pero disminuyó la intensidad con que se efectúa la extracción del pozo, lo que hace que el ciclo de distribución se extienda a solo un día a la semana para cada barrio.
“Inicialmente pensamos que se trataba del agotamiento en la fuente de abasto —aclara Hidalgo—; pero, aunque ha estado lloviendo y el manantial del pozo se ha recuperado, el llenado del tanque elevado sigue siendo lento. Dos días se requieren para que dicho depósito complete su capacidad, porque en el caso del barrio El Bombino, se sirve directamente de la fuente de abasto cuando se arranca la turbina, pero las tres zonas restantes dependen de la distribución del líquido a través de dicho tanque”.
A esta problemática se suma que existen conductoras con salideros que impiden que el agua llegue con fuerza hasta el final de las mismas, y encima de eso, está el hecho de que cada consumidor ha incrementado la capacidad de reservorios y usan los denominados ladrones para asegurar el suministro, lo cual complejiza la situación.
Ante la falta de agua mediante el sistema de acueducto muchos residentes en La Aurora tratan de construir pozos, una alternativa que no en todos los casos ha dado resultados, pues la localidad está ubicada sobre suelos arenosos y eso hace que las fuentes de abasto se derrumben, tal es así que en el lugar donde está situado el que abastece al tanque elevado existen otros dos que colapsaron por el desprendimiento de su estructura.
LA OPINIÓN DEL DELEGADO
Osmany Idalberto Lorenzo Rodríguez, delegado de la circunscripción, refiere que el cambio de turbina reportó ventajas desde el punto de vista energético, sobre todo, porque con la anterior, cuando se producía un apagón, no se podía bombear agua, y con esta sí porque se sirve también de la energía solar. “Antes se consumían 54 kilowatts mensualmente y ahora esa cifra se redujo a 20 o 25, lo que pasa es que cuenta con menos capacidad de bombeo, la anterior procesaba 2 litros y medio por segundo y esta solo un litro y medio; es decir, 60 litros menos por minuto”.
¿Habrá perspectivas de solución para los que no reciben agua?
“Existe un proyecto que se aprobó en primera instancia —explica Osmany— para hacer un nuevo miniacueducto, pero por las limitaciones económicas actuales está aplazado, aun así, está identificado que el servicio de agua aquí es insuficiente, y eso figura como el principal planteamiento sin solución en la comunidad. El miniacueducto surgió en el año 2000, pero la población aquí ha ido en aumento, así como las viviendas y toda la infraestructura, lo cual demanda de un mayor consumo del líquido.
“Nadie en la comunidad quiere ni intenta entorpecer una política de desarrollo de la matriz energética que el país ha puesto en práctica para disminuir el consumo eléctrico, la situación no está en el tipo de turbina, que se considera de la tecnología más avanzada en estos tiempos, con un sistema de protección que le permite regularse, una vez que baja el nivel de agua en el pozo y disminuye la velocidad a modo de autoprotección, lo que sí queda claro es que con el número de habitantes de esta zona, un solo miniacueducto no es suficiente”, alega finalmente el delegado.
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