Con el paquete de pampers entre las manos después de pagarle al merolico aquel los 700 pesos a que los vende, aunque no sea lo que oficialmente valen, la muchacha masculló la impotencia para sus adentros.
“Un hijo no pesa”, dijo en voz en alta, acaso, para contrastar la mueca tan expresiva de su cara. No pesa jamás, pensé, lo que agobia son los extras que gravitan sobre ellos: los culeros, la malanga, el pollo, las compotas, la leche, el yogur…, sin añadir la crianza, que es más costosa que todas las necesidades materiales juntas.
Y tal vez esa aritmética complejísima —cuyas cuentas casi nunca dan— es la que se plantean quienes hoy están en edad de procrear y aún no se deciden a hacerlo. Porque las mujeres en edad fértil siguen priorizando, en la mayoría de los casos, los proyectos personales antes que la maternidad.
¿Las causas? Son tan diversas como diferentes somos los seres humanos, pero van desde las económicas —que determinan en muchas de las personas— hasta las sociales y las profesionales.
Por lo general, las jóvenes para parir esperan a acercarse a los 35 años de edad o, como está sucediendo desde hace tiempo, se embarazan en la adolescencia y esto último es casi más peligroso que lo primero.
Así se analizaba en días pasados por los expertos y profesionales que integran el Grupo Nacional de Trabajo del Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres. En tal intercambio Inés María Chapman Waugh, vice primera ministra de la República, abordaba la necesidad de disminuir el índice de gestantes en edades tempranas y de analizar las causas que motivan esa problemática en ascenso, lo cual afecta la calidad de vida y la salud de ese segmento poblacional.
Porque una niña con otro niño en brazos es otro problema. Lo advertía Tania Margarita Cruz Hernández, viceministra primera del Ministerio de Salud Pública (Minsap), quien admitía que el embarazo en la adolescencia constituye una de las principales preocupaciones del organismo, debido a los riesgos, tanto físicos como emocionales, que conlleva para la madre y su bebé.
La natalidad es fenómeno multicausal, tal como lo definen los expertos, y ni las políticas públicas diseñadas por el Gobierno para impulsarla ni las facilidades que se les han ido incrementando con el paso del tiempo a las mujeres una vez que dan a luz han logrado revertir esta tendencia sostenida a decrecer que tienen los nacimientos.
Un dato ofrecido al cierre del año pasado por el Programa de Atención Materno Infantil en Sancti Spíritus volvía a poner en primer plano la complejidad del fenómeno: en el 2022 ocurrieron en la provincia 3 189 nacimientos, justamente 347 menos que el año anterior, cuando vinieron al mundo 3 536 niños.
Ello resiente, por supuesto, la dinámica poblacional. Sobre todo, si sabe que Sancti Spíritus, por ejemplo, es una de las provincias más envejecidas del país y que la natalidad a largo plazo no va a lograr revertir tal panorama. Un problema acarrea varias consecuencias: sin un incremento proporcional de los nacimientos quienes envejezcan mañana o los que se jubilen no tendrán, cuando menos, fuerza de trabajo joven que los reemplacen.
No es cuestión provincial. El asunto implica la nación toda. De ello ha venido insistiendo reiteradamente el propio Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al considerar que la dinámica demográfica impacta en la vida presente y futura de Cuba y en su desarrollo económico y social.
De las causas que provocan esa resistencia a engendrar podría dar luz la Encuesta Nacional de Fecundidad 2022, desarrollada en abril del pasado año, instrumento que se propuso, además de entrevistar a quienes se hallaban entre los 15 y 54 años de edad, hurgar en las características sociodemográficas y socioeconómicas, las relaciones de pareja, las intenciones reproductivas, la anticoncepción, la distribución de tareas y la conciliación trabajo-maternidad/paternidad.
Los resultados no se han dado a conocer todavía; mas, la realidad va arrojando no pocos datos: que las parejas si esperan a tener las condiciones ideales no tienen hijos nunca; que todavía pesan los vicios patriarcales que subyugan a las mujeres; que algunos prefieren concebir fuera de los límites nacionales; que la crisis económica determina, también, la baja natalidad; que traer a un hijo al mundo es una responsabilidad que se contrae para toda la vida.
No obstante, existen las consultas de riesgo preconcepcional en todas las áreas de salud, se hace promoción educativa en centros escolares para conocer de los riesgos del embarazo en la adolescencia, se encaminan estrategias para que las mujeres que paren una vez vuelvan a convertirse en madres y se dan beneficios a quienes tienen más de tres hijos…; pero aún no se revierte en un despegue de la natalidad. Mientras se sigue tensando el futuro, pues la natalidad sigue en picada y la concepción continúa en pausa.
Las cubanas aqui en Estados Unidos, donde hay hasta pajarito volando, cuando emigran de Cuba solo paren un solo hijo por lo costoso y engorroso que es tener un hijo en este pais. No se imaginan alla.
Este problema de la natalidad y la emigracion de jovenes especialistas, un problema, que por ejemplo, no tiene Mejico donde es raro el especialista que emigra al Norte, alli se sienten libres y realizados, por lo general son campesinos analfabetos mejicanos los que emigran al norte, segun veo aqui,, la natiliad y la emigracion en Cuba si pueden dar al traste con el sistema de gobierno y exponer a Cuba a ser colonia de cualquier potencia. Con viejos no hay pais que avance. Y nadie quiere emigrar a Cuba, una solucion que opta Alemania abriendo libremente sus universidades a jovenes extranjeros. Tu articulo es sumamente analitico y util para evitar una muerte anunciada.
La realidad objetiva y económica del país es muy difícil. Por otro lado muchos de los jóvenes han emigrado y otros esperan para hacerlo. La situación en Cuba es muy tensa , demasiada escasez ya sea de alimentos como de ropas y culeros y sin hablar de la inestabilidad de los productos de la canasta básica, de una vivienda con condiciones y de una inflación y una doble moneda para el mercado que asfixia, entonces así no se puede tener hijos. Se han puesto a pensar el problema que tienen los padres con hijos en edad escolar nada más en garantizar meriendas? Creo que no es fácil revertir el problema. Pues depende directamente de un factor económico y sabemos que en Cuba la tenemos cada día más difícil
Yo tuve mí hijo fuera de cuba
No es traer un hijo al mundo, es traer un hijo a CUBA!!!..