Duele pasar por la céntrica calle Plácido y ver casi la totalidad de sus 100 puertas cerradas a cal y canto. Punza en lo más hondo imaginar, y mucho más confirmar, que en su interior sus tesoros andan arrinconados, guardados otros para no perecer por la humedad, el moho, el comején y el deterioro de una cubierta endeble. El Museo de Arte Colonial, de Sancti Spíritus, continúa en la más peligrosa de las quietudes.
“En el 2023 ha sido casi nula la inversión. No hemos logrado hacer ninguna acción constructiva —declaró a la prensa Marta Cuéllar Santiesteban, testigo desde hace 38 años de cuanto sucede en el interior de esa institución—. Para nadie es un secreto los problemas económicos que enfrenta nuestro país y, por lo tanto, los recursos llegan a donde más preciso se considere”.
Este vía crucis del museo, el primero de su tipo en el centro de Cuba, inaugurado el 10 de octubre de 1967, comenzó por una tupición en la cubierta de la placa española y, aunque pasados unos meses de conocerse el deplorable estado constructivo fue objeto de numerosas acciones que despojaron sus peores daños, aún ha sido imposible devolverle el esplendor a la casona del siglo XVIII.
“Lo más importante está en la cubierta. Si bien no se ha filtrado más porque se destupió el bajante de la placa española, tuvo un daño muy grande y cuando llueve cae del techo el barro de sus rasillas. Eso atenta contra lo que está debajo. Hay, además, señales de una viga partida que hay que sustituir. Eso está apuntalado. La carpintería está muy deficiente. Ya resanar un muro es de menor cuantía, pero estamos conscientes de que la placa y la carpintería tienen un costo significativo”.
Mas, el amor y sentido de pertenencia del colectivo de la casona emblemática del patrimonio espirituano han impedido que se crucen de brazos. En su interior el aplastante silencio no ha podido del todo tomar la voz cantante.
“Logramos pintar espacios que nos hicieron falta cuando fuimos sede de acciones durante la Feria Tecnológica La Guayabera 5.0, pero no dando soluciones a los problemas que de verdad tiene el museo. Nuestra actual realidad nos ha llevado a replantearnos los estudios museológicos que hacemos”, añadió Marta.
Si bien no es este el peor momento de la salud del Museo de Arte Colonial, de Sancti Spíritus, ya que en el 2011 necesitó de una intervención general cuando casi se viene abajo su lámpara principal, la galopante inflación y las deprimidas arcas de la economía local han impedido darle su acabado. Y mientras eso no suceda y se materialice el tan necesario cumplimiento de acciones de mantenimiento de forma constante, esta historia no tendrá fin.
“Además de no poder cumplir con nuestro principal objeto social, nos hemos visto afectados, por ejemplo, con la no realización de la popular Noche de la Fuente, espacio de la filial espirituana de la Sociedad Cultural José Martí. Del propio Juan Eduardo Bernal Echemendía —Juanelo— hemos aprendido que lo primero son nuestros públicos. ¿Cómo hacer eso aquí cuando resulta imposible que puedan recorrer nuestras salas y admirar nuestras colecciones?”.
Mas, si algo ha caracterizado siempre a su colectivo es el de mantenerse a la vanguardia del quehacer cultural. Cursos de verano, exposiciones de obras nacidas de las manos de artistas y el Festival de la Muñeca sí le han robado algunas de sus últimas horas.
“Todo lo que hacemos se vuelca en la promoción para que las personas conozcan los valores que tenemos. Hicimos un estudio de públicos para conocer cómo quieren ver el museo cuando abra y así recrear un guion de montaje a tono con las terminologías contemporáneas.
“Hoy en el mundo se habla del museo interactivo y nosotros tenemos que ser capaces de eso, aun cuando las piezas no se tocan. Sería una derrota no poderlo cumplir”.
Es por ello que a Marta Cuéllar y al resto de las muchachas que le siguen resulta fácil encontrarlas en los tres improvisados almacenes, donde se resguardan las medianas y pequeñas piezas de la gran colección del museo o entre los valiosísimos muebles que permanecen acorralados.
“No hemos dejado de estudiar las colecciones, así como la ubicación topográfica de cada una de las piezas. Todos los técnicos hacemos fondo, que es lo mismo que hacer la historia clínica de un paciente. A los muebles les realizamos la conservación diaria. Eso ha permitido un control estricto de cada objeto.
“Nuestra máxima siempre ha sido soñar, diseñar y cumplir con acciones que podamos cumplir. De ahí que insistimos en la constante preparación en cada una de las áreas con la mirada en nuestros públicos, a fin de satisfacer todas sus necesidades e intereses”.
Urge entonces buscar y aferrarse a todas las alternativas posibles que frenen y borren las huellas del deterioro del Museo de Arte Colonial. Dejar que el tiempo pase sin la necesaria intervención significará darle el tiro de gracia y así morirá también un fragmento inmenso de la cultura espirituana y cubana. Entonces, no valdrá la pena hablar de costos porque el precio será incalculable para el alma de esta nación.
Nuestra bonita e histórica villa ,no te dejes matar por la inconsciencia de unos y la dejades de otros .
Es una pena ver cómo está peligrando su existencia .