Aunque ni se acerca a la magnitud de otros tiempos, el hecho de que la provincia retome en la actual campaña la siembra de frijol bajo las pautas de la contratación y con destino a semilla y el encargo estatal trasciende más allá de los niveles productivos que se buscan, porque se rompe la pausa del 2023 en que apenas hubo contrato ni entrega del alimento a la canasta básica y los mercados, en un territorio reconocido entre los mejores graneros de Cuba.
Entre la plaga (trips) que desde hace años hace zafra en el cultivo, los escasos recursos y los entuertos que rodean la campiña, el grano preferido en la mesa de los espirituanos casi se ve menos que un ovni, a no ser que el cliente, de tanto antojo, se dé el lujo de pagar la libra a 500 pesos y más, como ya ocurre en Cabaiguán.
Sin que sea toda la dosis para que el potaje regrese con más regularidad a la mesa, la fórmula de contratación aplicada por la Agricultura para revivir el próximo año las entregas estatales en medio de la feroz contracción —por la vía oficial— de los insumos, es, cuando menos, una forma de recuperar niveles de plantación, porque difícilmente el frijol vuelva si no se siembra.
La variable es un contrato que parte de la entrega por la Empresa de Semillas de un quintal (100 libras) de frijol, bajo el compromiso de devolver dos quintales a esa entidad para usar como simiente, y entregar otros tres quintales a Acopio con destino al encargo estatal, estrategia que busca respaldar la cosecha de 2024 y ayudar a la canasta básica”, explicó a Escambray Orestes Ramírez Salas, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Semillas de Sancti Spíritus.
“Somos de los pocos territorios de Cuba que contábamos al inicio de la campaña de frío con una cifra de semilla de frijol, unos 3 000 quintales, los que se han ido distribuyendo en varios municipios”, añadió Ramírez Salas.
El directivo aseveró que tal correlación de siembra y entrega es viable aún bajo las limitaciones de recursos. “Es una proporción posible, porque con un quintal se siembra aproximadamente una hectárea —hablando de un nivel mínimo de producción ante la carencia de insumos—y que el productor entregue cinco al Estado eso es cumplible porque una hectárea da mucho más que eso”, expresó.
En relación con el impacto de la plaga en el cultivo, Ramírez Salas subrayó: “Es real el daño de la plaga, si podemos ahora entregar semilla es porque la empresa en la anterior campaña logró obtener frijol a partir del manejo que se hizo, de sembrar en época y asegurar el riego. El trips afecta, pero se puede también coger frijol”.
De acuerdo con la propia fuente, a finales de octubre la contratación de semilla ronda los 2 000 quintales e involucra hasta la fecha a unos 30 productores en varios municipios, con destaque para Yaguajay, el tradicional granero de la provincia.
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