En armonía con los reclamos alimentarios de estos tiempos y las aperturas económicas en el país, el municipio espirituano ha encontrado en la minindustria una oportunidad de diversificar producciones que permitan cerrar ciclos agrícolas y, aún en condiciones rústicas y con tecnología artesanal, las pequeñas plantas logran producir y comercializar surtidos de calidad.
Pertenecientes a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Integral Agropecuaria Sancti Spíritus, las cinco minindustrias creadas en los últimos años se dedican en el ámbito alimentario al procesamiento de frutas, vegetales, condimentos, cárnicos y derivados lácteos; también incursionan en la fabricación de productos de limpieza para el hogar, como detergente, jabolina y desincrustante.
En la UEB Integral Agropecuaria Escambray conoció que las plantas se ubican en las zonas rurales de Las Tosas y La Yaya, así como en la periferia de la ciudad espirituana. Además del aporte productivo, la apertura de las minindustrias trajo consigo crear cerca de 200 puestos de trabajo, donde salió favorecida la mujer.
Yoaxel Pérez García, director de la UEB, declaró que esta actividad se ha convertido en uno de los resortes productivos y económicos que saca adelante la entidad y eleva el salario de los trabajadores, agrupados en colectivos laborales.
La comercialización de los surtidos apunta a mercados, ferias, puntos fijos en la ciudad y en las propias demarcaciones rurales donde radican las plantas. También logran el encadenamiento con una Empresa en La Habana para llevar ofertas en divisa a la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, esquema que le ha permitido a la UEB captar ingresos destinados a la compra de recursos como gomas baterías, otras partes y piezas para solucionar necesidades del transporte y el soporte informático.
“Las minindustrias son una de las principales alternativas que ha tenido la UEB para buscar ingresos en ambas monedas y poder comprar los recursos necesarios para reanimar la infraestructura y la producción agropecuaria”, señaló el directivo.
Aleidy Hernández Morales, representante de la fábrica dedicada al procesamiento lácteo, en la zona de La Yaya, explicó a Escambray que la fábrica funciona aprovechando locales de una antigua vaquería en desuso, y basan su funcionamiento en la elaboración de surtidos lácteos como queso y helado, utilizando para este último producto una maquina criolla con una capacidad de 10 cubetas de 10 litros al día.
“Se trata de una producción cooperada con la industria láctea, que nos facilita la materia prima, la leche y demás productos que lleva el helado, como los sabores, el color y el espesante; logramos un helado de buen sabor y textura. A través de la UEB, se comercializa a los hoteles, directo a la población en ferias, puntos de venta de la empresa, asentamientos en la zona y atendemos instituciones como el Hogar de Ancianos y la Casa de Niños sin Amparo Familiar”, detalló Aleidy Hernández.
Bruce Soto Suárez, también representante de la planta, con 11 trabajadores agrupados en un colectivo laboral, detalló que en otro local aledaño incursionan en los productos de aseo: detergente, jabolina y desincrustante; para lo cual utilizan como materia prima el cebo adquirido en el matadero Víctor Ibarra, así como otros productos buscados en la planta Suchel, en La Habana.
“Económicamente salimos bien, los trabajadores tienen un salario de 10 000 pesos, más las utilidades que se reparten entre todos. En junio, por ejemplo, tuvimos ingresos de 7 millones de pesos de venta bruta. “Aquí hay muchos deseos de trabajar, de echar pa’lante y hasta hemos dado empleo a trabajadores de la zona”, acotó Bruce Soto.
Ángel Pérez Martínez, usufructuario de ganado mayor y menor, vinculado a la UEB Integral Agropecuaria, dirige la minindustria Los Cedritos, construida donde antes había un pequeño almacén, antiguas cavas de extracción de barro y suelos ocupados por el marabú, en la periferia sur de la ciudad.
Bajo la marca Don Ángel, allí procesan la salsa para pasta de tomate, concentrado de tomate, zumo de limón, vinagre, pulpa de mango, otros renglones de frutas y vegetales, también trabajan productos secos, como la pasta de ajo.
A pesar de las carencias, la minindustria produce todo el año, reporta contratos con proveedores de La Habana que le aseguran los envases y posee una capacidad productiva entre dos y tres toneladas diarias de los diversos productos. Si se quiere un hecho que habla de la calidad de los surtidos, puede exponerse que hasta allí han llegado representantes de la reconocida industria Ceballos, en Ciego de Ávila, a fin de conocer los procesos productivos e indagar por la calidad de los renglones.
“Aquí solo cabe producir con calidad, nada puede quedar mal hecho, y todo lo que seamos capaces de elaborar está vendido al momento, tampoco tenemos reclamaciones”, aseguró Ángel Pérez.
El puré de tomate que venden en la miniindustrias de Las Tosas no sirve, trae cuerpos extraños y hasta semillas de calabaza.
Según lo expuesto en este reportaje, magnífico todo y bienvenido la especificación de la calidad de los productos, lo único que noto es que no se escribe sobre los precios de oferta, aunque con lo expresado sobre el salario mensual de sus trabajadores y las utilidades, no hace falta aclarar.