Como parte del dispositivo terrestre y aéreo que se desplegó en la región oriental del país para combatir el incendio forestal de grandes proporciones que durante varias semanas azotó la zona de Pinares de Mayarí, la dotación de los tres M-18 y sus dos tripulaciones que se desplazaron desde Sancti Spíritus tuvieron una participación decisiva en el enfrentamiento y control del fuego.
Así lo reconoció a Escambray el capitán Roberto Corrales Ramos, el piloto del AN-2 —perteneciente a la Empresa Nacional de Servicios Aéreos (ENSA), en Bayamo— que se utilizaba tanto para el reconocimiento, como para guiar desde lo alto a los M-18 en la operación a bajas alturas, en zonas de reducida visibilidad por las montañas y la densidad del humo.
“Los Dromedarios cumplieron una misión muy importante, igual que el dispositivo por tierra y había lugares donde no se podía entrar; aún así, se sofocó el incendio, se actuó muy combinado entre las diferentes fuerzas terrestres, los M-18 y los helicópteros; pero sin los aviones no se hubiese controlado el fuego”, declaró Corrales Ramos.
“Junto a otro piloto de la base de Bayamo vine a recoger la cuadrilla de los M-18 a Sancti Spíritus el 23 de febrero y tuve la suerte que, desde el primer día hasta este jueves, que finaliza la tarea de compartir la misión de sofocar el incendio con las dos tripulaciones de esta provincia, asegurarles la cobertura aérea, y hoy traerlos de vuelta a casa”, detalló el experimentado piloto.
Controlado el siniestro, el segundo grupo de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Sancti Spíritus, perteneciente a la ENSA, arribó esta mañana al aeropuerto espirituano, donde fue recibido por autoridades políticas, estatales y del Transporte en el territorio, momento en que se le reconoció el valioso trabajo desplegado en el enfrentamiento al incendio de Pinares de Mayarí.
Jorge López Seruto, director de la UEB ENSA Bayamo —acompañó al destacamento de Sancti Spíritus en su regreso al territorio—, destacó el desempeño de las dos tripulaciones espirituanas, el trabajo en equipo que desplegó la Empresa de Servicios Aéreos y la solidaridad entre todas las fuerzas que participaron en la operación combinada por aire y tierra.
“Fue una operación de un esfuerzo extraordinario, una disciplina férrea, de mucha compenetración entre los técnicos, pilotos y demás personal de aseguramiento y se operó en condiciones difíciles.
“El trabajo de los aviones y los pilotos fue inmenso, meterse en esas zonas tan peligrosas y cumplir con la misión sin ningún miedo, con mucha profesionalidad, con sentido del deber, dice mucho de la calidad humana y patriótica de esas tripulaciones; bastaba verlos metidos en esos lugares, con el fuego debajo, altas temperaturas, humo, vientos y que fueran capaces de hacer esa contribución tan valiosa, no queda otro calificativo que nombrarlos héroes”, señaló Jorge López Seruto.
Para el capitán de M-18 Yurisán Muñoz Torres, de 37 años, el incendio de Pinares de Mayarí marcó su bautizo como piloto en operaciones de este tipo. “Fuimos la semana anterior a relevar al primer grupo, sabía a lo que iba por las imágenes de la Televisión, ya meterme directo en el área del fuego a tirar agua fue algo impactante, al principio mucha tensión, después se entra en confianza; para mí fue una prueba de fuego, en el mismo fuego, claro que aprobé, y cogí excelente”, destacó.
Alejandro Martines Rodríguez se cuenta entre los pilotos más experimentados en la UEB espirituana y tiene en su hoja de trabajo varios incendios forestales; “pero este fue diferente, porque nosotros estamos acostumbrados a apagar fuegos en zonas llanas, no en montañas, y eso hace muy complejo el vuelo porque aplicábamos el agua sobre los 700 y 800 metros de altura, ahí las condiciones son más complicadas y teníamos que estar muy atentos, siempre son vuelos que causan impresión, pero lo más impactante es el daño que dejó el fuego a ese patrimonio forestal”.
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