Los campesinos Erduy Hernández Rodríguez, del municipio de Taguasco, en Sancti Spíritus, y Omar Fernández Adán, de Minas, en Camagüey, alcanzaron los mayores rendimientos del país en la cosecha de papa cultivada con prácticas ecológicas y el asesoramiento de especialistas de varios organismos e institutos de investigación.
En solo 1.5 y 1.4 hectáreas (ha) cosecharon 41.4 y 36.4 toneladas (t) del tubérculo,respectivamente, utilizando semilla importada.
Todos fuimos consagrados y respetamos al pie de la letra la tecnología que se nos orientó; es el resultado cuando se hace ciencia y se trabaja con el corazón, dijo Fernández Adán.
El doctor Giraldo J. Martín, investigador de la Estación Experimental Indio Hatuey, de Perico, en Matanzas, aseguró que desde el inicio se pudo ver el buen estado fisiológico de la plantación y el cumplimiento de cada ciclo, la aplicación de biofertilizantes y el uso de tracción animal en el cultivo.
La experiencia del cultivo de papa con métodos agroecológicos se extendió durante la campaña 2022-2023 a poco más de 95 ha en ocho provincias, que lograron acopiar mil 324 t, con rendimientos promedio de 13,8 t/ha, cifras pequeñas comparadas con las de cosechas tradicionales, pero que agradecen los habitantes de las zonas donde no se cultiva regularmente.
Los especialistas califican de muy positivos los resultados en Sancti Spíritus, que sembró 20 ha y alcanzó rendimientos de 17,5 t/ha; también sobrepasaron lo planificado los productores de la Isla de la Juventud, Matanzas, Granma y Holguín.
Por debajo de las 14 t/ha quedaron los de Guantánamo, dada la intensa sequía en Yateras, zona escogida para las plantaciones de papa, donde normalmente llueve en invierno, además de Las Tunas y Pinar del Rio.
Los paperos de Camagüey no concretaron lo previsto en los rendimientos, pero Giraldo Martín, avezado investigador que lidera el equipo científico para el cultivo, destacó que es esta la primera vez que siembran papa ecológica en el territorio, aunque lograron la adecuada organización del proceso, que les valdrá para las próximas campañas.
Otro aspecto valorado por el científico es que esta tecnología emplea casi exclusivamente insumos locales y se comercializa la papa fresca y con buena calidad en las comunidades rurales que rodean las áreas de producción.
El gran reto para próximas campañas, vaticinó Martín, es que cada provincia disponga de un sistema propio para producir sus semillas, lo cual permitirá realizar siembras tempranas, a partir del 15 de octubre, y cosechar entre finales de enero y primeros días de febrero, evaluada como la mejor época para este tipo de cultivo.
Igualmente, aseguró, cada territorio debe disponer de biofertilizantes y bioplaguicidas que garanticen el éxito del cultivo en los primeros 60 días de crecimiento, con lo cual es posible lograr rendimientos superiores a 15 toneladas por hectárea.
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