Cuando el box de los espirituanos se vio, de súbito, sin sus dos principales hombres en la campaña anterior comenzaron a rondar las incógnitas sobre su comportamiento en la actual Serie Nacional de Béisbol.
Con toda lógica, pues en la versión 61, entre los ausentes Yuen Socarrás y José Eduardo Santos, ambos abridores, aportaron una veintena de triunfos, casi la mitad de los del equipo. Pero, más que lamentos, los Gallos se aferraron a la única fórmula posible: “Trabajar, trabajar y trabajar”. Así la describe Freddy Mario Rodríguez, entrenador principal del área en el equipo. Con la campaña ya en su último tercio, los saldos resultan palpables, aunque, claro, la tarea que ellos mismos se plantearon no haya concluido.
Contra buena parte de los pronósticos, el pitcheo cerró los dos primeros tercios como los segundos del país en efectividad con 4.34 de PCL, solo superados por los santiagueros y por encima de la media del país, que era en ese momento de 5.05, además de ser los cuartos en bateo contrario con 279. El mérito es mayor si se tiene en cuenta que, de los 17 hombres inscritos en un inicio, solo dos superan los 30 años —Yanielkis Duardo y Yohannys Hernández—; el resto tienen edades que oscilan entre 19 y 23 años, un promedio que bajó aún más con la reciente incorporación del juvenil Edgar Zulueta.
“Desde el principio dijimos que no nos podíamos poner a llorar —enfatiza el mánager Lázaro Martínez—, la única preocupación es la juventud del equipo, sobre todo en el pitcheo, pero la decisión ha sido que si hoy abre alguien y sale mal dos o tres innings, se va, porque este es un campeonato complicado; por tanto, hay que ir juego a juego, unos tiran 20 lances, otros 30 y otros 50, es lo que cada cual pueda lograr”.
El trabajo ha sido más meritorio si se tiene en cuenta la baja respuesta de los abridores. Si Sancti Spíritus se mantiene aún con opciones clasificatorias a falta de cuatro subseries es, básicamente, por sus relevistas, los cuales al iniciar el último tercio eran líderes en PCL con 3.61, segundos en bateo contrario permitido (255) y han llevado el peso del equipo al acumular más de la mitad de las victorias del elenco (16 con solo seis derrotas), mientras los abridores tuvieron balance de 9-17, además de acumular 5.11 de PCL, por encima de la media y en el onceno lugar.
Los saldos hacen mirar hacia el excelente trabajo de años de los técnicos de pitcheo en las categorías inferiores y también a la dosificación del uso de quienes aún están muy “verdes”. A eso se refiere David Pérez Luna, entrenador de los Gallos. “Los más jóvenes no deben pitchear más de tres o cuatro innings porque les hace falta lanzar en el Sub-23 y la final juvenil, que en los últimos años no se han dado y por eso llevan rato sin enfrentar el rigor. Si alguno tiene una salida mala, no es necesario esperar cuatro entradas.
“Desde el inicio les inculcamos que era una tarea difícil, pero no imposible; se les va dando la bola por la carta de pitcheo, vamos leyendo el juego según las deficiencias de los bateadores contrarios y también las potencialidades. Tratamos de que tengan mente positiva y los encaminamos hacia otros trabajos más específicos como el fortalecimiento e inistimos en que, aunque tengan la calidad y el recurso, lo más importante a este nivel es el dominio del pensamiento técnico-táctico a la hora de ejecutar los lances”, añadió Pérez Luna.
Lo que ahora se aprecia desde el box es la cosecha de la preparación. “Las cosas se han comportado tal como esperábamos. Hemos hecho un grupo de trabajo excelente, donde todo el mundo mira hacia el mismo objetivo —explica Freddy Mario—. Tenemos uno de los pitcheos más jóvenes de Cuba, pero con talento y hay que irlos insertando, dándoles confianza y herramientas para que vayan avanzando. Ha existido una que otra dificultad, pero los muchachos han asumido la responsabilidad y la tarea que se les ha dado en cada oportunidad, con mucha entrega, muchas ganas. Hemos tratado de buscar el lanzador que más fresco esté para que nos haga ese trabajo de abrir. Los entrenadores David, Karachi y Chongo hicieron una gran labor con esos muchachos, que son los que han llevado el peso del trabajo hasta el momento”.
En ese protagonismo joven sobresale José Isaías Grandales, máximo ganador del conjunto y entre los mejores del país en PCL. También Miguel Neira, con excelentes aperturas, y Carlos Michel Benavides, con buena labor como relevo. Así compensan las contribuciones de atletas como José Luis Braña, Fernando Betanzo y Yohannys Hernández. Una de las mayores garantías es contar con los dos mejores cerradores del país: Yankiel Mauris y Yanielkis Duardo, quienes entre ambos acumulan ocho triunfos y 14 salvamentos en los dos primeros tercios de la campaña.
Las excepciones han sido Alex Guerra y Ariel Zerquera, los dos principales abridores, sobre todo este último, que, de ser el mejor zurdo de la campaña pasada, acumulaba solo una victoria y seis reveses luego de más de la mitad de esta serie. “Siempre nos propusimos trabajar con seis abridores y en contadas ocasiones han respondido. Alex, prácticamente no ha pitcheado, pues estuvo en los Juegos del Alba y luego transitó por un fuerte ataque gripal y tampoco hemos querido apurarlo. Zerquera ha perdido un poco la confianza en él, por ejemplo, en Matanzas estaba lanzando tremendo juego, iba ganando tres carreras por cero, pero en un momento se desconcentró y empezó a dar bolas y bolas, se complicó con el octavo y el noveno bates y ya decidimos extraerlo, pero su potencia está bien, él se prepara, porque es responsable, pero a veces le falta seriedad ya que es joven, pero estoy seguro de que puede mejorar”, argumentó Freddy Mario.
Al torneo le quedan sus jornadas más tensas y difíciles, esas en las que un lance, una rotación y hasta la presión pueden decidir una plaza entre los ocho clasificados. Y, aunque el box ha sido la sorpresa agradable y no todo depende de esa área, la afición aspira a que de esta prueba salga con las mejores notas.
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