Además de su valor utilitario y hasta exportable, los artículos que nacen de las manos de los trabajadores del taller de discapacitados de Trinidad, perteneciente a la Empresa de Producciones Varias (Emprova), tienen el valor agregado de la nobleza: hombres y mujeres con diversos tipos de invalidez se saben útiles.
De los 420 000 pesos comprometidos en el plan de producción, la unidad alcanzó más de cuatro millones y superó el millón de pesos por concepto de ventas, cifras que la ubican entre las más destacadas del territorio, por lo que ratificó la categoría de vanguardia provincial en el 2022, de acuerdo con Yuniel Quezada Cartaya, jefe de atención a talleres especiales de la entidad espirituana.
Los 18 trabajadores del establecimiento trinitario elaboran diferentes surtidos, entre los que sobresalen sombreros finos, escobas y cepillos, abanicos y envases de cartón para diferentes usos. No obstante, la incursión en la fabricación de mantas de sombrillas playeras con destino a mercados europeos significó un gran salto productivo, pero a la vez un desafío.
Caridad Lira Michilena, administradora del taller por más de ocho años, comentó a Escambray que la nueva línea resultó muy beneficiosa en el orden económico al ser un fondo exportable. “Los trabajadores seleccionados recibieron una capacitación previa y eso permitió cumplir los pedidos de acuerdo con las normas de calidad. En el centro las labores se distribuyen siempre en dependencia de las posibilidades reales de cada uno, para que todos aporten al proceso productivo”, enfatizó.
Otro aspecto a su favor fue la estabilidad de la materia prima, lo mismo del papel que de las fibras de guano, coco y plátano, empleada en la fabricación, de manera artesanal, de pequeñas producciones variadas destinadas a oficinas, instalaciones gastronómicas, mercados industriales y hasta la decoración de playas españolas.
La propia Caridad agregó que toda la mercancía tiene muy buena aceptación y no envejece en los almacenes. Entre los propósitos de este taller, que asegura empleo a jóvenes egresados de la educación especial en el municipio y se ha convertido en hogar para algunos como Julio Vázquez, figura el de insertarse en la producción y comercialización de carbón vegetal, así como mantener sus líneas exportables.
En Sancti Spíritus laboran en estas dependencias más de 160 trabajadores con discapacidad física motora, auditiva, visual o mental, y su aporte sobrepasa con creces el valor económico, pues son expresión de la voluntad del Estado cubano que promueve este tipo de iniciativas en aras de su inclusión social y económica.
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