Cada 8 de diciembre el mundo vuelve la mirada a la ciudad que palpita entre el mar y la montaña, a la urbe pequeña y cosmopolita a la vez, orgullosa del linaje y la magia que conserva a pesar de sus siglos; o tal vez gracias a ellos.
Este viernes el Centro Histórico de la villa y su Valle de los Ingenios celebran el aniversario 35 de ser declarados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, a Ciencia y la Cultura (Unesco), Patrimonio Cultural de la Humanidad, el primero de los reconocimientos internacionales que atesora esta joya arquitectónica en el centro sur de Cuba.
Entre dos momentos relevantes transcurre la celebración este año: la realización del Festival de la Canchánchara, Tradición y Cultura, un evento para realzar las tradiciones de la urbe, y la presentación de la marca Trinidad de Cuba, Ciudad de Encuentros, con propuestas de logo, eslogan, campaña de marketing y otros elementos de la comunicación, que deberán posicionarse en sectores de la economía, la política, el gobierno, la cultura y la población para impulsar un modelo de gestión sostenible.
El programa incluyó, además, la realización de la primera Olimpiada del Patrimonio Trinitario, en la que participaron 12 estudiantes de escuelas primarias del territorio y devino feliz iniciativa que combinó el sano espíritu de competencia con el conocimiento de los valores históricos y culturales, imprescindible desde edades tempranas.
En el contexto de las actividades por el Día de las Ciudades Patrimoniales Cubanas —el 5 de diciembre— se desarrolló la competencia de conocimientos que indagó en temas vinculados con la arquitectura de la villa, las expresiones de la cultura inmaterial, además de acontecimientos históricos, personalidades y próceres de la independencia en la localidad.
Esta primera edición confirmó que el amor todo lo puede; el de los niños por su patria chica; el de los especialistas de la Oficina del Conservador de la Ciudad, que organizaron el evento y pensaron en todos los detalles; el de los padres por el apoyo a sus hijos y el de quienes, en representación de empresas estatales, negocios y proyectos culturales, aportaron para premiar el empeño de estas pequeñas campeonas.
Entre las propuestas destacan también la inauguración de una muestra del fotógrafo cubano Raúl Abreu, cuya obra ha estado estrechamente vinculada a la villa, y la entrega de los premios Excelencia a dos grandes de la cultura local, los trovadores José Ferrer, exintegrante del Dúo Escambray e Isabel Béquer, la Profunda.
A Trinidad le sobran motivos para festejar la declaratoria del 8 de diciembre de 1988 y los otros títulos igualmente significativos que llegaron años después. A las puertas de su cumpleaños 510 y del aniversario 65 del triunfo de la Revolución, es un tesoro sin igual en el mundo; una ciudad de brazos abiertos; una ciudad de encuentros.
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