De hijos ilustres se precia la ciudad de Trinidad. Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara es uno de ellos. Al tercer Historiador de esta urbe se le reconoce su virtud como investigador acucioso, además de su labor en la conservación y restauración del patrimonio de la villa.
Desde el Museo Romántico se resaltó su contribución y legado. Compañeros de trabajo, amigos y familiares recordaron la pasión por reconstruir el pasado. Esa incesante búsqueda de los detalles inconclusos sobre el origen de la localidad lo condujo al Archivo de Indias en Madrid, donde no pudo encontrar todas las respuestas.
Es Carlos Joaquín el padre fundador de esta institución emblemática y también colaboró en la investigación y organización de otras que contribuyen a la salvaguarda de la memoria histórica de la ciudad. Sobre el nacimiento del museo, sus compañeros más cercanos evocaron la obsesión por cada detalle en la concepción y montaje de las colecciones.
“Lo hizo de una manera empírica —expresó Carlos Enrique Sotolongo, especialista principal de esta institución—; pero, a la luz de las ciencias de la museología, Carlos anduvo muy cerca, como si hubiera contado con todas las herramientas teóricas que se conocen en Cuba y en el mundo.
“Tuvimos la dicha de trabajar con él, de escuchar sus sabios consejos y hasta de entender su amor no solo por las piezas exhibidas aquí, sino por todo el patrimonio que atesora Trinidad. Su obra es inspiración para todo el colectivo”, aseveró el también máster en Museología.
Con la complicidad de la música del trovador Félix Cintra y de María Victoria Rodríguez, una de las artistas nacionales invitadas a los festejos por la fundación de la urbe y la Semana de la Cultura, el espíritu de Carlos Joaquín se deleitó escuchando anécdotas de quienes forjaron sus propios recuerdos en torno a este hombre que tanto aportó en la labor de restauración y conservación del patrimonio de esta villa.
De lujo resultó la exposición que muestra objetos personales muy queridos, entre ellos su máquina de escribir, en la nacieron artículos de gran valor histórico, a los que se necesita recurrir siempre. A la vista de los presentes uno de los trabajos más interesantes, La villa india de Trinidad en el siglo XVI, publicado en la revista de la Biblioteca Nacional José Martí, en la edición mayo-agosto de 1977 y que remite a la historia de esos primeros tiempos fundacionales, tan atrás y tan inexplorados aún por los investigadores.
“La muestra se enriquece con documentos y fotografías personales facilitados por su hija, a la cual le agradezco la colaboración para conocer al historiador, al hombre, al padre, al abuelo, al amigo”, declaró el destacado museólogo durante el homenaje a este hijo pródigo, quien falleció el 2 de marzo del 2009.
Como cierre de la velada, quedó inaugurada la muestra del mes, dedicada a finísimas vajillas utilizadas por familias adineradas que forjaron sus fortunas en la tercera villa cubana e incluidas en las colecciones a buen resguardo en el otrora Palacio Brunet. Tarde memorable dedicada al también promotor de la Semana de la Cultura Trinitaria, festividad que celebra este enero sus 50 años anclada al goce espiritual de los habitantes de una urbe donde la creatividad de los artistas debe andar en plena armonía con su riqueza arquitectónica y urbanística. Loable aspiración para los organizadores y para el público.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.