La segunda etapa de la intervención de la calle Independencia en el barrio de las Tres Cruces de la ciudad de Trinidad, como resultado de la colaboración internacional, rebasa un propósito meramente constructivo y se revierte en beneficios espirituales para los vecinos que residen en esa área urbana.
Al proyecto del plan de manejo de residuos en el Centro Histórico de la tercera villa cubana, fruto de la cooperación entre la Oficina del Conservador de Trinidad y Arquitectura sin Fronteras de la demarcación de Andalucía, España, le vino como anillo al dedo la propuesta de Mirén Ormaechea, la responsable del grupo de Cuba de esta Organización No gubernamental (ONG) que mantiene lazos con la isla desde finales de los años 90.
“Nos llevó a pensar y a establecer un vínculo entre la arquitectura y el patrimonio inmaterial que es tan rico en esta ciudad, sobre todo en las manualidades, pero a partir del empleo de productos de desecho y que sirviera como una de las actividades de sensibilización,” comenta.
Así nació el primer Taller de artesanía reciclable Construye tu casa, un espacio creativo en el que algunas de las mujeres residentes en la popular barriada confeccionaron postales donde recrearon fachadas y pequeños detalles arquitectónicos de sus propias viviendas decoradas con retazos de tela, cartón, papel periódico y otros elementos recuperados.
Carmen López Torrecilla, miembro también de esta ONG, no oculta su entusiasmo: “Queremos poner en valor de uso materiales reciclables, que los participantes se sientan parte del proyecto y no simples espectadores. Además, estos objetos tienen un valor añadido y pueden hasta comercializarse como un detalle exclusivo de Trinidad”.
Una pequeña representación de Arquitectura sin fronteras acompaña a especialistas y técnicos locales en este segundo momento de intervención que prevé acciones en 28 viviendas de la última cuadra de la calle para concluir la reanimación de todo el barrio, así como la puesta en marcha del plan de manejo de los desechos sólidos en el área patrimonial de la ciudad.
“El núcleo duro del proyecto —sostiene Mirén— se enfoca en la gestión eficiente de los residuos urbanos en esta zona. Para ello se va a dotar a la Oficina del Conservador de medios de transporte y materiales en función de la recogida selectiva de la basura. Se escogió esta calle como experiencia piloto, pero vamos a abarcar todo el Centro Histórico”.
La iniciativa incluye asimismo la reanimación de la conocida Plaza de los dos cañones, un espacio casi olvidado, y que renacerá a partir de diseños novedosos, la utilización de técnicas constructivas tradicionales y la participación de artistas trinitarios.
Como parte de la idea se suman estudiantes de primer y segundo grados de la escuela primaria Pepito Tey para trabajar desde un enfoque educativo aspectos relacionados con la clasificación de los desechos que se generan en los hogares, al tiempo que sensibilizará a las familias de la necesidad de depositar la basura en el lugar indicado.
“Tenemos un sueño, lograr una ciudad limpia y estamos dando los primeros pasos”, manifestó Odalys Rodríguez, jefa del departamento de Relaciones Internacionales de la Oficina, quien resalta otros aciertos que van más allá de la mejora de las condiciones de habitabilidad y logran empoderar a los vecinos. “El 53 por ciento de los residentes de la calle Independencia son mujeres, amas de casa, algunas con situaciones de vulnerabilidad; pero han aprendido un oficio y pueden asegurar incluso sus propios ingresos”, concluye.
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