A Lil Laura Castillo, joven de sonrisa amplia hasta cuando la vida parece que la asfixia, se le ve siempre de un lado a otro. Por lo general, la acompaña el traje de anchas listas y peluca ensortijada de Lily Alelí, su personaje insigne. Ese que nació espectáculo tras espectáculo, de la mano de un gigante de la escena espirituana: Tato Zapato. Y junto a la carismática niña de nariz roja están también las responsabilidades para con una membresía que en dos ocasiones la ha elegido como presidenta de la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
A ella llegó en el 2018. Justo en el mismo año que asumió su vicepresidencia y, poco a poco, se robó el cariño de quienes reconocieron su carácter y entrega. A Lil Laura lo mismo se le ve tierra adentro con el teatro sobre las espaldas durante las cruzadas, que sobre el escenario de Teatro Garabato, en una lectura de poesía o en un centro de aislamiento como voluntaria durante los días más fuertes de la covid.
“Estar en la dirección de la filial, primero como vicepresidenta y luego como presidenta, ha sido una experiencia que me ha hecho madurar y aprender a ponerme en los zapatos de los otros artistas. Duele muchísimo cuando no se recibe todo el apoyo a la hora de hacer un evento o cuando un creador es incomprendido.
“Hoy podemos decir con orgullo que logramos que Dador Teatro, en Trinidad, tenga su sede, y la Casa del Joven Creador, en Sancti Spíritus, haya cambiado su imagen y confort. Además, pudimos realizar el proceso de profesionalización a varios teatristas jóvenes”.
Bien sabe de librar batallas y escuchar a los artistas con necesidades y muchas aspiraciones. En este 2023 condujo el proceso espirituano previo al IV Congreso de la AHS, previsto a realizarse próximamente.
“Ha sido un período de mucho quehacer. Nuestra membresía, reducida en número, intenta estar presente en todas las acciones, así como fomentar el interés entre los jóvenes creadores que aún no la integran para que sientan interés por acercarse a nosotros. Por eso, hemos reforzado la programación en nuestra Casa como espacio para que se sumen propuestas con calidad y de interés. Pero, aún no logramos ni gran presencia de públicos ni aumentar el número de afiliados”.
Como ella, Liset López Francisco, socióloga y quien lideró primero la sección de Crítica e investigación y luego fungió como vicepresidenta, descubrió la AHS por dentro en el 2018, tras su regreso de la República Bolivariana de Venezuela, donde cumplió misión.
“Empecé a trabajar en la Dirección Provincial de Joven Club y pensé cómo hacer para mantener mis vínculos con el sector cultural. Ahí fue cuando apareció en mi horizonte la organización. Siempre digo que llegó en el momento exacto”.
Su pasión por el estudio propició la creación del grupo de WhatsApp Comunidad científica, jóvenes investigadores con la presencia de residentes en todo el país y cubanos anclados en el exterior por cursar estudios en otras naciones.
“En el 2019, la AHS retoma el evento Pensamos Cuba con la asistencia de todos los jefes de sección del país y coordinadores de espacios de debates y crítica. Al llegar a Sancti Spíritus pensamos cómo hacer para visibilizar nuestros resultados. Hicimos el espacio teórico del Evento de Arte Callejero Lunas de Invierno, el más importante de nuestra filial. Pero llegó la covid y nos movimos al escenario digital. En nuestro grupo logramos que mensualmente se impartiera una acción de superación, gracias a profesores de importantes nichos académicos como el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, y la Universidad de La Habana y la Marta Abreu de Las Villas.
“Entre las inquietudes detectadas en ese grupo están las escasas vías para publicar investigaciones. Entonces, presentamos la convocatoria del libro Pienso, luego investigo, una experiencia de jóvenes cubanos. Para nuestra alegría, la editorial Aldabó, de la AHS en Matanzas, asumió el reto de sacarlo a la luz. Debe ser en el propio IV Congreso que se presente. Incluso, nos comentaron que esa editorial pretende crear una colección con el mismo nombre del texto como espacio de publicación para jóvenes investigadores menores de 35 años”.
Tanto Lil como Liset fueron elegidas en la provincia para asistir al cónclave. La escritora Dayana Margarita Pomares y la música Lizandra Cabrera Esquijarrosa, de Jatibonico, también integran la lista de artistas que recibieron el mayor número de votos como representantes de la membresía espirituana a la gran cita.
“El congreso tiene que convertirse en espacio de un análisis crítico y pensar cómo sumar en mayor medida a la juventud creadora a nuestra organización, siempre que el contenido de sus propuestas tenga calidad”, reconoció la autora del libro Oscuro recuerdo de un blues.
Cabrera Esquijarrosa sabe bien lo que es tropezar de frente con molinos de viento. Ser mujer y defensora del rock ha tenido su precio. Mas, la AHS ha sido uno de los sostenes más sólidos para impulsar su carrera.
“Las mujeres que incursionamos en el rock siempre lo hemos tenido más difícil. Existe una idea colectiva de que es una música varonil. Poco a poco hemos desmontado eso, aunque no niego que ha sido complicado. Por suerte, la AHS ha estado ahí como respaldo para apoyar a quienes chocan con obstáculos para profesionalizarse.
“Es una organización muy funcional, con un sistema de becas único para impulsar la creación. En ella encontré personas con muchos valores en lo personal y en lo artístico. Por eso, me cuesta desprenderme. Que pierda sus esencias sería una gran derrota. La AHS tiene que aspirar a ser cada día más joven, renovada y siempre apoyar lo mejor del arte en Cuba”.
Son esos algunos de los retos que llama a la unidad la AHS en este su cumpleaños 37, justo por celebrarse en un complejo contexto donde no se permite poner de rodillas a la cultura. “Cuba se está pensando y como AHS nos toca revisarnos sobre todo si realmente queremos probar que somos la joven vanguardia artística —insiste Liset López Francisco—. Hay que mirar con lupa a las nuevas formas de gestión económica para no seguir siendo totalmente presupuestados, sin traicionar las esencias de la organización. Tenemos que ser consecuentes en cada una de nuestras acciones para que nuestra AHS no pierda legitimidad”.
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