Solo queda un cuadro colgando de la pared donde están los cuatro, felices: ella, su esposo y los dos hijos; pero los años le han teñido la vida más oscura que el blanquinegro de la fotografía. En la sala y en toda la casa está ella a solas con los recuerdos. Y pesan tanto como los 78 años de vida que carga con más penas que glorias.
La de Estela no es una soledad singular. Habita a muchos adultos mayores hoy día en Sancti Spíritus y en Cuba toda. A medida que la familia va creciendo en edad, van disminuyendo, a veces, las atenciones para con los progenitores. La realización profesional de los hijos, la construcción de su propia familia —esposa (o), hijos, nietos…—, la independencia social y económica de los vástagos, la emigración… han ido horadando la vida de los más viejos.
Tanto que las estadísticas son tan abrumadoras como la realidad que describo. Justo en abril del 2022, según referenciaba Cubadebate, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) de la isla publicaba en su cuenta en Twitter que aproximadamente el 17. 4 por ciento de las personas adultas mayores vivían solas y que se esperaba una reducción del tamaño promedio de los hogares cubanos.
En datos el MTSS lo ilustraba así: en el 2015 el tamaño promedio de los hogares era de 2.91 y para el 2030 se prevé que descienda hasta 2.72, de acuerdo con un análisis del Centro de Estudios de Población y Desarrollo, de la Oficina Nacional de Estadística e Información.
Un año después de tal información, aunque la cantidad de ancianos que viven solos no se encuentre publicada hasta la fecha, seguramente las cifras han ido creciendo tanto o más que los mayores de 60 años en Cuba. Basta auscultar en cada cuadra, en cada longevo que vive en uno de los Hogares de Ancianos que existen en esta o en otra provincia, en cada historia que se cobija por el día en las casas de abuelos, en las manos arrugadas que se extienden para alcanzar las raciones en los establecimientos del Sistema de Atención a las Familias… Y duelen mucho más de lo que se ven.
Habría que saber para sentirlo que, al cierre del 2022, la población cubana de 60 años y más representó alrededor de un 21. 6 por ciento, lo que la hizo consolidarse como el único grupo poblacional que crece en el país con casi 2. 4 millones de personas en estas edades.
Y Sancti Spíritus sigue figurando entre los territorios más envejecidos de la nación. De acuerdo con el informe de balance presentado por la Dirección Provincial de Salud el 21.8 por ciento de la población espirituana tiene 60 años y más, lo que significa que los coterráneos en ese grupo etario superan las 100 300 personas. A ello se añade, según la propia fuente, que también se incrementaron los espirituanos con 75 años y más: hoy la cifra se halla por encima de los 33 300 ciudadanos.
Y tal panorama es una preocupación de todos no solo aquí sino en Cuba entera: desde las familias —en su mayoría—, las autoridades sanitarias hasta el Estado. Tanto es así que el pasado 17 de febrero, durante una reunión del Buró Político del Partido, presidida por el primer ministro Manuel Marrero Cruz, se informaba que este año para atender la dinámica demográfica cubana se ha destinado un presupuesto de 2 113 millones de pesos que servirán para respaldar acciones contra el envejecimiento acelerado.
Con tal monto los gobiernos locales, indicaba Marrero Cruz, deberán dar prioridad al decrecimiento de la población en edad laboral y de la población económicamente activa, al aumento de la urbanización (a pesar de que decrezca la población urbana) y al promedio de personas por hogar.
Se insistía en destinar más recursos para la construcción y mantenimiento de círculos infantiles, hogares de ancianos, hogares maternos y casas de abuelos, la construcción de viviendas para madres con tres hijos o más, así como necesidades habitacionales.
Ha sido un desvelo gubernamental el de aliviar un poco la vida de quienes peinan canas; mas, las estrategias que se piensan no siempre se materializan cabalmente ni alcanzan a todos.
Se han ido certificando los hogares de ancianos —que no ha sido más que mejorar las condiciones estructurales y de vida de esas instituciones—, tanto que de ocho instalaciones de este tipo con que cuenta la provincia, cinco disponen de tal certificación; se han ido ampliando, en la medida de lo posible, las plazas en las casas de abuelos, que suman nueve en la provincia con 290 capacidades en total; se ha examinado a los más de 90 centenarios que viven en Sancti Spíritus…; pero hay remedios que no siempre curan todos los dolores.
En las condiciones actuales de la sociedad cubana sobre la tercera edad se resienten aún más las consecuencias de la crisis económica y social que afrontamos. Quienes un día mantuvieron a sus hijos se hacen ahora monetariamente dependientes de ellos —que no siempre pueden cubrir, salario por medio, las necesidades básicas de los padres—, porque aun cuando de a poco se han ido incrementando, por ejemplo, las pensiones, ningún monto resulta suficiente para costearse la vida diaria.
En los adultos mayores está también la carga pesada de la salud, pues son los que, por lo general, más enfermedades crónicas padecen y a quienes les rondan, con mayor frecuencia, la depresión debido a las circunstancias en las que deben llevar su existencia.
Deben resignarse a vivir en hogares unipersonales o integrados por parejas ancianas, a vivir alejados de hijos u otros familiares, a no siempre recibir todo lo que una vez entregaron.
Recientemente el Primer Secretario del Partido y Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, analizaba con expertos y científicos la dinámica poblacional y se refería al envejecimiento de la población como un asunto del presente y del futuro. Reflexionaba el mandatario de poner la ciencia y la innovación en función de la vejez y de tal intercambio trascendía la existencia de un kit de evaluación de geriatría y gerontología, producido por la empresa Combiomed Tecnología Médica Digital, de BioCubaFarma, el cual se pondrá a disposición del Sistema Nacional de Salud para atender a las personas mayores.
Y ello evidencia que la mira se ha puesto, también, hacia uno de los temas no menos desafiantes que los demás y que nos ronda hoy: el envejecimiento. Pero las soluciones para hacer más llevadera la tercera edad no pueden ir encaneciendo en gavetas, en burós, en oficinas… Urge intentar sanar también los pliegues del alma y esa imagen arrugada que a veces se asoma en no pocas cuadras, como para recordarnos la deuda que tenemos con los adultos que de jóvenes nos trajeron al mundo. A la vejez no le deberían caer encima tantos años de soledad.
Es una realidad muy triste ,pero al parecer tenemos lo que nos merecemos.
El Yayabo se quedará sin población económicamente activa.
Es dura la vejez viendo cómo los precios de los alimentos no están al alcance de nuestras chequera,ejemplo de ello:
Una flauta de pan de 200 g______60 cup
Un litro de aceite en una mipyne__ 900 cup
Una libra de arroz( si la encuentra)__200 cup
Un libra de frijoles( si la encuentra)__180 cup
Una libra de boniato _________________45cup
Solo he puesto algunos productos,como verán no he puesto los cárnico,ni los lácteos que a todos los viejos nos hace falta.
¿ Que piensan hacer los gobiernos locales para revertir esta situación?¿ Por qué no se venden esto productos a las personas de la tercera edad a precios subsidiados por el.presupuesto de los gobiernos locales proveniente del dinero recaudado por los impuestos?
Amigo ya el.boniato se esfuerza en todas partes por superar la batrera de los 60 pesos a la vistade todos. Vejez en soledad y desnutrida
Resulta una vergüenza qué, después de dar toda una vida de trabajo y esfuerzo esos jubilados, dentro de los que en unos años estaré yo estén viviendo una pobreza extrema, con unas jubilaciones míseras.
Por eso la juventud se va, por eso dentro de tantas cosas deciden emigrar pues no hay ni habrá futuro.
Fíjense en los turistas que corren nuestras calles.
Son jubilados señores, jubilados todos!
Esa es la vida, se trabaja para después tener un merecido descanso , todo lo contrario de aquí, donde te vas a casa prácticamente a morirte.
Saludos