Cual guajirito sacado de una historia de Onelio Jorge Cardoso, aquel niño que no sobrepasa los 10 años de edad, ni levanta dos cuartas del suelo, se abrió camino entre la multitud y pidió su turno entre los oradores para increpar a Naima Ariatne Trujillo Barreto, candidata a diputada al Parlamento cubano por el municipio de Jatibonico.
De poco valieron los regaños de los campesinos presentes y el “muchacho, cará’, no sea fresco”, con el cual trataban de cortarle el paso. Alzó la voz por encima del auditorio, miró directo a la también rectora de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez y preguntó: “¿Y ustedes cuándo vuelven?
La anécdota forma parte de las vivencias de una mujer cubana que asume hoy tantas responsabilidades que bien pudiera compararse con Atlas, en aquello de soportar el peso del mundo sobre sus hombros.
“La experiencia de los recorridos ha sido extraordinaria y ese vínculo con la población, que siempre es muy retador, me ha llevado a intercambiar con cientos de personas que hoy viven en comunidades aisladas, en centros laborales y también con personas de la ciudadanía”, confiesa y acepta el diálogo con Escambray.
Al decir de Naima, se trata de un acercamiento muy particular que muestra cómo piensa y vive la gente, su mirada del proceso eleccionario, sus problemas y prioridades.
“En Jatibonico, hemos tenido una acogida muy afectuosa y en todos los lugares donde hemos estado la gente se vincula a nosotros con una humildad tremenda y agradecen la presencia nuestra, cuando es al revés, somos nosotros quienes agradecemos que el pueblo se sume a estos recorridos”.
Como parte de esa dinámica, surgen prioridades y temas para debatir mientras los candidatos del pueblo intercambian con niños, jóvenes y ancianos; mientras comparten su vida cotidiana y conocen de sus preocupaciones, de sus matices y múltiples formas de pensamiento.
“Adquirimos una mirada y un sentido de interpretación de la realidad que es distinto para cada lugar a donde vamos. No lo dudes: cada intercambio hoy con el pueblo es un reto; de hecho, no tienes idea, cuando llegas a un lugar, ni de lo que te van a preguntar, ni lo que les preocupa como individuos o como colectividad”.
Para esta doctora en Ciencias, las personas quieren verse representadas: “Todos esperan que la presencia nuestra en su barrio, o en su comunidad, o en su centro de trabajo, sea sistemática y nos convocan a que no perdamos el contacto con el pueblo”.
¿Cómo explicar las razones que inciden en la escasez de alimentos y medicinas; así como en la inestabilidad de los servicios básicos, cuando a muchos solo les interesa emigrar?
“Pero ahí está lo rico e interesante de este intercambio, porque puedes conversar con todos y te aseguro que, a pesar de tantas limitaciones y carencias, la inmensa mayoría del pueblo defiende el modelo social que elegimos y entiende la importancia del voto unido.
“Nadie puede hoy comprometer una solución inmediata a los problemas si no es con la participación de todos, con la unión de todos, y estoy segura de que esta llegará de manera gradual”.
“Hoy hay una comprensión del pueblo de la necesidad de preservar y perfeccionar nuestro modelo económico, político y social.
“Hay carencias y necesidades y lo escuchamos en cada uno de los lugares a donde llegamos porque la gente nos habla de los precios y de la inflación, de la falta de agua y de la falta de pan, pero también escuchamos el sí por la Revolución al concluir cada debate”.
Naima sonríe con la convicción de quien se sabe parte del pueblo y no una hacedora divina de milagros. Cuenta que, en una determinada cooperativa, un señor —que jamás se ha perdido una de las sesiones de la Asamblea Nacional— la comparó con la Rectora de la Universidad de La Habana y le “ordenó” que asumiera ella el mismo rol activo de su colega durante los debates del único órgano con potestad constituyente y legislativa de la nación.
“Otros me preguntan por qué soy candidata a diputada por Jatibonico cuando yo soy de otro territorio, pero a todos les explico con humildad porque el debate con el pueblo no se puede matar, sino enriquecer. Y sí, nos hacen las preguntas que tú, periodista, calificas de incómodas, pero que son muy necesarias y que tienen que ser formuladas en orden de ser respondidas”.
Peor es, apunta, que la persona se quede con la duda ante el temor de lanzar su interrogante. Es muy saludable que la gente pregunte y que se debata sobre la agenda pública de la cual necesitan escuchar. “Lo que más uno debe dialogar con el pueblo es su compromiso y esfuerzo para resolver los problemas del barrio o de la comunidad. Para mí ya es esta una muy honrosa condición que me conducirá a esfuerzos mayores.
“Siempre pienso en los miles y miles de cubanos que reúnen los requisitos para ocupar una silla en el Parlamento y eso me llena de satisfacción porque habla de la cultura y preparación de este pueblo heroico”.
A sus 46 años de edad, Naima Ariatne Trujillo Barreto entiende que la sensibilidad, la humildad y la capacidad de ponerse en la piel de cada persona es fundamental si de entender al pueblo se trata. “La condición de educador te da un sentido humano, muy excepcional yo diría, además de ofrecerte las herramientas para acercarte más a las personas y estudiar su entorno, diagnosticarlas y comprender su psicología, en especial la de los jóvenes, porque la concepción pedagógica tiene en Cuba una concepción humanista”.
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