Llegó a la telenovela El derecho de soñar a través de un casting donde se sometieron aproximadamente a tres pruebas un par de parejas: Ray Cruz y Clarita García, Yaité Ruiz y Frank Andrés Mora. El resultado lo disfrutamos cada noche de lunes, miércoles y viernes, cuando María Luisa y Pascual nos dan lecciones entrañables sobre los afectos.
Con Yaité, una talentosa actriz que nada de las tablas a la pequeña pantalla como pez en el agua, conversamos sobre su interpretación de «Muñeca».
—¿Cómo te preparaste para asumir una caracterización tan compleja?
—Desde el casting, debíamos llevar una propuesta física y psicológica de los personajes, entonces estuve visitando a una muchacha con discapacidad intelectual moderada, que era la característica de María Luisa, y tomé algunos rasgos físicos que tiene ella, más un poco de mis hijos también a la hora de hacer perreta, a la hora de jugar, y además, algunas características motoras de Yanelis, una compañera que teníamos en el ISA. Luego, ya obteniendo el papel, profundicé en la parte psicológica con la ayuda del Dr. Vera, un neurólogo muy importante de nuestro país, que nos dio más especificidades sobre este nivel de discapacidad, las características que podían tener; entonces, digamos que ya se pulió más psicológica y físicamente María Luisa, con ayuda de este doctor.
—¿Quién es María Luisa, según Yaité? ¿Cómo la presentarías?
—María Luisa es una persona en situación de discapacidad intelectual de moderada a severa, que ha logrado independizarse con la ayuda, la educación y la estimulación de su madre, por tanto, puede vivir perfectamente sola con su compañero; por supuesto, con la supervisión de su mamá, quien vive cerca de ella. María Luisa es una persona que me enseñó a mirarlo todo desde el amor, todo y a todos. Me enseñó a regresar a mi ingenuidad de niña, pues, aunque no es una niña, siempre ve la parte buena de la gente; su pensamiento básico y superficial es una ventaja, en el sentido de que ella no ve maldad en las personas ni en las situaciones.
«María Luisa me enseñó también a vivir en el presente, no tanto teniendo un objetivo o una meta futura. Ella vive el día y está cien por ciento en su presente, desde el amor. María Luisa es alguien que, por su discapacidad, es rechazada, subestimada por la sociedad y, tanto ella como su esposo, Pascual, demuestran que estas personas tienen un espacio en la sociedad y merecen la inclusión total. Siempre uso la palabra inclusión porque es la más conocida para nuestro público, pero lo digo con todas las letras en el sentido de que tenemos que pensar en estas personas también como parte de nuestra sociedad, con todos sus derechos y, aunque algunos tengan un grado de discapacidad severo o profundo y estén más limitados, digamos profesionalmente, sí tenemos que pensar cómo podemos servirles para que su vida tenga un mayor sentido en pos de su desarrollo emocional y espiritual».
—Cuando ves el resultado en pantalla, ¿te sientes satisfecha?
—Generalmente, suelo ser muy exigente con mi resultado en pantalla. Hay algunas escenas en las que todavía no tenía bien agarrado el personaje y no estoy muy conforme, pero, en sentido general, yo creo que la idea está clara y estoy contenta. Estoy contenta también con la reacción del público y con el mensaje que estoy dando sobre estas personas en situación de discapacidad y su derecho de cohabitar como todos. En sentido general, estoy contenta.
—Hay una relación hermosa entre Pipo y Muñeca. ¿Cómo funcionó esa química entre los actores?
—Cuando nosotros nos presentamos en el casting, nos conocíamos, pero no profesionalmente, y fue poco a poco, en las pruebas, conversando sobre los personajes, que llegamos a establecer este tipo de relación, pero la química entre Frank y yo siempre estuvo. Frank, además de ser un excelentísimo profesional, es un actor muy gentil, en el sentido de que siempre establece un contacto visual, escucha a la otra persona, de ahí que la primera vez que teníamos que presentar el personaje, cada uno se metió en un lugar diferente, y ya salimos con los personajes. A mí me preocupaba porque no lo conocía; en una improvisación y en los casting es complicado establecer esa relación con personas que no se conocen profesionalmente, entonces, para no salir del personaje, lo miré a los ojos y le dije: «yo contigo y tú conmigo», desde el casting. Era algo que quería decirle Yaité a Frank, pero se lo dije desde María Luisa, y era justamente eso, que nos mantuviéramos conectados, comunicados.
«Resulta que la frase al final se quedó con los personajes y es de las más conocidas que tienen, ahora mismo nos identifican con esa frase. Para mí, ya una vez que surgió esta química, fue muy sencillo que fluyera el trabajo. Como todo, tuvimos algunas ideas diferentes, pero creo que supimos llevar bien esta relación y hacerla creíble, o sea, la gente no concibe un personaje sin el otro, y eso, de verdad, me llena de satisfacción».
—¿Qué te ha dejado este personaje como actriz y como ser humano?
—Este personaje me ha dejado un mensaje de alegría, de vida, de crecimiento profesional y, además, me ha dejado un proyecto que pretendo llevar a cabo en pos de la inclusión de las personas en situación de discapacidad intelectual, que es toda una labor social, no porque la haga yo, sino porque uno como actor siempre tiene que dejar un mensaje en el público.
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