Yoandy, el joven que vuela sobre su cabalgadura (+fotos)

Cada tarde, tras concluir su jornada laboral, comienza para Yoandy González Becerra, el acróbata de rodeo del equipo de Sancti Spíritus, una nueva etapa de entrenamientos, nada fácil, pero con mucho empeño y a fuerza de voluntad, poco a poco logra mejores resultados, incorpora nuevos números y muestra más dominio del animal. Lo cierto es que para Yoandy González Becerra, el acróbata de rodeo del equipo de Sancti Spíritus, la sistematicidad con que realiza los ejercicios resulta determinante en el desarrollo de su carrera, la misma que inició de manera autodidacta, y a la vuelta de un año lo sitúa en la cima del rodeo cubano.

Varias pistas en la isla han sido testigos del desempeño y crecimiento de este atleta, que un día decidió subirse a su yegua para iniciarse en la acrobacia, una de las modalidades más bellas, pero difíciles del rodeo, y hoy siente orgullo de figurar entre los mejores vaqueros de la isla.

¿Cómo asume la preparación?

“De lunes a viernes practico en la pista de rodeo del Parque de Ferias Delio Luna Echemendía, de Sancti Spíritus, el entrenamiento lo dosifico, hay días en que es solo para la yegua, a la que le debo gran parte de mis logros, porque sin ella no podría realizar los ejercicios con la precisión y limpieza requeridas, pero en otros momentos desarrollo mi preparación individual.

“El mejor horario para ejercitar es el de la tarde, cuando el sol es menos intenso, eso evita que el animal se agote y, por tanto, aprende mejor, recuerda que cada número sobre la bestia se logra por reiteración, cual si fuera una doma, solo así asimila y obedece ante las diversas señales”.

¿Puede mencionar algunos de los números que incorpora a sus presentaciones?

“Yo hago muchos, pero todo está en dependencia de la práctica con la cabalgadura, por suerte con Lluvia, así se llama mi yegua, he logrado familiarizarme mucho, claro que en eso va incluido el cuidado, la alimentación, el baño después de cada sesión y hasta el cariño que uno le ofrece.

“Hay números como los parados de cabeza, el zigzagueo, el salto al cuello del animal, la flecha y el pica y laza con estribo, entre otros, que los hago con mucha seguridad y destreza, pero te repito, la práctica diaria y el entrenamiento físico son la clave de todo, a la que se suma la química que uno logra con el animal en la medida que se completa la doma”.

¿A qué se dedica laboralmente Yoandy?

“Soy trabajador de la Unidad de Flora y Fauna de Arroyo Blanco, pero me desempeño en el área de Equinoterapia que está ubicada dentro de la Feria de Sancti Spíritus.

“Ahí tengo otro caballo que es el que se utiliza para el entrenamiento de los niños con problemas de salud, es un animal maestro, como se le dice, por su comportamiento manso, el cual se emplea en los tratamientos con ejercicios con estos pequeños.

“Aunque mi labor es más integral, además de mantener limpia el área, atiendo la alimentación de las bestias y todo lo que se relaciona con esta actividad.

Estuvo en la primera etapa de la competencia Triangular del Rodeo, con sede en Jicotea. ¿Qué le aporta ese evento?

“Las competencias triangulares son, como se dice, la feria del vaquero, porque es en ellas donde todo se mide, desde la habilidad y destreza del atleta, hasta los resultados que te llevan a formar parte de un ranking nacional o te dan la posibilidad de ser elegido para otro evento. En el caso del de Jicotea, donde competimos los vaqueros de Sancti Spíritus, Villa Clara y Ciego de Ávila, quedó pospuesta debido a las lluvias que impidieron su culminación, pero en el mes de octubre se retomará, en ese mismo lugar, entonces se sabrá qué equipo asistirá a la competencia semifinal del rodeo cubano”.

Con la camisa pegada al cuerpo por el sudor, el joven acróbata se acomoda sobre su cabalgadura. Casi entre dos luces, la pista de rodeo de Sancti Spíritus todavía se presenta inmensa; una última vuelta a todo galope y descolgado de la montura le indican que el número está casi listo, se detienen en el mismo punto por donde inició la carrera, acaricia la cara de Lluvia, su compañera en estas lides, en señal de complacencia. Luego baja imaginando que el graderío está lleno de público y que lo aplauden por su desempeño, entonces retira la máscara de la cara del animal y sale a desensillarlo, bañarlo y alimentarlo, porque mañana le espera otra faena de duros entrenamientos.